Respondiendo al ¿Por qué? (1)

Era verano 2004, cumplía mi segundo año como legislador y el país además entraba en un nuevo gobierno. Teniendo claro que la situación política fruto de la crisis económica de entonces requería un profundo análisis, acudí a una asesoría…

Era verano 2004, cumplía mi segundo año como legislador y el país además entraba en un nuevo gobierno. Teniendo claro que la situación política fruto de la crisis económica de entonces requería un profundo análisis, acudí a una asesoría internacional para poder verlo de la manera más desapasionada posible. Lo que se me recomendó, podemos decir que era lo obvio para cualquier observador que viese la situación fríamente. La crisis partidaria que había dejado al PRSC dividido, sin credibilidad y en lejano tercer lugar les llevó a aconsejarme dejar el partido en que milito desde 1981.

Una pregunta que me ha perseguido durante ya el tercio de siglo en que he sido activo políticamente, es, ¿Por qué el Partido Reformista? Era la pregunta que me hacían allegados. ¿Por qué ir a la oposición mientras tus padres están en el gobierno (1982) y vienen de la izquierda real de los 60? ¿Por qué abandonar la comodidad del oficialismo para dedicar tu juventud a la incertidumbre?

Mi respuesta entonces era simple. Me identifiqué con la idea de que de la misma manera en que las personas deben manejar sus finanzas con prudencia, el gobierno debe ser frugal en el gasto. Creí, como creó hoy, que nuestro medioambiente, como bendición que Dios nos ha dado, debemos protegerlo sin descanso. En el apoyo a los sectores campesinos, fortaleciendo su derecho de propiedad con la reforma agraria, encontré una gran inspiración para la lucha política. En la participación plena de la juventud y la mujer en la cosa pública vi un compromiso a emular. En la defensa de nuestra soberanía y dignidad nacional encontré la continuación de los valores trinitarios que desde pequeño me enseñaron a apreciar la construcción de obras y viviendas económicas para los más necesitados. Pensé entonces, si esto es ser reformista, pues eso seré.

23 años más tarde, me tocaba hacerme a mí mismo la pregunta que tan recurrentemente me hacían los demás. Tras una larga auto reflexión, llegué a la conclusión de que todo aquello que en el pasado me había atraído al igual que a jóvenes de todo el país, lamentablemente se había vuelto solo un recuerdo y no nuestra lucha del presente. Más bien una razón de auto complacencia que un reto a superar. Sin embargo, contrario a la conclusión de mis asesores, decidí continuar en el PRSC.

Al lector, le digo que sé muy bien que las siglas por si solas no tienen ningún valor. Mi decisión no se trató de una visión romántica basada en un color. Lo que si aprecio y estuve convencido de que no puede perecer es el trabajo de tantas personas valiosas a lo largo de 50 años. Pensé en mis luchas a lo interno de la Juventud Reformista, pensé en el campesino, en la mujer, en el desarrollo industrial y turístico, en todos los sectores que han tenido esta organización como plataforma e interlocutor en las políticas públicas que se pueden aplicar para rescatar los valores que ya antes les describí y que me motivaron a ingresar al PRSC. Tomé entonces la decisión de seguir batallando en este nuevo contexto por el rescate de la esencia del reformismo convocando a las nuevas generaciones que comparando las gestiones del PLD y PRD pueden reconocer que las políticas públicas aplicadas por nuestros gobiernos representan el modelo más beneficioso para el país.

Hace ya 12 años de aquella encrucijada en la que me encontré. De vez en cuando pienso en ese momento. En muchos sentidos, el panorama interno está incluso peor que en aquel entonces. Pero con fe, recuerdo el dicho de que nunca es más oscura la noche que cuando está a punto de amanecer.

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