En el último tiempo, muchas empresas de cualquier rubro, pero específicamente organizaciones bancarias o plataformas de monedas digitales, solicitan datos biométricos o escaneos de iris para la protección y garantía de cuentas. Es un hecho casi naturalizado. También se incorporó la modalidad para que el usuario gane dinero si entrega ese tipo de información. Pero la verdadera pregunta es, ¿qué pasa después con esos datos? ¿Es realmente seguro?

¿Qué son los datos biométricos?

En primer lugar, hay que entender precisamente qué es la biometría. Es la ciencia del análisis de las características físicas o del comportamiento de una persona. Eso puede ser medido a través de la tecnología de diversas formas: escaneo de huellas dactilares o iris, o reconocimiento de movimientos, siendo especialmente utilizado en dispositivos celulares inteligentes para desbloquearlos o acceder a contraseñas.

Si bien los métodos de claves y patrones resultan efectivos en la mayoría de los casos, la autenticación biométrica aumenta la seguridad de las cuentas, agregando un nivel adicional de protección. Por eso, y frente al aumento del ciberdelito, los bancos y billeteras virtuales ven a esta opción como más viable para resguardar la información de sus clientes

El lado B de la biometría en el mundo tecnológico

Por más sencillo y práctico que parezca, los datos biométricos tienen su lado oscuro. Hay varios riesgos de entregar datos a las plataformas virtuales. Los sistemas pueden ser vulnerables y este tipo de información caer en manos equivocadas, volviéndose todo más complejo si hablamos de billeteras virtuales. De hecho, muchos ecosistemas blockchain no son completamente confiables al no tener un ente regulatorio estricto que proteja los datos y las cuentas de los usuarios.

Uno de los proyectos más polémicos es el de Worldcoin. Se trata de una criptomoneda que paga por realizar medidas biométricas. En las plazas o centros comerciales, la plataforma impulsó muestras de escaneos de iris para que las personas reciban una compensación económica. Quien está a la cabeza del proyecto es Sam Altman, creador de Chat GPT y empresario referente en la industria 4.0.

Muchas aplicaciones y plataformas se utilizan de manera inteligente con nuestros datos, entregando la ubicación actual, los datos bancarios o personales y otras características que alimentan al algoritmo. De ahí que no sorprenda el hecho de escanear la retina. Por otro lado, entregar un dato tan sensible como la identidad humana dispara ciertas dudas éticas y morales, sobre todo al tratarse de un intercambio de dinero.

Recientemente, la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) publicó un informe sobre el criterio de uso y entrega de los datos biométricos. En primer lugar, indican que es importante y de carácter obligatorio que los responsables de estos sistemas informen de la captación de datos biométricos y que, además, indiquen sus riesgos. Además, aclararon que en el campo laboral, para que una empresa utilice esta modalidad para controlar el acceso al establecimiento, tiene que tener ciertos permisos legales y en todo momento proteger la privacidad del usuario.

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