En estos días, los dominicanos, incluidos aquellos diseminados por el mundo, han vivido una especie de euforia patriótica, encendida por la actitud encomiable asumida por el pelotero de Grandes Ligas, Manny Machado, ante el compromiso de jugar para el Clásico Mundial de Baseball.La decisión de esta joven promesa del baseball profesional se convirtió en chispa inspiradora hasta para el combinado de peloteros que representa nuestro país en este importante evento deportivo, de trascendencia mundial.
Machado es hijo de padres dominicanos nacionalizados en Estados Unidos, lo que lo convierte en un ciudadano estadounidense, conforme establecen la Constitución y las leyes de ese país de Norteamérica.
Sin embargo, no vaciló ni un instante para decir que se pondría el uniforme de la insignia tricolor, porque según explicó tiene un compromiso moral con los orígenes de su familia, sobre todo de su abuelo, quien era vegano y un apasionado del deporte que Machado eligió para demostrar su talento incuestionable.
Su decisión de lucir el uniforme de República Dominicana en el Clásico Mundial fue un golpe duro para la representación estadounidense en este certamen. Y esto no sólo porque perdieron la oportunidad de contar con un gran jugador defensivo y ofensivo, sino porque está de por medio el sentimiento de identidad nacional, que para los estadounidenses es una cuestión fundamental.
Manny “se la jugó” -dicho en buen dominicano- en nombre del país que engendró a sus progenitores. Este muchacho sabe bien lo que significa su decisión, sobre todo porque nació y se crió en Estados Unidos, y fue en este país donde igualmente se formó y desarrolló como pelotero.
Pero su motivación estuvo inspirada en la versión práctica de un concepto llamado Patria, que en su definición más simple alude al vínculo que por diversas razones enlaza a un individuo con su tierra natal o adoptiva.
Manny no nació en República Dominicana. Eso es cierto, y demás está repetirlo. Pero se siente atado a nuestro país por un sentimiento afectivo, que trascendió hasta convertirse en razón de peso y determinante para darle el sí irrevocable a los dirigentes Moisés Alou y Tony Peña.
Con su ejemplo digno de admiración, Manny dio una gran e histórica lección de patriotismo a más de diez millones de dominicanos, y más aún a quienes en algún momento han sentido flaquear el amor que por ninguna razón del mundo debe extinguirse hacia nuestra grandiosa y amada Quisqueya.