El impacto de la Ley de Cine no es solamente económico, es social y cultural, e incide indirectamente en el turismo

¿Cómo sería República Dominicana hoy mismo sin Ley de Cine? El sector de la industria cinematográfica es de tanta importancia en el país y sus beneficios tan diversos que, ahora mismo, solamente un desatinado o un mal informado, podría pensar en un futuro sin que esa industria cuente con las facilidades que le permiten crecer gracias a la Ley del Fomento de la Industria Cinematográfica.

Si bien los logros en el resto del sector cultural son más bien escasos, por no decir casi nulos, la cinematográfica resulta la industria modelo que sirve de motor para impulsar el posible desarrollo de otras áreas que padecen de una lentitud de miel de purga.

Hay quienes se pueden preguntar cómo la industria del cine puede ser rentable si supuestamente ha mermado la afluencia de público a las películas dominicanas. El hecho real es que el público se ha ido volviendo cada vez más exigente. Amén de que las criticadas comedias que se hacían por pipá tiempos atrás, tuvieron el beneficio de crear industria.

El proceso ha sido tan interesante como cambiante. Por demás muy parecido a lo sucedido en otros lares. Por ejemplo, en España las comedias del postfranquismo evolucionaron a otro tipo de comedia, más inteligente. Y el cine de ensayo o de autor, se volvió también más comercial. Eso mismo ocurrirá con el cine dominicano. Aquí las comedias pedestres del inicio funcionan cada vez menos. Los documentales y los dramas anuncian señales de lo que definitivamente se conocerá como el cine dominicano, dueño de una fotografía propia y de un lenguaje cada vez más local y con ello más universal, a través del tratamiento de problemáticas propias de nuestra sociedad. Aunque hay que trabajar cada vez más fuerte en la creación del espectador dominicano y del pensamiento cinematográfico, unido cada vez más a una crítica vigorosa y honesta.

El desarrollo ha sido posible y lo seguirá siendo gracias a la conjunción de dos artículos claves de la Ley de Cine el 34 y el 39. El primero tiene que ver con el cine local y el segundo con las inversiones extranjeras en la industria cinematográfica dominicana. Léase rodajes, coproducciones, etc. Una y otra son consustanciales y no pueden vivir separadas.

El informe final de una consultoría realizada por Apricus Consulting Group para evaluar el verdadero impacto de esta industria en la economía del país arroja datos relevantes. Tanto así que la DGCine desarrolla actualmente relaciones cada vez más estrechas con las alcaldías de municipios donde se realizan rodajes, con las cuales pretende, entre otras facilidades, ‘amarrar’ bien con ellos la buena estadía de los equipos de rodaje internacionales o nacionales que ‘desembarquen’ en sus zonas, donde el ‘boroneo’ no se hace esperar.

Según el informe, se ha evidenciado un aumento en el presupuesto de filmación que se ha generado primordialmente por el incremento en las producciones internacionales, las cuales se han convertido en los mayores impulsores de las filmaciones en la República Dominicana. Esto es sumamente relevante porque en los años 2017-2018 el 52% de las filmaciones eran domésticas; pero en 2019-2021 apenas se llegó al 33%, cuando las producciones extranjeras aumentaron de un 42% a un 63% en el bienio.

Geográficamente, se ha ampliado el territorio que sirve de locaciones para filmar. Si en 2017-2018 Santo Domingo abarcaba el 55%, en 2019-2021 descendió a un promedio del 46%, mientras crecía otras zonas como Samaná, Puerto Plata, La Romana, Punta Cana, La Vega y Santiago.

Por otra parte el pago de remuneraciones a empleados formales e informales es alto, por lo que esos ingresos producen un mayor dinamismo económico con la compra de bienes y servicios para consumo personal por parte de los empleados, lo cual es recogido por el efecto inducido. De hecho, se estima que el efecto inducido habría generado más de 4,575 empleos para el año 2022. La mayoría en el sector femenino.

Un 21% del total de empleos que se generaron en 2020-2021 fueron empleos para universitarios, sin embargo el 79% restante fue mayormente a personas con nivel de bachillerato y nivel primario.

Aun así, el sector requiere cada vez de mayor cantidad de personas con nivel técnico. Esto permite atraer filmaciones de mayor importancia y ayuda a consolidar al país internacionalmente como destino de filmación, con lo cual atrae inversiones e incrementa el valor agregado que se realiza en el país, al eventualmente poder realizar servicios especializados de pre-producción y post-producción. DGCine trabaja en establecer alianzas con centros de capacitación y formación para poder desarrollar esta oferta formativa en el país. Actualmente se considera que unas siete universidades ofrecen especializaciones cinematográficas.

El impacto de la industria cinematográfica en la economía dominicana, como vemos, es creciente y multiplicador. No solo genera riquezas materiales, sino también riquezas espirituales.

Generación de empleos

La generación de más de 15 mil puestos de trabajo en 2020-2021 se elevó en 2022 a 25 mil puestos. La mayor parte de ellos indirectos, debido a que la filmación de producciones es altamente dependiente de compras intermedias de sectores trabajo intensivo, como otros servicios, turismo y comercio. La generación de empleos directos es menor pues la filmación es capital intensivo (estudios de grabación, maquinarias de filmación), mientras que los trabajos intensivos en mano de obra son subcontratados, dada la estacionalidad o especialización, por lo que se registran en los efectos indirectos.

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