Moca. Abatidos y llenos de impotencia, familiares y vecinos que lloraban desconsoladamente mientras llevaban los restos de Adrelis Tapia Ojeda hacia el cementerio de la comunidad, clamaban por justicia.

Adrelis, quien residía junto a sus padres en la calle José María Rodríguez del municipio de Moca, murió en medio de un tiroteo entre bandas rivales que supuestamente se disputaban un punto de drogas. Sus familiares clamaban justicia, pero tienen muy pocas esperanzas, pues aseguran que los antisociales se pasean por las vías como dueños y señores, pasando desapercibidos ante las autoridades, las que dijeron “se hacen los tontos”. Mientras aseguran que los barrios de Moca son impenetrables para los policías, cuestionan qué tipo de relación existe entre agentes y antisociales, especialmente donde ocurrió el hecho, vía que da acceso al revoltoso barrio Sal si Puede. “Es preocupante que no se haya visto una patrulla en todo el sector, y en las redes sociales se han inventado unos nombres de los responsables”, dijo Johana Méndez, prima de la víctima.

Desprotegidos

La madre de la niña asesinada, Yinet Ojeda, dijo que hasta vergonzoso es pensar que los policías asignados al destacamento de Moca sean corruptos, pero cada vez que ocurre un hecho de sangre estos temen ir a los barrios a investigar y dar apoyo a los familiares.

Ramona Iciano asegura que hace casi dos décadas abandonó el barrio donde ocurrió el hecho, por temor a los grupos armados que se disputaban su control, condenó que a la fecha, antes que desarticularse, estos hayan tomado más fuerza y tengan a la ciudadanía en zozobra, mientras las autoridades siguen indiferentes, a pesar de que están llamados a protegerlos. Dicen que los gatillos alegres se refuerzan con personas que se dedican al bajo mundo y llegan desde otros puntos del país.

Lo de la niña Adrelis no es un caso único

La muerte de Adrelis Tapia Ojeda, de siete años de edad, mientras terminaba una tarea en la casa de una vecina el pasado lunes, ha despertado el miedo en la comunidad, donde no es la primera vez que se registra un hecho como en este. Tal fue el caso del menor Derek Tejada, de 13 años, quien soñaba con ser pelotero pero murió en medio de un tiroteo entre bandas.

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