El “sentir” de las marchas y un presidente honesto

Lo escribí con relación a las pasadas marchas contra la impunidad concentradas en Santo Domingo y Puerto Plata, y lo reitero ahora con la “Marcha verde” en Santiago: Casi todos los que conozco y fueron tenían buenas intenciones. Los noté conscient

Lo escribí con relación a las pasadas marchas contra la impunidad concentradas en Santo Domingo y Puerto Plata, y lo reitero ahora con la “Marcha verde” en Santiago: Casi todos los que conozco y fueron tenían buenas intenciones. Los noté conscientes de lo que hacían. No fueron engañados, ni comprados.

Hubo familias completas que hicieron el recorrido con un alto sentido de responsabilidad. Allí observé a buenos dominicanos que nunca se habían manifestado en público y lo hicieron con fervor, esperanzados en que avancemos como nación. Valoro bastante esos actos cívicos sin precedentes al menos en los últimos años.

Luego de la marcha en Santiago, conversé con varios de los participantes. La mayoría votó por Danilo Medina en las pasadas elecciones y tal vez lo haga de nuevo si fuera hoy a las urnas. Entienden que nuestro presidente es un hombre serio, pero piensan que debe enfrentar más la corrupción y la impunidad desde el gobierno.

Les respondo, respetando sus preocupaciones, que el gobierno tiene grandes logros en materia de transparencia, donde, por ejemplo, podemos destacar el trabajo de la Dirección General de Compras y Contrataciones y la enorme cantidad de empresas inscritas como proveedoras del Estado porque confían en que pueden ser beneficiadas con algunas obras o compras en concursos abiertos y públicos, sin importar el color partidista del participante.

De todas maneras, no podemos cegarnos, las pasadas marchas deben motivar a reflexión al gobierno y a los partidos políticos sin excepción, porque la culpa del mal de la corrupción recae en todos. La gente está perdiendo el miedo. Observa, habla, critica, se lanza a exigir sus derechos, sigue los pasos de quienes dirigen, ha dejado de ser pasiva. Lo que antes se podía permitir, tolerar y hasta aplaudir, hoy se condena y se exige la aplicación de la ley.

Nuestro liderazgo político y los políticos en términos generales deben revisarse (y me incluyo), porque estamos en presencia de un pueblo cada vez más educado, con técnicos y profesionales calificados que están atentos a los actos de los que gobiernan y con unas redes sociales implacables.

El presidente Danilo Medina conoce su deber frente a la patria. Su obra de gobierno es extraordinaria; su honestidad, capacidad, laboriosidad y vocación de servicio son incuestionables. Ahora le corresponde, por el bien del país, hacer lo que nunca se ha hecho: que el funcionario público actúe correctamente porque de no hacerlo sabrá que irá a la cárcel, así de sencillo. Esto permitirá contar con mejores políticos, mejores ciudadanos y mejor República Dominicana.

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