Jesse Bloom
Jesse Bloom

Un prestigioso científico estadounidense ha provocado un pequeño terremoto en la investigación del origen de la pandemia.

El bioquímico Jesse Bloom —del Centro de Investigación Fred Hutchinson, en Seattle— se percató de que algunas secuencias genómicas de los primeros casos de covid en la ciudad china de Wuhan habían desaparecido de una base de datos internacional.

En un trabajo detectivesco, deduciendo el nombre de los archivos, Bloom logró recuperar la información borrada, gracias a que también se había subido a la plataforma Google Cloud.

 “Parece probable que las secuencias se eliminaran para ocultar su existencia”, afirma el investigador en un borrador de sus conclusiones publicado este martes.

Su investigación, controvertida y pendiente de revisión por otros científicos, destaca tres mutaciones presentes en los coronavirus del mercado, pero ausentes en las secuencias rescatadas ahora y en los virus de murciélago emparentados con el SARS-CoV-2.
Algunos especialistas creen que esta nueva información es clave.
El genetista Rasmus Nielsen, de la Universidad de California en Berkeley (EE UU), ha afirmado en sus redes sociales que “estos son los datos más importantes sobre el origen de la covid en más de un año”.

Qué dicen los expertos

Otros expertos, como el genetista Fernando González Candelas, son mucho más escépticos. “Hace mucho ruido con poca paja real, todo para concluir que la pandemia no empezó en el mercado de Wuhan, lo que ya se sabía, y que el virus circulaba antes de lo que se ha dicho, como ocurre siempre en una nueva epidemia”, opina.

 “Lo de borrar secuencias de una base de datos no es lo habitual, pero habrá que ver por qué se ha hecho. Puestos a especular, es una buena arma para cualquier teoría conspirativa”, añade.

Los archivos fueron suprimidos de la base de datos SRA, perteneciente a los Institutos Nacionales de la Salud de EE UU.

El organismo, una agencia gubernamental, ha explicado este miércoles en un comunicado que borró las secuencias en junio de 2020 a petición de un investigador chino que tenía los derechos sobre ellas.

El científico indicó que la información se había actualizado, que la quería enviar a otra base de datos y que deseaba eliminar la primera versión para evitar confusiones.

Las indagaciones de Bloom apuntan a que las muestras de aquellos pacientes de covid fueron recogidas por el farmacéutico chino Aisi Fu en el Hospital Renmin de la Universidad de Wuhan.

Aisi Fu y sus colegas no escondieron entonces el material, todo lo contrario.

Usaron la información para desarrollar un test de detección del coronavirus y publicaron un borrador de sus resultados el 6 de marzo de 2020.

Y hace justo un año publicaron sus conclusiones definitivas en la revista especializada Smallun estudio con información parcial de las secuencias que, con un formato inusual y en una revista minoritaria, pasó desapercibido.

Tanto Bloom como la revista Science han intentado obtener la versión de los investigadores chinos, sin éxito.

El bioquímico estadounidense no ha encontrado las secuencias borradas en ninguna otra base de datos.

Jesse Bloom pertenece al grupo de 18 científicos de primera fila que pidió el 13 de mayo “una auténtica investigación” sobre el origen de la pandemia.

A juicio de estos expertos, “siguen siendo posibles tanto la teoría de un escape accidental de un laboratorio como la de un salto natural desde los animales”.

El Instituto de Virología de Wuhan, en cuyos laboratorios se trabajaba con coronavirus antes de la pandemia, está a 14 kilómetros del mercado de Huanan.

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