Zorimil Lagares es una emprendedora en evolución, es la dueña de un taller de fabricación, venta y de reparación
Zorimil Lagares tiene 27 años; está casada y tiene tres hijos. Desde temprana edad aprendió el valor y la importancia de trabajar y le ha servido de mucho en la vida.
Es la dueña de un pequeño negocio de venta, fabricación y reparación de muebles de fibra, que está ubicado en Invivienda, municipio Santo Domingo Este, y se hace acompañar de un espíritu incansable. Esa pequeña empresa se denomina “D´Luz La Fibrera”.
Lo que ha tenido que pasar Zorimil no ha sido fácil, pero ha sabido sobreponerse y seguir caminando por el sendero que se ha propuesto, porque eso será vital para la obtención de resultados positivos.
“La pandemia de covid-19 paralizó gran parte del país. Nosotros no fuimos la excepción, también nos vimos seriamente afectados como negocio”, rememora la dama, poniendo en contexto todo lo que ha ocurrido desde aquel marzo de 2020, cuando el mundo recibió la infausta noticia de que la presencia del virus se había expandido a todo el universo.
En el caso de República Dominicana, el gobierno de entonces (el presidente era Danilo Medina) dispuso el cierre por aire, tierra y mar. Eso quiere decir que las ventas de productos, como los que fabrica Zorimil, se fueron casi al piso. Revertir eso no se logra de la noche a la mañana.
“Cerramos la fábrica, pero teníamos mercancía y demanda a través de las redes y del teléfono que está anotado en el letrero que tenemos en la fábrica”, recuerda la emprendedora mujer.
Después de todo, Dios no le dejó sola y la fe jugo un papel de relevancia. Desde el punto de vista de Zorimil Lagares, es increíble que durante la pandemia la gente haya comprado muchos muebles, como si le dedicaran más tiempo a poner su casa bonita y a acomodarse mejor, sobre cualquier otra cosa.
“Traté de aprovechar al máximo lo que podía hacer en esta época, brindando un producto que era necesario para la comodidad en el hogar -y por lo tanto, para el bienestar familiar- en esta difícil época”, indica. Su historia es una de inspiración. Resume todo aquello que caracteriza a una persona que no se desamina muy fácil por una situación.
“Busqué la forma de seguir vendiendo cuando llegó la crisis por la pandemia. Posteamos constantemente en las redes sociales; promovimos la vida familiar motivando que todos merecen la comodidad en el hogar, dado el tiempo que las personas pasaban en él. Ofrecimos el servicio de entrega por delivery sin costo adicional para nuestros clientes”, explica.
Zorimil es una mujer con carácter, actitud de mando y enfocada en sus propósitos. Incluso, por momento, dada su forma de ser y ver la vida, da la impresión de que se está frente a una persona de mayor edad. Pero no es así. En su negocio hay siete empleados que ella prefiere llamar colaboradores. Su esposo y ella han sacado el mayor provecho al microcrédito obtenido y así han logrado estabilizar su negocio, mantener a sus hijos y cubrirles los gastos de salud y educación.
Han recibido apoyo crediticio a través de Fundación Dominicana de Desarrollo (FDD), una institución con un largo trayecto recorrido en el otorgamiento de microcréditos y en la capacitación y acompañamiento financiero en el país y cada día robustece sus acciones.
La pareja de esposos que conforman Zorimil y su esposo se siente orgullosa de poder ayudar en su iglesia y dar empleo a varias personas que se ganan la vida trabajando en el taller. Se preocupan por usar productos que reduzcan el nivel de contaminación ambiental y la salud de ella, sus empleados y sus clientes.
Zorimil tiene la aspiración de comprar el local donde funciona la empresa y tiene como meta construir dos niveles para un showroom arriba, manteniendo el taller abajo. Otro de sus planes es la creación de una página web. Se le puede contactar por vía del teléfono 829-925-1746.
El empuje
Obtener un crédito, así sea pequeño, puede ser la diferencia entre poder iniciar un proyecto o no. Zorimil conoce de ese tema.
