Bobi junto a su reconocimiento
Bobi junto a su reconocimiento

Guinness World Records reconoció a Bobi un Rafeiro do Alentejo de pura raza, que tiene de 30 años y 266 días de edad, como el perro más viejo del mundo. Resultando según las investigaciones como el can vivo más longevo de la historia.

Bobi nació el 11 de mayo de 1992, ha vivido toda su vida con la familia Costa en la aldea rural de Conqueiros, en Leiria, Portugal.

Este tipo de perro es guardián de ganado con una esperanza de vida media de 12-14 años. En 1992, registraron a Bobi en la Câmara Municipal de Leiria, que ha confirmado su fecha de nacimiento.

También verificó la edad de Bobi el SIAC, una base de datos pública de animales de compañía autorizada por el gobierno portugués y gestionada por el SNMV (Sindicato Nacional dos Médicos Veterinários).

Historia de Bobi, según Guinness World Records

Bibi y su dueño Leonel, Foto Guinness World Records
Bibi y su dueño Leonel, Foto Guinness World Records

Su dueño Leonel Costa de 38 años narra que la historia de Bobi es un milagro debido a que pasó de ser un animal condenado a morir desde su nacimiento a ser el perro más viejo del mundo.

Costa, declaró que recuerda a sus ocho años que su padre era cazador y que tenía muchos perros.

Debido al número de animales que ya tenían, el padre de Leonel decidió que no podían quedarse con los cachorros recién nacidos.

Por desgracia, en aquella época era considerado normal por las personas mayores que no podían tener más animales en casa […] enterrar a los animales en un agujero para que no sobrevivieran», explicó Leonel.

Al día siguiente de nacer Bobi, los padres de Leonel entraron en la habitación y se llevaron rápidamente a los cachorros mientras su madre, Gira, estaba ausente.

Sin embargo, con las prisas, no se dieron cuenta de que se habían dejado a uno.

Por desgracia, en aquella época era considerado normal por las personas mayores que no podían tener más animales en casa […] enterrar a los animales en un agujero para que no sobrevivieran», explicó Leonel.

Al día siguiente de nacer Bobi, los padres de Leonel entraron en la habitación y se llevaron rápidamente a los cachorros mientras su madre, Gira, estaba ausente.

Sin embargo, con las prisas, no se dieron cuenta de que se habían dejado a uno.

Leonel recuerda que él y sus hermanos estuvieron muy tristes durante los días siguientes, pero se dieron cuenta de que Gira seguía visitando la habitación donde habían nacido sus cachorros.

«Nos pareció extraña la situación, porque si los animales ya no estaban allí, ¿por qué iba a ir ella?».

¿Por qué decidieron dejar en secreto la existencia de Bobi?

Decidieron seguir a Gira en uno de sus viajes a la habitación, donde descubrieron a Bobi. Por suerte, no había corrido la misma suerte que sus hermanos, ya que estaba camuflado entre toda la madera.

Leonel y sus hermanos decidieron mantener en secreto la existencia de Bobi.

«Sabíamos que cuando el perro abriera los ojos, mis padres ya no lo enterrarían», explica Leonel. «Era de conocimiento popular que este acto no podía ni debía hacerse».

Los cachorros recién nacidos suelen tardar entre una y dos semanas en abrir los ojos por primera vez; sólo pueden hacerlo cuando su sistema nervioso central se ha desarrollado y sus ojos se han formado por completo.

Cuando los padres de Leonel descubrieron a Bobi, ya era demasiado tarde: el cachorro ya había abierto los ojos. Bobi ya formaba parte de la familia.

«Confieso que cuando se enteraron de que ya lo sabíamos, gritaron mucho y nos castigaron, ¡pero valió la pena y por una buena razón!, mirén ahora en lo que se ha convertido, en el perro más viejo del mundo».

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