De acuerdo a Diana Vahos, especialista en manejo de heridas, el pie diabético es prevenible en un 85 %

Te imaginas llegar a casa, después de 12 horas de trabajo, y descubrir que tus medias están manchadas por la sangre de una herida que no sabes cuándo y por qué ocurrió, debido a que no sientes dolor. Aunque hay personas que no encienden su ‘alarma’, esto podría ser una señal de que algo malo está ocurriendo en tus pies, aseguró Diana Vahos, especialista en manejo de heridas, en una entrevista para elCaribe durante la celebración de TENA, sexto seminario anual sobre el cuidado del adulto mayor.

El pie diabético es una de las complicaciones más comunes en una persona diagnosticada con diabetes, se presenta, básicamente, porque el paciente tiene una condición que se llama neuropatía, una falta de sensibilidad, mayormente, en las manos y en los pies. “Por ejemplo, una cosa tan sencilla, que cualquier persona sentiría, como la molestia en el zapato, el diabético no se da cuenta. Se pasa el día completo con un calzado que le aprieta y el pie se le hincha, más no lo siente, y al final de la jornada cuando se lo quita se da cuenta que tiene una herida…”, comenta la especialista.

Prevención

Según Vahos, esta alteración clínica es prevenible en un 85 por ciento. Para ello, recomienda revisar diariamente los pies, lo que muchas veces no se hace por el ajetreo del día. “El diabético tiene que sacarle tiempo a sus pies. Revisar dedo por dedo y entre los espacios interdigitales, para ver si hay humedad, herida, laceración, enrojecimiento o cualquier signo de alarma que le indique que algo está cambiando en su extremidad, para poder prevenirlo a tiempo”, aconsejó Vahos.

Una alimentación baja en azúcares y en harina es fundamental. “La mayoría de las personas diagnosticadas con pie diabético son pacientes con un mal hábito alimenticio. No es dejar de comer, es alimentarse de una manera regulada”, comentó.

Para Vahos, si nos damos cuenta a tiempo, fácilmente se puede mejorar esa lesión, quitándole el punto crítico que lo está desencadenando.

“Como es una condición a largo plazo, mayormente, el paciente no se da cuenta a tiempo. Primero no tiene la visión, segundo no le duele y cuando se percata es cuando hay una herida grande”.
Además, añade que el paciente tiene una baja tasa de cicatrización, porque para ello necesita una buena circulación sanguínea que no tiene. Entonces, no hay un buen aporte sanguíneo, la herida permanece más tiempo abierta, lo que hace que se vuelva crónica y con más riesgo de infección”, indicó la especialista en el tema.

Actividad física

Los adultos mayores creen que por su edad, por sobrepeso y una marcha difícil, no pueden hacer ejercicios, pero muy por el contrario, deben hacerlo. Según la profesional en salud “hay ejercicios muy sencillos como el pase de una pelota que ayuda a movilizar el cuerpo y a generar energía, lo que hace que haya un mayor funcionamiento cardiovascular. Nunca se les va a pedir que salgan a dar tres vueltas corriendo o trotando, sino que hagan movimientos diferentes que involucre el cuerpo”.

Complicaciones

Una persona con pie diabético sufrirá complicaciones, donde la más grave de todas es la amputación de la extremidad. “Cuando hay una amputación se complica la calidad de vida del paciente como la de los cuidadores”, compartió la especialista de origen colombiano. Un paciente amputado es un paciente que tiene que adaptarse a una prótesis , que tiene que hacer rehabilitación; si es activo laboralmente dejará de hacerlo por un tiempo, pero también puede ser de forma definitiva para pasar a ser dependiente de un cuidador, puntualizó.

Cuidado del pie diabético

Vahos sugirió usar una toalla muy suave, porque esas pieles son tan delicadas que utilizar una muy áspera le puede generar una herida. El corte de las uñas se vuelve fundamental, no lo puede hacer cualquier persona. “Como no siente, cuando una persona no adecuada comienza a cortarle y este no se queja, sigue cortando hasta el final sin percatarse que le está haciendo daño al afectado”, señaló.

También es necesario, una humectación en los pies, que por la falta de vascularización y de circulación sanguínea de la extremidad, el pie se va convirtiendo en un pie cianótico que es un pie morado, frío y muy reseco.

Diana Vahos, especialista en manejo de heridas.

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