Excompañeros relatan cómo Tony influyó positivamente en sus vidas. Su sepelio será hoy en San Pedro de Macorís

Tony Fernández jugó un papel fundamental en las vidas de Mariano Duncan y Alfredo Griffin, desde que militaban en el béisbol profesional. Ya retirados de este deporte, Fernández aún continuaba predicándoles la palabra del Señor y motivándoles a que dieran el paso para así lograr un cambio. Ambos lo escucharon. Hoy día, esos mensajes ya les hacen falta.

“Más que un amigo, Tony seguirá siendo un hermano”, dijo Duncan. “Lo he llorado bastante. La persona que fue Tony Fernández para mi vida no tiene precio en el mundo. Fue una persona que le dedicó su vida a Dios desde muy temprano en su carrera. Aunque nos sentimos tristes porque se fue, pero su cuerpo está descansando tranquilamente”, agregó.

En la pelota invernal, “Cabeza” Fernández y Duncan iniciaron sus carreras con los Tigres del Licey en la temporada 1984-1985.
“Siempre me incitaba a que buscara de Cristo. Siempre nos leía la biblia y gracias a él yo también busco de Cristo. Mi vida ha cambiado grandemente y todo eso se lo debo a Tony. Ahora me toca decirle a esos jóvenes que vienen subiendo en el béisbol que sigan a Cristo, que Tony fue una persona que nunca le falló a Jesús estando dentro y fuera del terreno de juego”, apuntó Duncan.

Fernández falleció la noche del pasado 15 de este mes en el hospital Cleveland Clinic Weston, de la Florida, tras padecer de una neumonía severa y problemas renales. A la hora de su deceso tenía 57 años (30 de junio de 1962) y jugó en las Grandes Ligas con Toronto por 12 temporadas, San Diego, Yanquis, Cleveland, Milwaukee, Cincinnati y Mets. Tuvo una estancia total de 17 años.

“¿Qué hice mal en un momento de mi vida? Que no acepté de su petición de buscar de Cristo. Era algo que siempre me pedía pero no me arrepentía. En ese momento no estaba preparado, pero en mi cuerpo sentía ese guía y era él (Tony) que me lo manifestaba, aun así no le daba esa fuerza, hasta que llegó un momento de aceptarlo”, relata Griffin, quien estuvo con Fernández en el equipo de Toronto que se coronó en 1993 sobre los Filis de Filadelfia.

Para las 12 del día de hoy está prevista su partida, desde la funeraria Blandino de la avenida Abraham Lincoln, hacia San Pedro de Macorís, donde a partir de las 2:30 de la tarde sus restos serán expuestos en el Estadio Tetelo Vargas previo su sepelio.

Le sobreviven su compañera matrimonial Clara Victoria Guzmán viuda de Fernández y sus hijos Joel Octavio, Jonathan David, Abraham Antonio, Andrés Augusto y Jasmine Victoria.

Persona de bien

George Bell y Tony Fernández fueron compañeros en los Azulejos por ocho temporadas (1983-1990). Con su partida, se va, a juicio de Bell, una persona de dones excepcionales dentro y fuera del terreno. “Tony fue una persona muy estudiosa en el juego del béisbol. Lo que hacía en el terreno de juego siempre lo estudiaba.
De él aprendí muchas cosas del juego gracias a esos estudios que hacía. Eso forma parte del legado que deja en este mundo. Una persona servicial, amable, pero sobre todo respetable por todos”, indicó Bell.

Fernández fue firmado por Epifanio “Epy” Guerrero para la organización de los Azulejos el 24 de abril de 1979.

“Tony duró un buen tiempo viviendo en mi casa. Era un miembro más de nuestra familia. Se va un maestro del béisbol profesional. Una persona que se entregó al máximo al juego”, dijo Patrick Guerrero, hijo de “Epy”.

Por la funeraria Blandino se dieron cita personalidades que fueron a dar apoyo a la familia, entre estos el cantautor Juan Luis Guerra.

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