Trabajó muy duro para esta campaña, en la que tiene que pasar de las proyecciones a los hechos en el terreno

El proceso se inició en 2020 y desde el primer día la mirada estaba colocada en este 2021, un año crucial para Vladimir Guerrero Jr. en las Grandes Ligas.

Es sí o sí. El bono por firma, las expectativas, las proyecciones, el sello del mejor talento del juego, el linaje de ser el hijo de un inmortal, ya eso no aguanta más. Es hora de ejecutar.

Guerrero Jr. lo sabe y por eso comenzó a trabajar el año pasado para mejorar su físico, un paso importante que llegó después de que reconociera ante sus compañeros que se había descuidado con su peso, prometiendo de inmediato que tomaría las correcciones de lugar.

Unas 40 libras fueron sacadas de su cuerpo desde julio pasado. Hubo poco descanso. Largas jornadas de ejercicio en su natal Don Gregorio, de Nizao, provincia Peravia.

Por igual se esforzó en obtener el permiso de su organización para jugar con los Leones del Escogido en el pasado torneo otoño-invernal, como sucedió.

Todo esto por tener la firme intención de presentarse al entrenamiento de los Azulejos de Toronto en la que probablemente sea la mejor condición de su joven carrera.
Ahora queda trasladarlo al terreno para cuando se inicie la contienda el primero de abril.

Ya sea en la tercera o en la primera base, Vladimir Jr. está obligado a producir para así silenciar las dudas que han crecido en las dos estaciones anteriores y, a la vez, abrirse espacio dentro del grupo de jóvenes que se han apoderado del espectáculo en temporadas recientes.

Quizás, el potencial como bateador de Guerrero no sea segundo de nadie dentro de su generación, pero debe pasarlo a los hechos. Nadie pone en tela de juicio que cuente con las habilidades para dar al menos 25 jonrones, una buena cuota de dobles y llevar a muchos compañeros a la goma, entre otros puntos.

Es el momento de hacerlo realidad.

El joven jugador del cuadro, quien el próximo día 16 cumplirá 22 años de edad, debutó en 2019, estación en la que empalmó 15 cuadrangulares, impulsó 69 vueltas y bateó para .272 en 464 turnos consumidos en 123 encuentros.

En la pasada temporada, que fue recortada a 60 juegos por la pandemia del COVID-19, mandó nueve pelotas para la calle, con un promedio de .262 y 33 carreras producidas.

Se dirige a su tercera campaña en las Mayores, donde aún esperan para que su madero sea muy elocuente y justifique cada anhelo creado después de que pactara en 2015 por 3.9 millones de dólares. Asumió la responsabilidad de su descuido y luce decidido a resolver. El tiempo se agota. Debe dar respuestas.

Necesita un inicio caliente de temporada

Si algo necesita Guerrero Jr. es un arranque candente de temporada. Sus estadísticas en sus dos campañas indican que suele comenzar lento. En la primera mitad su promedio de bateo es de .249 y en la segunda es de .293. Ha jugado poco en marzo-abril, pero no tiene jonrones en los cuatro partidos disputados. En mayo ha sacudido seis de sus 24 cuadrangulares, pero en junio cae a dos vuelacercas. Su mejor mes es agosto, período en el que batea para .314 con ocho jonrones y 32 remolcadas. Su empeño tiene que estar en acumular números desde el primer juego y no prender los motores tardíamente.

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