Se presenta en Sala Ravelo del Teatro Nacional, viernes está sold-out, abrieron sábado, ¿habrá domingo?
Con Radojka, el público amante del humor negro, tiene probablemente una de las mejores obras de lo que va del siglo XXI en el repertorio de la comedia latinoamericana.
Esa manera de ver la vida desde el cristal ahumado de la risa inteligente es sencillamente deliciosa… como el pastel de celebración de un divorcio, podría decir Gloria el personaje que dignifica María Castillo.
Guillermo Cordero es el culpable de esta puesta en escena en la que ha volcado no solo su madurez como director, sino hasta los muebles de amigos y los portarretratos de sus dos abuelos. Pero sobre todo su sensibilidad.
La obra fue montada en pocos meses. Desde que comenzaron con la lectura de mesa, hasta “abrir el telón” han pasado apenas tres meses, más o menos.
Para esta obra escrita a cuatro manos por los uruguayos Federico Smith y Christian Ibarzabal, Cordero llamó a María Castillo, Aidita Selman y Miriam Bello. Esta última hace una aparición breve pero bien acentuada de apenas cuatro o cinco minutos. Y se gana los aplausos al final de la obra, gracias a esa plasticidad y simpatía natural suyas. La primera le viene del ballet donde ha sido primera figura.
En Aidita Selman lo único que parece falso en su personaje de Lucía es la peluca rubia, pero todo lo demás es tan orgánico como adorable, desde su estudiada ingenuidad hasta su muy lograda evolución al final de la obra. Delgada y natural, espigada “como una institutriz”, a decir de Cordero, su Lucía es lúcida, aunque no lo parezca.
Con este papel, Aidita, quien estudió arte dramático, y que viene de la escritura, y sobre todo de la producción, se mete en un personaje de una situación que bien conoce ella, porque el abandono, la soledad, los envejecientes, son las premisas de esta obra que usa la ironía y sobre todo el humor negro, para dejarnos una importante reflexión vital.
María Castillo logra quizás la mejor caracterización que ha hecho en las dos últimas décadas, con un personaje que se puso como un guante de cirujano, en el cual, hay vestigios de esas babushkas rusas que a su vez parecen salidas de cuentos de Chéjov o de escenas de Gogol.
Una ventaja de Radojka es su carácter universal, desde la intimidad de una casa que bien puede estar en La Plata, en Baní, en Dijón o en Subótica. Su problemática es universal, como lo es el sentido del humor.
En Radojka se da una especie de actualización de algunos de los principios de la picarezca española. Veamos: el protagonista es un pícaro o pícara; falsa autobiografía; aunque intenta mejorar socialmente sus propios enredos le van en contra; una ideología moralizante que al final desemboca en desengaño; una intención satírica y realista, etc.
La respuesta del público ha sido apoteósica a ese tempo que va en un crescendo que hace que uno no sienta que ya debe acabarse la obra. Como si nada sobrara ni nada faltara.
No pueden faltar referencias de la actualidad, y sobre todo ese one-two de diálogos, ese duelo entre ambas actrices. Sin embargo no es la carcajada (que también las hay), lo importante, sino ese modo de deslizar un mensaje tan profundo y serio como son los significados de la soledad y el abandono, y sus consecuencias, en un sistema de ruedas dentadas de provocaciones a la risa, gracias a un texto ágil.
Gloria y Lucía cuidan a la anciana Radojka, de origen serbio, cuyo hijo solo se interesa en ella esporádicamente. Un día Radojka resbala en la bañera, se da un golpe y muere al instante. Las dos cuidadoras, ante la perspectiva de su futuro laboral, y dado que ya no se puede hacer nada, deciden callar y aparentar ante el mundo que todo sigue igual.
“Radoja” invita al debate, más allá de la risa.
Ficha técnica de la comedia Radojka
Obra teatral: Radojka
Dramaturgos: Fernando Schmidt y Christian Ibarzabal
Producción y dirección: Guillermo Cordero
Actrices: María Castillo, Aidita
Selman, María Bello
Género: comedia
Sala: Manuel Ravelo del Teatro
Nacional
Fechas: viernes 8 de julio, sábado 9
Hora: 8:30 pm
Precio boletas: RD$1,500
