Desde 2018 camina por el mundo de los negocios; vende miel, catibía, ropa, semillas diversas y busca crecer más

Yenelosis Mena tiene bien claro lo que significa “sembrar” un emprendimiento, irrigarlo, cuidarlo y ponerlo a producir. Está regentando tres al mismo tiempo -y posiblemente más- con resultados satisfactorios que seguirán conduciendo su vida y el éxito por mejor camino.

Comercializa empanadas o catibías de yuca, miel de abeja, ropa y varios tipos de semillas. Pero antes de llegar a hacerlo debió convertirse en una chica de “prueba superada”.

Su emprendimiento comenzó en 2018 con la venta de ropa de paca y en 2020, a raíz de la llegada de la pandemia de covid-19 y de la necesidad que tenían las personas de hacer “remedios” para luchar contra el virus, hizo un viraje brusco, pero certero hacia otra actividad comercial.

Comenzó entonces a ofertar miel orgánica, supliéndose de los apicultores de Baní, provincia Peravia, y de San Cristóbal. Luego colocó su propio apiario en la finca de sus padres, en suelo banilejo.

La demanda del dulce producto comenzó a dispararse y era necesario colocar la oferta en igual proporción o más.
Los negocios de Yenelosis están ubicados en la avenida Núñez de Cáceres, Distrito Nacional.

El punto de despegue, en materia de inversión, lo dio con 14 mil pesos de un extra crédito. Con eso compró la primera paca (de ropa usada) y en los primeros tres meses vendió el equivalente a 350 mil pesos, una cifra envidiable para un negocio del que no tenía claro –al momento- sí daría frutos o no. Pero los dio y sigue multiplicándose.

Cuando la pequeña empresaria pasa revista al tiempo transcurrido desde el primer día de su emprendimiento, concluye que el crecimiento ha sido exponencial. “Ahora no vendo ropa de paca, vendo ropa americana, que compro en Los Ángeles”, le cuenta a elCaribe.

Compra ropa al por mayor en territorio norteamericano y la envía posteriormente a Santo Domingo. Tiene también suplidores de Texas, en el caso de la ropa usada. La clientela ha crecido bastante porque tiene ahora más métodos y herramientas de marketing para poder expandirse. El local del negocio es la sala de la casa, diseñado tipo showroom (muestrario), donde recibe personas por citas.

Pero su mayor alcance a nivel de clientela y ventas es por las redes sociales. Tiene fundamentalmente las plataformas Instagram y WhatsApp. Se le puede ubicar a través de @variedadesporym, así como por @mielorganicaporym y en el teléfono 829-763-0801. La ubicación física está calle Cayetano Germosén, al lado del club del Banco Central.

La Altagracia y los suplidores

Los suplidores de las empanadas de yuca que comercializa Yenelosis son de Higüey, provincia La Altagracia. Éstos le envían la masa y ella las prepara y pasa al consumidor final. “Es yuca cien por ciento higüeyana, pero también vendo semillas de cajuil, de almendra y pistacho. Todo es natural y sin sal”, explica, en una conversación fluida con este diario.

Es buena para conversar y no lo esconde. Sabe que un amplio segmento de la población dominicana procura cada día una alimentación más sana y está dispuesta a complacerlo.

En el primer mes de comercialización de las catibías vendió 15,000 unidades. No se trató de ventas al por mayor, sino de clientes que le pedían una o dos docenas. “Ha sido de mucho crecimiento todo lo que vendo”, sigue diciendo.

Actualmente, en el caso de las empanadas, es suplidora de varios restaurantes y de algunos otros negocios y espacios de recreación.

Desde su punto de vista, para las personas que se inician con una idea o un pequeño emprendimiento, “la clave siempre es confiar en Dios, creer en ti mismo, y no llevarte de palabras negativas de nadie”. Es licenciada en Administración de Empresas, graduada en la Universidad Apec. Trabajaba en una constructora, con salario de 15,000 pesos y cuando veía que al final le quedaban 500 “limpios”, optó por retirarse.

“Mi profesión costó más de 300 mil pesos; decidí que eso (el empleo de 15 mil pesos) no podía continuar así y que algo debía hacer para cambiar”, rememora.

Fue ahí cuando abrió su primera paca en el baúl de un carro y mucha gente se burló de ella. “Mira esta licenciada vendiendo ropa usada en un baúl, me decían”, recuerda Yanelosi en la plática sostenida a media mañana.

De sus negocios depende el sustento (en algunos casos parte de ese sustento) de diez personas. Son asalariados o colaboradores.
Yenelosis Mena sabe que no está sola en el mercado de los rubros que oferta. La competencia es amplia.

Cuando elCaribe le pregunta por qué elegir sus productos y no los de otro comercializador, su respuesta es: «Quien me compra sabe que lleva calidad y sabe que se lleva los productos que vende una persona con amplia experiencia”.

Tiene aspiraciones de abrir un local fijo para distribuir la miel y las empanadas.

Sin embargo, le queda claro que puede seguir perfectamente operando como lo ha hecho hasta ahora en su casa. Se refiere a que hoy día se puede estar en el mercado sin necesidad de un local convencional. “La gente prefiere ahorrar tiempo y por eso pide que le manden los productos y mercancías a sus casas u oficinas”, explica. La ropa que vende es fundamentalmente de damas.

Su fondo de emergencia

Yenelosis Mena también laboró en otra institución y mientras estaba allí, hubo días en que su celular no paraba de recibir mensajes. Ahí comprendió que no valía la pena descuidar lo que podía ser un negocio prometedor, por querer mantenerse en un empleo. “Ese trabajo me estaba robando el tiempo que yo podía dedicar a mi empresa. Afortunadamente pude darme cuenta a tiempo y salir de él”, recuerda. Dijo que tiene su fondo de emergencia.

Posted in Destacado, Emprendedores

Más de destacado

Más leídas de destacado

Las Más leídas