Dos mundos paralelos se viven en la actualidad en las inmediaciones donde se desarrolla cada domingo el Mercado de “Las Pulgas”, ubicado en el kilómetro 12 dela Avenida Independencia esquina Luperón, en Santo Domingo Oeste.

Y es que por un lado se encuentran los vendedores que mantienen su resistencia a que los trasladen a un solar propiedad de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), en la Autopista 6 de Noviembre por disposición del alcalde José Andújar y por otro, están los habitantes de la zona que se oponen a que este continúe en ese lugar porque alegan que los domingos no tienen paz ni tranquilidad por la “suciedad, arrabalización y delincuencia” que impera en la zona.

En medio de forcejeos, bombazos y pedradas, los vendedores de La Pulga se enfrentaron en horas de la mañana de ayer con agentes de la Policía Nacional que les impedían a los comerciantes apostarse en el lugar para levantar las carpas en las que venden sus mercancías.

Por la situación, varias personas fueron arrestadas y llevadas a diferentes destacamentos de la zona por desacato a la autoridad, ya que las diversas avenidas que conectan al mercado se encontraban cerradas para impedirles el paso y los llamados “pulgueros” intentaron violar la orden.

“Yo soy la que cubro los estudios de mis hijos, de mi familia y mira donde me tienen. ¡Miren mis condiciones, miren cómo me tienen, dentro de una guagua! Esto es Andújar que está haciendo esto. Esto es un abuso. Estábamos parados y ellos nos llevan presos. No estamos haciendo disturbios, no estamos haciendo nada. Yo soy pulguera, yo soy de aquí. Yo tengo veinte años trabajando en la Pulga, que no son dos días. Yo soy pulguera de los primeros cuando estábamos en el Mercado Nuevo, que después nos metieron en un play y de ahí nos trasladaron aquí”, gritaba Leonora Guzmán, una vendedora del mercado que fue apresada por los policías.

Mientras todo esto se desarrollaba, con pancartas en manos y con la consigna “No Queremos Pulgas”, dirigentes de la Junta de Vecinos del kilómetro 12 de Haina protestaban en las inmediaciones del mercado opuestos a que los comerciantes regresen allí.

“Queremos un día de descanso, un fin de semana tranquilo, un domingo de descanso. Aquí vivimos en un caos; uno no sale de su casa los domingos por temor a los ladrones y atracadores, metiéndose en las casas, es un desastre, manifestó Carlos Manuel Leonardo, habitante de la zona.

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