El funcionario habla de sus vivencias en el combate a la pandemia

Como la mayoría de dominicanos, no solo ha perdido la noción del tiempo por el distanciamiento social impuesto por el Gobierno para frenar la ola de contagios de coronavirus, sino también peso. 26 libras, para ser más específicos.

Largas y extenuantes jornadas diarias que concluyen con reuniones virtuales hasta el filo de la madrugada, reporte de casos a horas intempestivas, comidas a deshora, la pérdida de familiares y amigos queridos y una importante carga de ansiedad, forman parte del diario vivir del director del Servicio Nacional de Salud (SNS), Chanel Rosa Chupany, quien trabaja en la gestión del sistema hospitalario para afrontar una de las peores crisis sanitarias que han sacudido el país y todo el planeta.

Como gestor del sistema hospitalario, ¿cómo es su día a día desde que inició la crisis?
Depende, como uno es tan accesible, hay días en que recibo la primera llamada a las 6:00 de la mañana por temas que no son de mi incumbencia pero que la gente considera que tú vas a poder resolver y hay que hacer contacto con otras instituciones, o te llaman a altas horas de la noche por el traslado de algún paciente. Son temas difíciles porque estás tratando con el dolor de la gente.

Ya en la oficina, trabajamos las cosas relacionadas con el COVID-19 pero también, tratando de no descuidar las cosas cotidianas. Allí no recibimos a nadie. Trabajamos con una rotación de personal llevando la contabilidad de las camas, viendo dónde tenemos más casos para fortalecer esos hospitales. En sentido, hemos fortalecido los hospitales de la región Este. Se han inyectado más de RD$30 millones en la regional de San Francisco de Macorís. También tenemos bajo nuestra responsabilidad la comida que se brinda en los centros de aislamiento, eso también implica una logística y recursos. Todo eso es agotador. Ya en la noche me reúno virtualmente con un equipo de 9:00 a 11:30 armando estrategias constantemente porque los escenarios son cambiantes. Hay días en que no notas la franja del día anterior. Realmente ya no sé cuándo es lunes o es sábado, porque es igual siempre.

¿Qué ha sido lo más difícil que ha enfrentado hasta este momento?
En términos personales, la situación más difícil ha sido ver partir a tanta gente conocida y querida y que uno ni siquiera puede despedir. Eso para mí ha sido dramático. Familiares, amigos queridos, gente que uno ha querido. Recuerdo que la primera persona allegada que murió no fue de coronavirus. Sucedió el domingo antes de que comenzáramos de lleno este proceso. Estábamos trabajando en la oficina y como a las 6:00 de la tarde recibimos la noticia de que Glenys Acosta, quien era la asistente de la dirección ejecutiva desde que se fundó el SNS, había muerto de un infarto en su casa. De ahí en adelante, yo he perdido familiares, amigos… pero uno tiene que salir cada día a dar su mejor versión.

También están los miedos que uno siempre tiene de contagiarse y poner en riesgo a la familia. No es fácil manejar el tema de los riesgos, la salida y la llegada a la casa. Ha sido un proceso bien difícil porque todos en la oficina, alguna vez, hemos sentido síntomas y uno piensa… bueno, ya hoy es el día. Tú te sientes caliente pero el termómetro marca 35.5 grados; te sientes con la garganta apretada y te das cuenta que pasan los días y no pasa nada; tienes la nariz tupida y te das cuenta que son las mascarillas que te están haciendo una alergia. Aunque también hemos tenido compañeros de trabajo que han contraído el virus en los hospitales.

Vemos que ha bajado de peso en todo este trajinar
Sí. Tengo 26 de libras menos. Hay días que me dan las 4:00 de la tarde y no he comido.

¿Cómo lleva los cuestionamientos a los procesos de compras de insumos en esta emergencia?
Creo que lo más difícil que a nosotros nos ha pasado es que la pandemia haya coincidido con una campaña porque yo siempre he dicho que en época electoral la gente se vuelve más miserable y cualquier cosa se sobredimensiona. Yo me he cansado de pedir que me investiguen. He acudido a organizaciones de la sociedad civil, a partidos de la oposición, a todos los medios, y quiero reiterarlo aquí, que instituciones que tienen credibilidad, y si no tienen que ver con el Gobierno, mucho mejor, investiguen si nosotros incurrimos en violaciones a la ley. Que se investiguen los proveedores de esta y de cualquier otra licitación que hayamos hecho, que se les cuestione si en algún momento han tenido que distribuir recursos dentro del SNS a mí, o a cualquier funcionario cercano a mí. También he dicho que yo quisiera que se investigue mi patrimonio, qué es lo que yo tengo, qué debo, porque el tema es que si yo robara se me notara seguido porque yo no tengo nada que no lo deba, excepto mis libros. Yo debo donde yo vivo, el carro que yo tengo es un Kía Sportage y todavía lo debo al banco…

Lo único importante de esto es que uno ha recibido tanto cariño, sobre todo, de gente que no tiene nada que ver con el Gobierno, ni con el PLD, de gente que ha sido muy dura con el Gobierno y la verdad es que las cosas que yo tengo escritas de gente que te da aliento, que confía en ti, en tu honestidad, que cree en ti, eso para mí ha sido muy edificante en medio de esta tormenta.

Persisten quejas del personal de salud por la lentitud en la entrega de trajes de protección personal y otros insumos de bioseguridad, ¿qué está pasando?
El mercado de Equipos de Protección Personal (EPP) es un mercado difícil ahora mismo porque tenemos un desabastecimiento, una carestía. Tú ves los precios y piensas que es un tema especulativo pero es que el mercado responde a eso. Si tú tienes mucha demanda y una oferta restringida es elemental que los precios suban. Aun así, hemos entregado casi seis millones de equipos de protección personal en los diferentes hospitales. Contrario al sector privado, el sector público está bajo la lupa. Por ejemplo, cuando se dice que se contagiaron 10 médicos, la gente piensa que se contagiaron 12 en los hospitales. Nadie cuestiona a una clínica pero nosotros tenemos gente que trabaja en los dos sectores y hemos tenido que suplir a otros sectores para proteger a nuestro personal. También he dicho que hay que darles un uso racional a esos equipos. Por ejemplo, en el Moscoso Puello que es el hospital que más reclamos ha realizado, es un hospital que no recibe COVID-19 por lo tanto, es un hospital que no debe tener a nadie ingresado, o sea que si tú haces un buen triaje respiratorio, en emergencia tú tienes que tener protegido el personal de emergencia y de UCI. Como parte de ese esfuerzo para proteger la vida de la gente, continuamos este fin de semana despachando esos materiales a todas las regionales.

¿Tienen cuantificada la demanda de pacientes con síntomas sospechosos de COVID-19 que han recibido los hospitales?
De momento no. Pero queremos hacer un llamado a la población a que si se siente síntomas asociados a la enfermedad a que no espere el último momento porque además de que pone en riesgo su vida, nos obliga a nosotros a usar más intensamente las UCI. También a la gente que tiene enfermedades crónicas que por favor no se descuiden. Por eso nosotros decidimos que el Moscoso Puello y el Salvador B. Gautier, no reciban enfermos de COVID-19 para que se dediquen a tratar los pacientes con problemas cardiovasculares, diabéticos, con hipertensión, los renales, las diálisis. Por ejemplo, se reservó la Maternidad de los Mina para ingresar personas con COVID-19. Lo hicimos así para que las otras maternidades pudieran dar seguimiento a aquellas mujeres que no tienen coronavirus.

¿Cuántos hospitales están realizando las pruebas rápidas?
Nosotros hemos hecho pruebas rápidas eventualmente, sobre todo, al personal de salud, que por su naturaleza es de alto riesgo. Nosotros hemos distribuido en algunos lugares en combinación con las direcciones provinciales de salud, por ejemplo lo que se hizo en Bohechío hace dos semanas.

¿Qué coordinación existe entre el SNS y el Ministerio de Salud?
Tenemos varias comisiones. Por ejemplo, en la comisión de emergencia en la que interactuamos nosotros les damos las informaciones de camas, el acceso, sobre todo se da una coordinación a nivel nacional, no solo a nivel de superiores funcionarios sino también con las DPS. En San Francisco de Macorís, Cotuí, La Vega, y esos lugares que están en el centro de la pandemia trabajamos de la mano con el Ministerio y claramente tomando en cuenta que ellos tienen un rol rector en esta emergencia sanitaria.

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