Santiago. A propósito de que monseñor Agripino Núñez Collado fuera sepultado en el sarcófago de la parroquia Nuestra Señora de la Anunciación de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, el arzobispo de Santiago y el obispo auxiliar explicaron el significado de esa práctica.
El arzobispo Freddy Bretón dijo que un sarcófago es una tumba móvil, que se corrompe igual que un nicho de cementerio, aunque indicó que para la Iglesia católica no tiene ningún significado religioso. “Ese sarcófago se colocó ahí donde está para sepultura provisional de monseñor Roque Adames en el año 2009, porque debía ser sepultado en la Catedral, pero entonces estaba en remodelación”, apunta.

Sostuvo que fue el entonces arzobispo Ramón Benito de la Rosa y Carpio quien dispuso que permaneciera en la iglesia de la PUCMM, y ahora ha servido como sepultura de monseñor Agripino, “que incluso podría permanecer fijamente en ese lugar”. “Note que en la arquidiócesis de Santiago hay varios párrocos enterrados en sus propias parroquias: P. Pedro Mahamud, en el Ensanche Libertad. Padre Ramón Dubert en San Ramón Nonat”.

El obispo auxiliar de la arquidiócesis de Santiago, Tomás Morel Diplán, indicó que se trató de una solución provisional en el tiempo de Roque Adames, debido a que la Catedral se encontraba cerrada debido a que estaba siendo sometida a trabajos de restauración y puesta en valor.

Dijo que el sarcófago fue diseñado por la arquitecta Yesenia de Cruz y elaborado por la casa Marmotech. Fue costeado en su totalidad por don Manuel Arsenio Ureña, amigo entrañable de monseñor Adames.

“Se pensó en la construcción de un sarcófago al estilo de los que existen en la Basílica de Higüey con la finalidad de ser trasladado después a la Catedral. Luego, por razones prácticas, ya que resultaba muy tedioso el traslado de las piezas del sarcófago a la Catedral y del peligro de que se pudieran estropear, así como de armonía con el diseño de la nueva cripta de los obispos, se decidió hacer dos nuevos sarcófagos en la Catedral y dejar el anterior en la iglesia universitaria para destinarlo a la sepultura de monseñor Agripino Núñez Collado cuando aconteciera el momento”, puntualizó Morel Diplán.

Datos

En un artículo publicado por el presbítero Carlos Manuel Santana refiere que cuando fue publicada la noticia de la partida de monseñor Roque Adames a la casa del Padre, se dio a conocer que sus restos serían colocados en un sarcófago en la iglesia Nuestra Señora de la Anunciación, de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, en Santiago.

Santana indica que mucha gente se le acercó preguntando qué cosa era un sarcófago. Para algunos, la idea de sarcófago les remitía a las momias egipcias, idea que no era del todo equivocada, ya que el sarcófago estaba ligado al proceso de embalsamamiento y momificación del cadáver.

Refiere que el término sarcófago proviene del latín “sarcophagus”, que, a su vez, es la transcripción del vocablo compuesto griego que, literalmente, significa “el que devora la carne” (de sarx = carne; y phaguein =comer, devorar).

Era un tipo de sepultura muy usado en la antigüedad, sobre todo por las familias nobles. El sarcófago, generalmente, era de forma rectangular, labrado en piedra o mármol.

En esa época era adornado según las posibilidades de quien lo encargara. A partir del siglo IV después de Cristo, la decoración de los sarcófagos asumirá un contenido exclusivamente cristiano, dada la difusión del cristianismo en el imperio, y, con el tiempo, su uso se reducirá sólo a los enterramientos de la jerarquía eclesiástica, reyes y nobles. El sarcófago de Mons. Adames fue diseñado según el modelo de algunos sarcófagos que se hallan en las grutas vaticanas, de la Basílica de San Pedro, en Roma.

Es totalmente de manufactura criolla, siendo el primer sarcófago que se construye en la República Dominicana, ya que los existentes actualmente, tales como los de los arzobispos Meriño y Nouel, en la catedral de Santo Domingo, o los de monseñor Polanco Brito y monseñor Pepén, en la basílica de Higüey, fueron elaborados en Roma. Está hecho en travertino, un material rocoso formado por depósitos del carbonato de calcio y que es utilizado ampliamente como piedra ornamental en construcción, tanto de exterior como de interior. Muchos de los monumentos de la Roma antigua estaban construidos en este material). El travertino utilizado para el sarcófago de Mons. Adames, proviene de Pedernales.

El monumento fúnebre fue diseñado por la arquitecta Yesenia Guzmán, de la Oficina de Construcciones y Reparaciones del Arzobispado de Santiago, y elaborado por la casa Marmotech. La parte frontal consta de tres paneles. El panel central contiene la inscripción monseñor Roque Antonio Adames Rodríguez (1928-2009), segundo obispo de Santiago (1966-1992)”.

El panel lateral izquierdo contiene un pino, que simboliza la pasión y la dedicación de monseñor Adames por la Sierra, de la cual era oriundo; mientras que el panel lateral derecho contiene el blasón episcopal de Adames.

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