Tobías Crespo, diputado por el partido Fuerza del Pueblo. Foto de Archivo
Tobías Crespo, diputado por el partido Fuerza del Pueblo. Foto de Archivo

Para el diputado Tobías Crespo, la transformación en el sistema de transporte que implementa este Gobierno, no es más que una estafa evidenciada en el proyecto de corredores de autobuses, que se desarrolla a través de un fideicomiso público privado.

Poca transparencia en el proceso, promesas incumplidas hechas a choferes que operan en los corredores Núñez y Churchill y el desplazamiento de las unidades de la Oficina Metropolitana de Servicios de Autobuses (OMSA) son algunos de los inconvenientes que, a juicio del legislador, empañan el proyecto.

El autor de la ley 63-17 de Movilidad, Transporte Terrestre, Tránsito y Seguridad Vial, precisó que el Gobierno se comprometió a comprar estas unidades de concho en mal estado, a fin de sacarlas de las vías, mediante la descharratización, pero ante el incumplimiento asegura que estas unidades viejas están circulando en otras vías.

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“Se comprometieron a descharratizar como manda la ley y darle de baja a estos carros de concho,pero al Gobierno no comprárselo y estar exprimidos económicamente, (los choferes) tuvieron que venderlos y esos mismos vehículos están funcionando en la San Martin” afirmó al ser entrevistado en el programa Despierta con CDN.

“El objetivo de una transformación es una estafa, porque qué sentido tiene desplazar vehículos de concho que no sea de un interés económico de dos o tres y sacarlo de ahí para otro corredor”, sostuvo.

Tobías Crespo entiende que en los corredores ya inaugurados de la Núñez de Cáceres y Winston Churchill ha faltado transparencia.

“En la Churchill y el de la Charles de Gaulle hay menos transparencia no se sabe nada, que es una de las críticas que se le hace al fideicomiso, como hay lo que le llaman el secreto fiduciario, el secreto bancario, nadie sabe”, dijo.

El diputado explicó que en el caso particular del corredor Núñez de Cáceres, hay una situación de déficit de usuarios que desde su punto de vista podría terminar en un “pasaje sombra”, un subsidio por parte del Estado para que sea sostenible.

“Se proyectó 12,500 pasajeros diarios, hoy llega a 6,500 con mucho trabajo, y le quitan la OMSA en el corredor para que el privado opere”, deplora.

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