En esta semana se ha celebrado el día internacional de la mujer médico. No se ha mencionado a la primera mujer dominicana en recibirse de licenciada en medicina, la doctora Evangelina Rodríguez.
Nace en Higüey en 1879. Fue declarada como hija natural reconocida de un comerciante, y a pesar de los prejuicios sociales de su época, estudia y con las más altas calificaciones se hace bachiller en 1902 en el Instituto de Señoritas que dirige Anacaona Moscoso en San Pedro de Macorís. Con el apoyo de Doña Anacaona y de su esposo Eladio Sánchez, llega a Santo Domingo a estudiar Medicina, de manera sobresaliente, en el Instituto Profesional. Al inicio del siglo XX en Salud la mujer sólo había logrado ser comadrona y es Evangelina Rodríguez con valentía y el apoyo de quienes creyeron en su capacidad que por vez primera en una profesión desarrollada y dominada por hombres, una mujer incursiona en la carrera de medicina.

En el inicio de sus estudios sufre la muerte del poeta que ella tanto cuidó y posteriormente, muere su protectora doña Anacaona, entonces se le encomienda y asume los trabajos de dirección del Instituto de Señoritas que compagina con sus estudios de medicina. En 1911, luego de 8 años de dedicación y esfuerzo, Evangelina se diploma de Médico en el Instituto Profesional, primera mujer en lograrlo en República Dominicana, mereciendo su tesis nota de sobresaliente. Con el fruto de su trabajo en San Francisco de Macorís y otras localidades, viaja a París por 6 años asistiendo a cursos de Obstetricia y Pediatría en los más importantes hospitales de la capital francesa. Este contacto con Europa le da amplitud e impulso a su inquieta mente. Regresa al país en 1928 y empieza a trabajar como especialista en niños, y como relata el dr. Antonio Zaglul, a la semana de llegar a San Pedro de Macorís inicia el programa “La Gota de leche” que aseguraba la provisión de leche a los niños en su primer año de vida. Igualmente, organiza los exámenes prenatales en obstetricia, ofrece cursos de formación a comadronas, da charlas sobre educación sexual, asesora sobre el control de embarazos y, crea un servicio de prevención de enfermedades venéreas en prostitutas. Es difícil imaginar hace 80 años la reacción en la sociedad dominicana ante estos revolucionarios programas.

Evangelina Rodríguez vivió para su vocación con total entrega y humildad, al punto que a menudo descuidaba su imagen y su vestimenta. Incomprendida, la sociedad la tacha de excéntrica lo que hace que se retraiga mas. Al llegar Rafael L. Trujillo al poder en 1930, rechaza la dictadura y evita los elogios al tirano, mas bien, se refiere a éste de forma despectiva, lo que provoca que su clientela empiece a abandonarla. Como consecuencia, la retraída Evangelina que vive para su vocación, sufre el rechazo y se agrava su reclusión, empezando a afectar su salud mental. Se la ve hablando sola y se acrecientan los rumores sobre su cordura.
Finalmente se marcha de San Pedro de Macorís a otros pueblos del Este donde pasa por lo mismo, la Sociedad rechaza a esta extraña mujer que hablaba de planificación familiar, de educación sexual en las escuelas y que se preocupa por los más pobres.
Viaja por Higüey, el Seibo y el poblado de Pedro Sánchez y finalmente, triste, incomprendida y marginada, esta pionera regresa a San Pedro de Macorís y muere en enero de 1947, en la calle Rafael Deligne, y el certificado de defunción refiere que murió de inanición. Según las palabras del dr. Antonio Zaglul “despreciada en la vida y olvidada en la muerte”.

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