La entelequia heredada de Trujillo que sigue vigente en el país, no solo les hace flaco favor a sus objetivos de existencia, sino también al Gobierno y a la sociedad.

La Comisión de Espectáculos y Radiofonía creada por la Ley No. 1951 de fecha 7 de marzo de 1949, cumplirá 75 años en el 2024, justo dentro de un año. El mejor festejo de su existencia debería ser su no existencia efectiva y definitiva, porque literalmente no existe sino para crear embrollos.

Los miembros de la Comisión deberían darse una vueltecita por la 42; otra por el éter dominicano, desde el amanecer hasta la noche. Pero ni siquiera cuentan con los equipos necesarios para monitorear nada.

La prohibición más reciente relacionada con el tema “La Suegra”, de Romeo, es tan ridícula como incongruente. Esta es una cancioncilla de cuna al lado de la cantidad de “canciones” que se escuchan a diario con loas a las drogas, a la violencia, al sexo, a la cosificación de la mujer. Así mismo está llena de comentarios sobre los temas más bizarros, a cualquier hora, a lengua pelada.

Me metí de cabeza en el portal del Ministerio de Cultura, a investigar el presupuesto con que cuenta la Comisión, pero ese portal no aporta nada sobre lo que buscaba. Datos vagos, generales, que a ojo grosso no significan nada ni hay cómo meterles el diente.

La realidad es que esa Comisión que mantenemos con los impuestos de los que aportamos es buena para nada.

Cecilia García es La Suegra


El rol que ha jugado y que juega en la sociedad es de telón de humo.

Hay que sospechar siempre de todo lo que sea prohibir. Esa palabra que fue inventada por Lenin y refrendada por Stalin, Mao, Kim, Castro, y que con entusiasmo revolucionario hacen que tenga vigencia el tirano Ortega, el gobernante Maduro de Venezuela y el títere Canel.

Así que lo mejor es que deje de exitir esa bendita Comisión, que valida definitivamente la canción La suegra, de Romeo y hará que ahora se escuche más.

Solo con educación y cultura se pueden crear modelos que correspondan con el tipo de paradigmas que queremos promover en nuestra sociedad. Prohibir no es educar.

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