Ministerio de Cultura, dos años después en el gobierno de Abinader

El gobierno del Presidente Luis Abinader no tiene a la Cultura en el lugar que debería tenerla. Sobre todo tratándose de un país cuya identidad está asediada y en riesgos de desaparecer. La Cultura debe ser el centro y el escudo del país. El Ministerio de Cultura tuvo cambios evidentes cuando entró Doña Carmen Heredia, […]

El gobierno del Presidente Luis Abinader no tiene a la Cultura en el lugar que debería tenerla. Sobre todo tratándose de un país cuya identidad está asediada y en riesgos de desaparecer. La Cultura debe ser el centro y el escudo del país.

El Ministerio de Cultura tuvo cambios evidentes cuando entró Doña Carmen Heredia, quien de inmediato se encargó de restaurar el Consejo Nacional de Cultura, y reponer el nombre del Salón Enriquillo Sánchez.
Así mismo retomó la publicación de la revista País Cultural, rescató la Bienal de Artes Visuales, creó la Casa de la Música, reabrió el Museo de las Atarazanas, viajó a provincias, homenajeó a los Congos de Villa Mella y a los Guloyas de San Pedro de Macorix, además de rescatar a los cantantes líricos y reabrir la Galería Ramón Oviedo.

Cuando salió, el 10 de septiembre del 2021, vimos con esperanza la entrada de otra mujer, Milagros Germán, sobre todo porque la cercanía con el presidente, -de donde venía-, podía significar un beneficio para el sector cultural y luchar porque no le siguieran esquilmando el presupuesto a Cultura, cosa que no ha logrado. Así que los premios han seguido llegando tarde, meses después, como también el pago a los escritores y demás colaboradores de la Feria Internacional del Libro, evento que ha sido uno de los más sonados fracasos en materia de organización y de realización cultural, tal y como se predijo desde las páginas de este periódico.

Hay algo muy positivo y son los acuerdos para reactivar la Cuenta Satélite del Ministerio de Cultura en el Banco Central. Eso acompañado de la Encuesta Nacional de Cultura (¿se han hecho las gestiones con el BID?) pueden ser una magnífica herramienta.

Una derrota seria, en cambio, ha sido dejarse arrebatar las industrias culturales y ponerlas en manos de la Dirección de Zonas Francas del Ministerio de Industria y Comercio. Un ministro de Cultura no puede dejar que lo vapuleen de ese modo. Todo lo que huela a dinero es rápidamente cubierto por la empresa privada pero no de manera constructiva. Se observa un desespero, un apetito voraz, una gula pecaminosa.

Otra derrota cultural: la de la Casa de la Cultura de Nueva York, cuando lo que debería es focalizar el sector diáspora dominicana para compensar el pasivo vergonzoso que tenemos con ese sector que aporta al PIB. Porque esa manera de sacar gente propia a caja destemplada como si fuesen enemigos del planeta es fatal. Mismo estilo usado con la ex directora del Museo de las Casas Reales.

Eso sin hablar de las dificultades de la Bienal. Pero sobre todo es lamentable que dos años después los museos de la Plaza de la Cultura siguen inoperantes, sin museografía ni muebles (con la excepción del Museo de Historia Natural, que no depende de Cultura). ¿Se ha hecho algo con el mobiliario que había cotizado el exministro Eduardo Selman en Italia? Ahora deben costar el doble o el triple.

Pensemos que la ministra no ha estado bien asesorada, pensemos que algunas de las personas que le han rodeado le han puesto zancadillas tan sonoras como el boceto de Iván Tovar cuya aparición podemos dejarla para la historia, aunque se sospecha (siempre se sospecha) de quién puede tenerla.

La muestra inmersiva de Iván Tovar algunos quieren hacerla pasar como un éxito del Ministerio de Cultura. Pero no porque Gamal Michelén viceministro de Cultura haya sido (de manera privada) el, o uno de los impulsores de la misma como consultor del Grupo Rizek, quiere decir que es un logro de Cultura. En todo caso habría sido un logro de la Ley de Mecenazgo si ya hubiese estado en plena funcionabilidad. Ley que por demás ahora mismo más enmarañada no puede estar.

La Ley de Mecenazgo

Según pudo conocer elCaribe se han violado conscientemente el procedimiento para seleccionar la terna que sería enviada al presidente para la designación del director nacional de Mecenazgo. De hecho, antes, el Ministerio de Cultura había violado la propia ley y la Constitución al convocar a concurso público la designación de un director nacional. También se ha manipulado la conformación del Consejo Nacional al inclinar la balanza dentro del mismo de miembros de una determinada familia (los mismos de la onmersiva de Tovar), con lo cual ellos serían quienes determinarían quién sería el director nacional de Mecenazgo y tendrían la posibilidad de servirse con la cuchara grande en las decisiones.

Es, pues, una ley que nace enmarañada y confusa. Con ojerizas que comenzaron desde que teatristas y otros sectores (que no leyeron la ley), empezaron a ponerle obstáculos, porque supuestamente el mecenazgo solo era para las artes visuales, cuando en la ley hay espacio para todas las manifestaciones del arte.

Lamentablemente la Cultura no es la prioridad del presidente Abinader, a quien hay que aplaudir el enfrentamiento a la pandemia y recuperación del turismo.

Estado de cosas y algunas curas

Llega al final del segundo año de gobierno, con un Ministerio de Cultura paticojo, ceniciento, enjuto en su accionar. El sector cultural, en general, anémico, apático, desmovilizado. La situación se debe revertir si se inyecta dinero al presupuesto de Cultura y se comienza por aplicar la aprobación de la agenda de la última sesión del Consejo Nacional de Cultura que estableció la Universidad de las Artes y la recuperación de los proyectos culturales, la creación de la Oficina permanente de la Bienal Nacional de Artes Visuales; institucionalización definitiva de la Bienal y recuperación y reinstitucionalización de la Bienal de Centroamérica y el Caribe. Y acordar con el MiTur la cultura en el eje central del turismo.


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