En nuestro país, se viene realizando hace un tiempo la “ceremonia de la bata”, en la que los estudiantes de medicina pronuncian el juramento elaborado por Hipócrates ( 460-370 antes de Cristo). El juramento original fue redactado en lenguaje griego antiguo, que fue traducido y se hicieron algunas modificaciones para ser aceptado por la iglesia católica. El médico es el profesional sobre el que recae la mayor responsabilidad de todas, ya que en su labor debe: Mantener la salud de sus pacientes, evitar que se enfermen, curarlos cuando se enfermen y rehabilitarlos posterior a una enfermedad severa o incapacitante. La importancia del juramento radica en que el médico se asegure, con todos los medios posibles de que el paciente pueda reintegrarse a la sociedad de una manera óptima, ya que camina entre la delgada línea entre la vida y la muerte, no de su propia persona, sino de sus pacientes, lo que le confiere la responsabilidad de salvarle la vida.

Se han hecho modificaciones frecuentes al juramento y en 2017 se realizó una de las más importantes intervenciones, cambiando algunas de sus frases. El juramento original empieza: “Juro y pongo a Apolo el médico, y Asclepio e Hygiea y Panákeia y a todos los dioses y diosas como testigos, dar cumplimiento en la medida de mis fuerzas y de acuerdo con mi criterio a este juramento y compromiso”, que se modificó a “Prometo solemnemente dedicar mi vida al servicio de la humanidad. Otro párrafo importante dice en el original: “Haré uso del régimen dietético para ayuda del enfermo, según mi capacidad y recto entender: del daño y la injusticia le preservaré..” Este fue modificado a “ Velar ante todo por la salud y el bienestar de mi paciente, y respetar la autonomía y la dignidiad de mi paciente”. En otras partes del juramento original se refiere a que el médico no debe proveer al paciente medicamentos letales ni deberá proveer sustancias abortivas. Esa parte fue cambiado a un parrafo que dice “Velar con el máximo respeto por la vida humana”. En el juramento de 2017 se agregó una sección que reza: “No permitir que consideraciones de edad, enfermedad o incapacidad, credo, origen étnico, sexo, nacionalidad, afiliación política, raza, orientación sexual, clase social o cualquier otro factor se interpongan entre mis deberes y mi paciente”.

Como vemos, el juramento ha sido adaptado a los tiempos y maneras de pensar modernos. “Tener al que me enseñó este arte en igual estima que a mis progenitores, compartir con él mi hacienda y tomar a mi cargo sus necesidades si le hiciere falta; considerar a sus hijos como hermanos míos y enseñarles este arte, si es que tuvieran la necesidad de aprenderlo, de forma gratuita y sin contrato; hacerme cargo de la preceptiva, la instrucción oral y todas las demás enseñanzas de mis hijos, de los de mi maestro y de los discípulos que hayan suscrito el compromiso y estén sometidos por juramento a la Ley Médica, pero a nadie más”. Ese parrafo es uno de los que con mayor claridad indica el aspecto gremial del juramento, al establecer a los alumnos la responsailidad de cuidar de sus profesores y si éste fuera incapaz, de proveer a los hijos del maestro de sus necesidades hasta que fueran autosuficientes. En la versión de 2017 se cambió por “ Otorgar a mis maestros, colegas y estudiantes el respeto y la gratitud que merecen”.

Pese a los cambios el espiritu del juramento busca comprometer al médico con los mayores niveles de ética y de empatía con los pacientes. Y desde luego, la armonía y el respeto entre colegas a todos los niveles.

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