Desafiante, el presidente de la Real Federación Española de Fútbol Luis Rubiales se negó a dejar el cargo ayer después de insistir en que el beso que le dio en los labios a la jugadora Jennifer Hermoso fue consensual, una afirmación que la jugadora negó rotundamente.
En tanto, las 22 compañeras de Hermoso —flamantes campeonas mundiales— y 58 futbolistas más de España anunciaron que no jugarán más con la selección hasta que Rubiales presente su renuncia.
Ante una posible destitución, el dirigente de 46 años se describió a sí mismo como una víctima durante una reunión de emergencia de la RFEF en Madrid. “No voy a dimitir”, repitió Rubiales cuatro veces seguidas ante el aplauso de una audiencia compuesta en su mayoría por hombres.
Rubiales quien también fue criticado por tomarse la ingle después del triunfo de España 1-0 sobre Inglaterra, se encuentra bajo intensa presión para dejar el cargo. Sus acciones empañaron los festejos del título frente a una audiencia global y las críticas se han ido acumulando.