La presencia de agua en la Luna ha desatado una nueva carrera espacial entre las naciones de la Tierra: esta vez, la misión consiste en lograr un alunizaje exitoso con el objetivo específico de encontrar este recurso.

La competencia se centra en los posibles beneficios del agua para la industria de la fabricación de naves para impulsar misiones más profundas en el sistema solar.

Entre las especulaciones sobre la búsqueda y extracción del agua en la Luna, los investigadores de diversas instituciones como la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA) analizan de qué manera se reclamarán los hallazgos.

La promesa de nuevos viajes espaciales, al aprovechar el recurso, es el principal estímulo y ya ha demandado la producción de nuevos satélites de reconocimiento, según el sitio estadounidense especializado Space.

Los científicos detectaron la presencia de hielo por primera vez en 2008. Con los esfuerzos y las inversiones en investigación que se hicieron desde entonces, se ha llegado a suponer una presencia mayor de la esperada.

Los investigadores de la NASA que realizaron el hallazgo mediante SOFIA, el observatorio infrarrojo aerotransportado alrededor de la Tierra, hallaron que el agua se encuentra almacenada en burbujas de vidrio lunar, en la superficie iluminada del satélite natural.

Esto arroja otra zona por explorar además del hemisferio sur, donde se esperaba encontrar mayores cantidades, según la revista Nature Astronomy.

Los posibles usos del agua en la Luna

El agua lunar tiene un potencial en el campo de los viajes espaciales. Podría haber sido utilizada para beber y enfriar equipos, pero el valor que prevé la industria radica en la fabricación de combustible para cohetes.

Esta posibilidad podría dar pie a misiones más profundas en el sistema solar, un objetivo crucial para la NASA, ya que eliminaría la necesidad de transportar grandes cantidades de combustible desde la Tierra y reduciría drásticamente los costos y las limitaciones de carga. Los beneficios de la explotación del agua también podrían repercutir en el futuro de las estaciones espaciales.

La presencia de agua en la Luna genera preocupaciones políticas sobre su explotación y la competencia de los distintos países que envían misiones. El control del recurso supondría un aspecto clave en la vida lunar, aseguró Csaba Palotai, profesor asociado de Ciencias Planetarias en el Instituto de Tecnología de Florida.

Rusia, que había buscado llegar al polo sur lunar, sufrió un revés cuando su vehículo Luna-25 se estrelló en agosto de 2023. Por otro lado, China realizó tres misiones no tripuladas, entre ellas el Chang’e 5, que recogió muestras que trajo de regreso a la Tierra en diciembre de 2022. India desplegó misiones como la del Chandrayaan-3, que realizó un reciente alunizaje exitoso en el polo sur lunar, en agosto de 2023.

Estados Unidos, por su parte, tiene el programa Artemis de la NASA para ese fin. Empresas privadas como Intuitive Machines y Astrobotic se unieron a la misión para transportar dispositivos y realizar experimentos en la Luna. Intuitive Machines, en colaboración con SpaceX, planea enviar su módulo de alunizaje Nova-C en noviembre de 2023.

En este emocionante escenario, la NASA desarrolló el satélite lunar Trailblazer, que tiene como objetivo buscar agua en la superficie. Con instrumentos como el sensor Thermal Mapper (LTM) y el High-Resolution Volatiles and Minerals Moon Mapper (HVM3), herramientas para trazar mapas de algunas ubicaciones posibles del agua a partir de la temperatura y las variaciones minerales.

El descubrimiento cambiaría el concepto de la exploración espacial: la capacidad de extraer y utilizar recursos naturales en la Luna allanaría el camino para la construcción de bases permanentes allí. Por el momento, sin embargo, los costos son excesivos.

Pero en el futuro, si se pudiera gestionar la explotación hídrica, la inversión sería más eficiente, según los expertos.

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