Amaury Sánchez produjo “Sinfonía Caribeña”, un espacio que debería repetir anualmente, con artistas de todo el Caribe y su Orquesta Filarmónica de Santo Domingo.

Amaury Sánchez se fue a La Habana y contactó con Amaury Pérez quien lo recibió en su casa. Entre rones y habanos, el dominicano invitó al cubano a presentarse de nuevo en Santo Domingo. Le ofreció el concierto con la Orquesta Filarmónica y el Teatro Nacional. Siete horas pasaron juntos, haciéndose amigos. ¿De qué hablaron? Solo ellos y sus cercanos lo saben. Pero la noche del viernes se hizo realidad la propuesta, que finalmente unió en escena a Pérez, Pavel Núñez, Liuba María Hevia y una cada día más inmensa Maridalia Hernández.

“Sinfonía Caribeña” es unaplataforma -como nos gusta decir ahora, en este paralenguaje urbanita- que Amaury, el Sánchez, debería mantener cada año, con figuras de Puerto Rico, Cuba, República Dominicana y otros puntos del Caribe imaginario que llega, según musicólogos, hasta Brasil.

El concierto

Pavel abrió con “Dime si lo ves”, y un arreglo sinfónico bien agradecido. Pisicato, luego maderas y cuerdas, en una de sus más sentidas y populares creaciones. Agradeció la valentía de Amaury de apostar por este tipo de propuesta. “Abro el concierto porque soy el encargado de amargarlos”, dijo. Y empastó felizmente su guitarra con la orquesta en Agonizando. Sin ti es mejor, Te me perdiste (la canción que escribió para Danny Rivera y grabó a dúo con él). Luego, Viene gente y Te di. Pavel, ahora El abridor, excelente.

Amaury, el Sánchez, trajo a Liuba a escena. Dueña de una voz maravillosa y canciones para siempre, ofreció la habanera Mi Vieja Habana, a la memoria de Eusebio Leal. Evidentemente nerviosa -lo dijo, con la palabra emocionada, que es como lo dicen los artistas-, aún no se gozaba el concierto, pendiente del tempo de la orquesta. Aplaudida, pidió agua. Con Si me falta tu sonrisa y Con los hilos de la luna (la de su abuelo asturiano), estuvo más suelta y alegre, más Liuba. Y ya con Así es tu amor era ella toda, agradeciendo los arreglos de Wilma Alba y Waldo Labaud. Dedicó la canción al pueblo venezolano “Esperanza, llena los balcones de nomeolvides, madreselvas, girasoles. Agua mansa de los corazones…”.

Junto a Maridalia brindó su Ausencia, una de las obras imprescindibles de la trova cubana de todos los tiempos.

El humor es tan parte del ser y el estar de Liuba como de Amaury Pérez Vidal, quien en camerino dijo a quien suscribe, “no escribas nada malo contra mí, que te echo brujería… Bueno, no, ya no me dedico a eso!”, entre risas.

Amaury superó espectativas -70 años y memes de las redes, de por medio-, pues mantiene el vibrato característico de su voz. Emocionado, cantó Solo en septiembre, un tema desconocido. Hizo anécdotas. habló de su “traje de general coreano” con el cual vestía.

Recordó que hace 46 años visitó el país por primera vez, los amigos cosechados, agradeció el cariño recibido y destacó que, antes de aquel, sus viajes eran a Hungría, Polonia, Yugoslavia, la URSS. Cantó Cuando tú me querías, haciendo el lenguaje de señas, inventado por él y una vecina amiga sordo muda.

Con Acuérdate de abril y Encuentro (pasajes muy bonitos en las cuerdas) fue muy aplaudido. Cerró con Hacerte venir e inútiles repeticiones del “hacerte”, al final, imperdible para memes. Ovación. Amaury Pérez es muy querido aquí y volverá.

Al final los cuatro en Santiago en coche, de Adalberto Alvarez, fue reconvertida en A Bayamo en coche. Ovación. La orquesta, excelente.

Maridalia Hernández, la gran voz dominicana

Maridalia Hernández fue la gran protagonista de la noche. Sin proponérselo fue el centro de la “Sinfonía Caribeña”, dueña de una voz que parece reunir todas las alegrías, los dolores, las esperanzas y los devenires de las etnias que forjaron este ‘crisol de culturas que es el Caribe’, como diría el sabio Fernando Ortiz.

Entregada con Nuestro amor, Maridalia remontó con facilidad y gracia el merengue, que marcó la bisagra entre el amargue y la fiesta, ya prevista por Pavel. Olas y amor fue un estremecedor bolero, arreglado originalmente para ese formato, uno de esos temas que exigen mostrar todos los colores de una voz inusual, única, perteneciente al Olimpo de las grandes voces de Iberoamérica. Con Para quererte, de José Antonio Rodríguez, el público siguió ovacionando tanto darse.

Y finalmente, Te ofrezco.

Maridalia Hernández es la principal voz de República Dominicana, y aún está a tiempo de ser promovida internacionalmente. El Estado, a través del Ministerio de Relaciones Exteriores y el de Turismo, podría planificar un relanzamiento de la gran artista que ya quisieran para sí tantos países. Y la artista debe ponerse a disposición de ello.

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