El traspiés de Netanyahu lleva a Israel a nuevas elecciones

El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu responde a las preguntas de la prensa tras una decisión de disolución del parlamento, el 29 de mayo de 2019 en Jerusalén ..

Jerusalén. Agencias. El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu responde a las preguntas de la prensa tras una decisión de disolución del parlamento, el 29 de mayo de 2019 en Jerusalén

El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu sufrió un severo revés al fracasar en su empeño por formar gobierno, y prefirió convocar nuevas elecciones pocos meses después de los precedentes comicios, un hecho inédito en Israel.

Tras una muy tensa sesión de debates acalorados, que duró hasta pasada la medianoche, el Parlamento (Knesset) votó su propia disolución y la convocatoria de nuevas elecciones, a instancias del Likud del primer ministro Benjamin Netanyahu, que prefería esta opción a que el presidente Reuven Rivlin encargara formar gobierno a la oposición.

La disolución se produjo apenas un mes después de haberse constituido esta cámara tras las legislativas del 9 de abril, y los nuevos comicios se celebrarán el 17 de septiembre.

Se trata de un fracaso para Netanyahu, en el poder desde 2009 y durante un total de más de 13 años, si se tiene en cuenta su primer mandato (1996-1999). E ilustra la fragilidad del primer ministro saliente, que corre el riesgo de ser encausado por tres casos de presunto corrupción.

En estas últimas semanas, Netanyahu no consiguió formar coalición pese a que su partido Likud y sus socios de derecha y religiosos sumaban los suficientes escaños (65 sobre un total de 120) en las pasadas elecciones de abril.

Igual que ocurriera entonces, las elecciones de septiembre volverán a ser en gran medida un plebiscito sobre el primer ministro.

En una reunión este jueves en Jerusalén con Jared Kushner, yerno y emisario del presidente estadounidense Donald Trump, Netanyahu dijo sobre su cooperación con la Casa Blanca: «aunque tuvimos anoche un pequeño acontecimiento, eso no va a detenernos».

Por su parte, Trump, que ha tejido una estrecha relación con Netanyahu, afirmó que «es una pena lo que pasó en Israel».

Pese a ello, afirmó Trump, «parece que fue una victoria total para Netanyahu», al que describió como «un gran tipo».

«Netanyahu es una persona muy fuerte. No es alguien que se rinda tan fácilmente, pero definitivamente ésto podría marcar el posible comienzo del fin», dijo el politólogo de la Universidad Hebrea Abraham Diskin.

«Va a luchar. Pero definitivamente no es tan fuerte como lo era en el pasado».

El futuro de este animal político, reputado por su instinto de supervivencia, está ahora en juego. A principios de octubre, dos semanas después de las elecciones, Netanyahu tiene cita con el fiscal general, que decidirá si lo inculpa o no.

Ello le ha granjeado acusaciones de aferrarse al cargo para intentar salvar el pellejo.

Sus detractores aseguran también que el primer ministro debía haberse retirado, pero que se ampara en el cargo para aprobar leyes que lo protejan de ser procesado por corrupción

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