Las estrictas medidas de seguridad dispuestas en torno al lujoso yate Flying Fox no solo limitan el acceso a información respecto a la investigación encabezada por la Procuraduría General de la República a requerimiento de los Estados Unidos, también el acercarse a la embarcación.

“Por órdenes de arriba tenemos prohibido darle paso a la prensa y a cualquiera que se quiera acercar… Ni siquiera nosotros que trabajamos aquí tenemos permitido acercarnos o tomar fotos porque nos cancelan”, fue la respuesta que dio el personal de seguridad del puerto Don Diego a reporteros de este medio.

El Ministerio Público realizó el viernes, a solicitud de los Estados Unidos, un allanamiento el yate propiedad del magnate ruso Dmitry Kamenshchik, retenido desde hace casi dos semanas.

En este tipo de casos, el órgano investigador es de criterio que “la cooperación jurídica internacional está revestida de confidencialidad y solo pueden intercambiarse información con los estados vinculados en la misma”.

De acuerdo con informaciones, los investigadores utilizan herramientas tecnológicas para detectar sustancias ilícitas y posibles orificios y agujeros que oculten posibles evidencia y pruebas.

El yate que estuvo en aguas dominicanas, específicamente en la provincia La Romana desde el pasado 13 de marzo llegó al referido embarcadero en Santo Domingo, con el propósito de abastecerse de combustible. Sin embargo, tiempo después fue detenido por una petición que hiciera Estados Unidos a la República Dominicana.

Desde ese momento, esa nave ha sido inspeccionada dos veces por miembros del Ministerio Público, agentes del Cuerpo Especializado de Seguridad Portuaria (Cesep), miembros de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD), así como por el Buró Federal de Investigaciones de Estados Unidos (FBI), en sus siglas en inglés.

Continúa como una atracción

elCaribe realizó ayer un recorrido en el puerto Don Diego, donde los vigilantes de este yate todavía mantienen la discreción y la privacidad de todo ese espacio impidiendo la toma de fotografías y el acercamiento de ciudadanos, inclusive, desde la parte exterior perteneciente a la avenida Francisco Alberto Caamaño Deñó.

Entre las verjas de seguridad que rodean el puerto se pudo apreciar a miembros de la Armada Dominicana custodiar la zona sentados en sillas plásticas.

Mientras que otros resguardaban el perímetro del Flying Fox a bordo de una lancha patrulla estacionada sobre el río Ozama.
A medida que avanzaba la mañana del domingo decenas de personas a lo lejos se hacían selfis con el yate propiedad del magnate ruso Dmitry Kamenshchik.

“Tírame una foto que se vea bien el yate detrás… y luego hazme un video”, fue la expresión de una joven que al igual que las decenas personas han ido a ver el yate y retratarse junto a él.

Así luce el yate desde la avenida Malecón en Santo Domingo Este.

Este yate es uno de los más grandes del mundo

El megayate Flying Fox es considerado uno de los más grandes del mundo. Esta nave cuenta con amplias terrazas y plataformas para tomar sol, así como espacios para practicar deportes como natación y otros de tipo acuático, tiene dos-spa de cubierta, con un gimnasio, una sauna, un hammam y una zona de masajes. Además, un cine, un ascensor y dos helipuertos. Según el portal web especializado en embarcaciones de este tipo, Super Yacht Fan, su construcción superó el monto de 400 millones de dólares. Uno de los detalles que más llama la atención de las personas es su longitud de 446 pies con un casco de acero y una superestructura en aluminio, pudiendo alcanzar una velocidad de 15 nudos.

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