Una madre y su hijo con discapacidad salen adelante a pesar de las vicisitudes y su situación económica

Anyi Ramírez es madre de una niña de 13 años y un niño de 8. En su primer embarazo tuvo dificultades para dar a luz, pero superó todas las pruebas y el resultado fue positivo.

“Con la niña me fue súper mal, ya que a las 6 semanas se me subió la presión altísima, tuvieron que hacerme una cesárea a los 7 meses. Ella nació prematura, pequeñita, pero gracias a Dios nació en salud”, contó la madre, residente en la comunidad de La Siembra, ubicada al sur del país, durante una entrevista con elCaribe.

Cinco años después, volvió a quedar en estado. A diferencia del primer embarazo, todo marchaba de maravilla. Las imágenes revelaban que vendría una segunda criatura aparentemente saludable. “Me sentía muy bien porque no sentía presión alta ni nada de eso. Me hice una sonografía a los 5 meses y solo me dijeron que era varón. Yo estaba feliz porque yo quería un niño”.

Cuando volvió al médico para hacerse un chequeo, el embarazo estaba casi completo. Los médicos le advirtieron que como tenía la presión alta había que trasladarla a Azua. Cuenta que el único pensamiento que llegó a su mente fue “no quiero que me pase como mi primer embarazo”.

Explica que ese día que le practicaron la cesárea, le dolía mucho la cabeza y pasó horas sin comer nada, pero solo pensaba en que su hijo naciera bien. Lo que nunca pasó por su cabeza fue que su historia y estilo de vida cambiarían una vez viera a su niño por primera vez.

“Me llevaron a sala de cirugías y me hicieron la cesárea. Cuando oí al niño que lloró yo estaba feliz”, cuenta. Cuando llegó el momento de conocer a Elías notó impresión en las caras de quienes la atendían, puesto a que previamente no tuvieron ni una pista de que el niño estaba incompleto.

“La enfermera, que casualmente fue la misma que me atendió cuando tuve a la niña, me dijo ‘ay mira cómo nació tu niño’. Ellos se sorprendieron todos en ese momento, porque no habían visto nada en las imágenes. Yo aún tenía el efecto de la anestesia, cuando volví en sí, que vi a mi niño (sin manos, ni pies), no lloré ni nada. Yo solo sonreí y dije, ‘bueno, gracias a Dios por todo’. En ese momento no me pasó nada por la cabeza si soy sincera, solo sonreí y no me sentí triste”, reveló.

Siguió contando su historia, asegurando que su hijo fue un regalo mandado directamente del cielo y sus emociones no eran más que positivaa, a pesar de que todos en la sala estaban pendientes a cómo había nacido Elías.

“En ningún momento me sentí triste ni nada de eso, porque eso fue como algo que Dios me envió para ponerme a prueba, digo yo. Cuando vi a mamá llorar y llorar, eso sí me entristeció un poco”.

Otro trago amargo que tuvo que beberse en esos momentos fueron los comentarios inoportunos acerca de la idea de que pudo haber abortado a su niño, de haberse enterado que nacería con una discapacidad física. “Había muchas personas diciéndome cosas feas. Me dijeron ‘prepárate para cargar con él en silla de ruedas’, me preguntaron también el por qué no aborté, y yo dije que no, que no podía abortar porque Dios me lo mandó, me lo mandó así por alguna razón. Yo ni sabía que mi niño venía así, eso fue una sorpresa. Pero dije que no, porque si Dios me lo dio así, no puedo hacer ese castigo. Yo sí deseo a mi hijo, no era indeseado”, fue su respuesta a insinuaciones necias.

Retos

Ser madre es de por sí una función retadora, otras circunstancias también han complicado a Anyi de ejercer esa tarea a plenitud, como su situación económica y la falta de acompañamiento de parte del padre de sus hijos. “El papá es agricultor y era difícil. Nos separamos y me fuí a la casa de mi mamá. Mi papá nos ayudaba mucho, pero él se enfermó, le dio una trombosis y ya no podía ayudarnos. Yo tampoco quería ser una carga para ellos. A veces tenía momentos que deseaba estar viviendo debajo de una mata de mango o de un puente con mis hijos, para estar tranquila, pero que seamos nosotros sin estar molestando a nadie”, expresó.

Ante las vicisitudes y situación económica aceptó un trabajo en una banca, sin saber cómo, aprendió a hacerlo por sus hijos y se mudó como pudo debido a que el apoyo del padre era ausente. “Llegué a vivir como en tres casas, de una nos sacaron por falta de pago, llegué a vivir en una que era prestada. De ahí se nos hacía difícil y no encontrábamos donde vivir, en esa misma casa pusieron a otra persona a vivir con nosotros y yo dije que tenía que salir con mis hijos de esa situación”.

Anyi se olvidó de ella, de sus gustos y aspiraciones para darle paso a los de sus hijos. En lo único que gasta es en su alimentación, un techo para ellos, tratamientos para Elías. Todo esto con un limitado sueldo.

“También quiero estudiar. Algo relacionado a orientación y tratar temas de bullying. Terminé hace años la escuela, pero quiero estudiar porque nunca es tarde para empezar, pero no podía coger esos RD$4,000 para eso porque tenía que pensar en comida y un espacio para vivir con mis hijos, pero siempre estoy con el miedo de que me la quiten o que me aumenten la mensualidad. Compro lo necesario para que ellos puedan comer. Si mis hijos están llenos no importa. Yo por mis hijos soy capaz de todo”.

Elías: un niño brillante

Anyi describe a Elías como un niño “brillante y fuerte”, de quien ha aprendido mucho. “A pesar de que él nació así, sin su pie, es un niño sano y fuerte porque casi no se caía. Desde ese primer día que empezó a andar casi no se caía, era una maravilla. Tantos niños que nacen sin su pie y se caen. De Elías he aprendido muchísimo, él es fuerte, él me dice, ‘mami ven a ayudarte a hacer esto y aquello’. Es maravilloso”.

Mensaje a las madres

Anyi es muy optimista y reconoce que casi siempre se está riendo. Es una persona agradecida y desde esa gratitud envía un mensaje a todas las madres en su día, especialmente a aquellas que pasan por la misma situación que ella.

“A todas las madres les digo que a pesar de que uno esté pasando por momentos difíciles como yo los he pasado, a pesar de que Dios les envié a un niño con discapacidad, tienen que quererlos, amarlos, tratarlos normal, y no acomplejarlos. No los aborten. A todas las madres que tengan a un niño así como Elías, amenlo y luchen por ellos para seguir adelante porque tener a un niño es una bendición, ser madre es una bendición y ser madre de un niño así lo es mucho más. Si se puede”, culminó diciendo la madre mientras miraba a su hijo con ojos de gratitud.

“CDN y Jompéame construyen sus pasos”

El sueño de esta familia es tener su propio espacio, del que no tengan que preocuparse porque los van a echar. Anyi especialmente quiere lograr ese hogar del que sus hijos puedan recordarlo como referencia de su infancia. “Nosotros somos 4 hermanos y en nuestra casa vivimos nuestra niñez, después cada quien siguió su rumbo y siempre he querido eso para mis hijos, que digan ‘aquí fue que viví mi infancia’ y no tengan que estar recordando momentos malos”.

Jompéame y CDN Canal 37 se unen a la lucha de Elías a través de su iniciativa Gente Buena X Una Buena Causa. Llevando esperanza a esta familia de valientes. Luego de que la historia de Elías fuese publicada en las plataformas de Jompéame y CDN Canal 37, más de 700 personas se unieron para ayudar. Con lo recaudado se construirá desde 0 una vivienda digna para esta familia. Además, las prótesis de Elías ya están en construcción de la mano del equipo de Innovación Ortopédica y está recibiendo atención médica especializada.

Posted in Gente

Más de gente

Más leídas de gente

Las Más leídas