Rosalía Miguelina Sosa Pérez fue reconocida con la Medalla al Mérito de la Mujer Dominicana 2025 en la categoría Trayectoria Social y Comunitaria
Rosalía Sosa ha dedicado su vida a fortalecer las instituciones democráticas y a promover la transparencia, la equidad y la justicia en los diferentes espacios donde ha ejercido su liderazgo.
Como vicerrectora de Extensión de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), ha impulsado programas de gran impacto social como Universitario por un Día, Amando a las Ciencias, Cuida tu Cuerpo y UASD Solidaria en beneficio no solo de la comunidad universitaria, sino también de sectores vulnerables a nivel nacional.
En el ámbito social y comunitario, ha sido una incansable promotora de los derechos de las mujeres, la participación ciudadana y la transparencia en la gestión pública. Su compromiso con los derechos de las mujeres se ha manifestado a través de iniciativas para combatir la violencia de género, encabezó la Marcha de las Novias en distintas regiones del país y promovió activamente la inclusión de las tres causales en el Código Penal Dominicano.
- Infancia bonita y sana
Pasé mi infancia en el municipio de Hostos, provincia Duarte, fue una niñez muy bonita, muy sana. Aprendí desde pequeña el valor del trabajo, la honestidad y la dignidad. Parte de mis estudios los realicé en la escuela básica Luis A. Weber, donde tuve profesores magníficos como las hermanas Esperanza y Buse Rosa, que fueron personas que marcaron mi vida, me enseñaron no solo a leer, a escribir, matemáticas, historia, sino también a recitar. En las escuelas se celebraban las fechas patrias, siempre recuerdo que una vez hice el papel de María Trinidad Sánchez, me envolvieron en la bandera, tenía como ocho años. Ese día aprendí mucho de ese personaje, de su lucha, fue la primera mujer a la que se le hizo un juicio político en la historia de la República Dominicana, la primera mujer fusilada en manos de Santana. Aunque mi padre era abogado, tenía una finca donde conocí el cacao, el arroz, el irreverente río Yuna con sus inundaciones en las diferentes plantaciones. Siempre recuerdo los días de Semana Santa, el intercambio de las habichuelas con dulce entre vecinos, el moro de guandules con bacalao… mi familia vino a Santo Domingo cuando terminé el séptimo de la primaria, aquí entré al Colegio Quisqueya donde cursé desde el octavo hasta el tercero de bachillerato. El último año lo hice en el Colegio de Santo Domingo”. - La huella de sus padres
Mi madre Francisca Pérez Romero es una mujer firme, pero tierna, me inculcó el amor por el estudio y la sensibilidad por los demás. Es muy trabajadora, fue la primera mujer que vi montada en una motocicleta y en un caballo para ir a la finca. Ella es muy dedicada a servir y ayudar a las personas. Mi padre Manuel Ramón Sosa Vasallo, falleció hace un tiempo, era de pensamiento claro y con una gran integridad, me enseñó la disciplina, el compromiso con la palabra dada, el amor al trabajo y la importancia de servir sin esperar nada a cambio. Se preocupaba mucho porque estudiáramos, que leyéramos, sobre todo nuestros escritores dominicanos, quería que tuviéramos una buena redacción. Me inscribió en mecanografía en el Instituto Gregg en la Avenida Independencia, pero nunca me imaginé que iba a ser su secretaria. Cuando estaba en el bachillerato, mi papá se sentaba a dictarme sus escritos, para entonces las correcciones las hacíamos con liquid paper y un lápiz borrador. Hacíamos un original y nueve copias, porque había que depositarlas en las diferentes instancias. Somos cinco hermanos, tres hembras y dos varones. Tres somos abogados que adquirimos esa inspiración de nuestro padre”. - Estudios en la Unión Soviética
Entré al Colegio Universitario de la UASD para estudiar Derecho, pero me vino una inspiración y solicité una beca a través del Partido Comunista, en ese entonces el PCD para estudiar a la Unión Soviética una especialidad en Planificación de la Economía Nacional en Moscú, en la Universidad de la Amistad de los Pueblos. Allí viví cinco años y tres meses, fue importante para mí porque siendo una muchachita de una isla como República Dominicana estar en un país como la Unión Soviética era de gran impacto. Como había estudiantes de países en vías de desarrollo, me di cuenta de que nosotros no estábamos tan mal, en comparación con algunos países asiáticos o africanos. Allá se adquiere una formación desde que llegas, hay que estudiar, se aprende a ser puntuales, se respeta el tiempo de las personas. - Llegada a la RD
Volví a mi país con un deseo profundo de aportar lo aprendido, y continué los estudios de Derecho. En la Unión Soviética me di cuenta de que había que participar y luchar por que nuestro país fuera mejor. Desde entonces he participado en todo lo que se me ha convocado, donde participo trato de dejar una huella. Soy parte de la creación de la Oficina Nacional de Defensa Judicial, hoy Oficina de la Defensa Pública, también en todos los procesos de reforma del sistema de justicia, en la creación de las escuelas nacionales de la Judicatura y del Ministerio Público, en la instalación e implementación del Código Procesal Penal y todas las instancias necesarias para su implementación. En la universidad creé la cátedra UASD Unesco, Cultura de Paz, Derechos Humanos, además incentivé a los estudiantes de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas a participar en las competencias simuladas de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, entre otros”. - Miedo a los disturbios de la UASD
Cuando estudiaba en la UASD algunas de las manifestaciones me daban miedo, porque éramos agredidos, la policía siempre se acercaba a la sede central, había intercambios, nosotros tirábamos piedras, pero la policía lanzaba bombas y en una que otra ocasión el recinto fue invadido. De esas luchas tenemos estudiantes que son mártires es esas protestas por el uso indiscriminado de la fuerza, porque agencias del orden no entendían la lucha, sino que cumplían un mandato. Ahora que soy funcionaria administrativa y tengo 31 años de servicio como docente, incentivo a mis estudiantes a que no solo estudien, sino a que entiendan las luchas que tiene la UASD y tienen que defenderla”. - Madre académica
Mis estudiantes son mis hijos académicos. Cuando me encuentro con alguno de ellos, mis hijos me dicen mami ahí vienen tus hijos… Una vez estaba incentivando a mis estudiantes de Derecho a que participaran en el Concurso de Aspirantes a Jueces de Paz, uno de ellos me dijo: no maestra, nosotros los pobres no tenemos acceso, entonces le contesté réteme, porque usted tiene acceso, si quiere, nada más es tener la voluntad, la formación y la preparación. Como hay una buena relación entre la Escuela Nacional de la Judicatura y la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas, un día visité la escuela y me encontré a ese estudiante y me dijo maestra estoy aquí, hoy es un miembro del Poder Judicial y eso me llena de mucho orgullo. Con eso le dejé ver que aunque sea una persona de escasos recursos, tiene que participar y demostrar que es bueno y que la UASD le dio una buena formación”. - Anécdota
Hace poco me reuní con las hijas de las maestras Sandra y Carmen Germán Rosa, nos sentamos a recordar el desayuno escolar que nos daban en la escuela, donado por la Alianza para el Progreso de los Estados Unidos. A nosotras nos fascinaban las arepas o el bollo de harina de trigo que nos daban, el locrio de trigo, la torta que con ese amor preparaban los empleados de la escuela. Aunque iba desayunada de mi casa, me encantaba comerlos. Fue una época maravillosa que siempre recuerdo”. - Estudiante de Ciencias Políticas
Actualmente soy estudiante de término de la carrera de Ciencias Políticas. No estudio como mis hijos que cogían hasta 10 materias, es por eso que el más pequeño siempre me dice a modo de broma: mami tú vas a terminar como en el 2040 porque solo tomo de dos a tres materias. Antes, cuando era estudiante de de derecho estaba acostumbrada a seleccionar entre ocho y nueve materias porque no trabajaba, pero por la posición que tengo no puedo. Invito a cualquier profesional a que estudie Ciencias Políticas, es muy bonita, con ella he aprendido la historia política de la República Dominicana, de Duarte, de Sánchez, de Mella; de Luperón. He aprendido, por ejemplo la verdadera historia de la Independencia, qué fue la Restauración y la lucha por una identidad nacional y eso me da mucha cultura y aprender mucho el valor que tiene este recinto de la UASD para el pueblo dominicano. Estoy muy contenta de ser estudiante, espero terminar el año que viene”. - Su media naranja
A mi esposo, mi media naranja y yo fuimos compañeros de aula en la carrera de Derecho, pero la vida nos juntó después. El 29 de abril cumplimos 31 años de lucha juntos, de crecimiento, no solamente como pareja, sino de desarrollo profesional y académico. Franklyn es un hombre y una excelente pareja, contribuye mucho a mi crecimiento personal y profesional y algo que tiene bueno es que me deja crecer. Es un hombre de admiración, que poco a poco se forjó un camino en la UASD como estudiante y como empleado. Comenzó como un simple oficinista en la universidad y llegó a ser su rector, y no se lo debe a nadie, solo a su esfuerzo, a su tesón, a su compromiso, y por eso admiro esa faceta de su vida. Es mi compañero de vida y padre de mis hijos”. - Sus hijos
Mi media naranja y yo tenemos cinco hijos. Dos abogados, una publicista y dos estudiantes de Derecho. Además tenemos cinco nietos. Mis hijos son maravillosos, muchachos buenos, sanos y trabajadores. Espero que sigan luchando como nosotros para tener un mejor país y que luchen por ser felices. Ellos son mis primeros críticos, cuando me ven luchando por la Reforma Policial, porque los muchachos sean mejores estudiantes y personas, por crear cosas, me dicen en forma de broma: mami te veremos con un bastoncito diciendo, la Reforma, la Policía, la justicia… A ellos les digo que tenemos que dejar un legado para que puedan tener un mejor país, que esa es la herencia que les vamos a dejar tanto a ellos como a y a mis nietos”.
Compromiso con los estdiantes
En mi oficina tengo cajas de constituciones que me ha donado el Tribunal Constitucional y donde quiera que voy, las entrego a los estudiantes. En la vicerrectoría tenemos un programa que se llama Universitario por un Día que consiste en traer estudiantes de sexto de bachillerato del sistema público, privado y mixto para que conozcan la universidad. Los buscamos en el autobús de la UASD y lo devolvemos a su centro de educación a las 2:00 de la tarde. Cuando llegan aquí les damos la bienvenida, le entregamos la Constitución y a las maestras les entregamos cajas con el documento para que las distribuyan en sus respectivas escuelas.
A estos estudiantes les enseñamos nuestros símbolos patrios, los sentamos en el Aula Magna para que conozcan su importancia y la historia de ese espacio, con su estructura en forma de bohío como eran las casas de los indios para que no se nos olviden nuestros orígenes. También les damos a conocer la historia de La Madre Nutricia, les enseñamos la seda central para que vean que esto es una verdadera universidad con casi 170 mil estudiantes a nivel nacional y con presencia en todas las provincias, entre otros espacios que conforman la universidad”.
Admiración
“Mi madre es una mujer firme, pero tierna, me inculcó el amor por los estudios y la sensibilidad por los demás. Fue la primera mujer que vi montada en una motocicleta y en un caballo para ir a cuidar la agricultura en la finca”.
Enseñanza
“Mi padre era de pensamiento claro y con una gran integridad, me enseñó la disciplina, el compromiso con la palabra dada, el amor al trabajo y la importancia de servir sin esperar nada a cambio”.
Recuerdos
Mi padre tenía una finca donde conocí el cacao, el arroz, el irreverente Río Yuna con sus inundaciones en las diferentes plantaciones”.
Aprendizaje
Nunca se me va a olvida que una vez hice el papel de María Trinidad Sánchez, me envolvieron en la bandera, tenía ocho años. Aprendí mucho de ese personaje, de su lucha”.
Patriotismo
En la Unión Soviética me di cuenta de que había que participar y luchar porque nuestro país fuera mejor. Desde entonces he participado en todo lo que se me ha convocado”.
Ayudante
Mi papá me puso a estudiar mecanografía en el Instituto Gregg que quedaba en la Avenida Independencia, pero nunca me imaginé que iba a ser su secretaria”.