La capital de España es sinónimo de historia, arte y cultura

Cuando se viaja a un país por primera vez, cuidadosamente buscamos cómo recordar sus detalles por más mínimos que sean. Retrocederé un poco, antes de visitar Madrid, España, veía en mis redes sociales cómo algunos usuarios mostraban y hablaban de las maravillas que se encuentran en aquella ciudad. Ver sus calles y edificaciones en revistas, leer su historia en libros, oír alguna noticia por la televisión, escuchar atentamente un amigo hablar de su experiencia u observar una fotografía que delata lo que promete al turista, sólo me brindaban una dosis de lo que me seduciría en la capital de España: historia, gastronomía, arte y cultura. Con un poco más de seis millones y medio de habitantes, hay que destacar que son muchos los dominicanos que la acogieron como su segunda casa.

El primer día de estadía, nadie se resiste a su encanto, por lo que aprovechar el tiempo y darse una vuelta por los alrededores se convierte en una buena idea y, más aún, cuando se está hospedado en una calle como la Gran Vía.

Esta avenida inicia en la calle de Alcalá y termina en la plaza de España. Caminar por allí, es ‘tropezar’ con turistas de diversas nacionalidades; tiendas, cines, teatros, librerías, bares, discotecas, restaurantes con una variedad gastronómica inmensa, supermercados, etc, lo que le da el título de una de las calles más concurridas. Pero la cosa no termina ahí, pasear en esta avenida te lleva, por un lado, a un concierto de cantantes y músicos de todas partes del mundo y, por otra, conduce a una protesta sobre los reclamos que exigen sus ciudadanos.

Con el paso de los días, la ansiedad tiende a crecer por el deseo de conocer más y más, por ello, opta por un tour por la ciudad. El guía turístico Manuel Polo mostró algunos lugares que deben estar en la lista de todo visitante. Entre ellos, el Palacio Real, ubicado en la calle de Bailén. De acuerdo a Polo, es la residencia oficial del rey de España. Sin embargo, por ser un lugar donde cada día concurren miles de turistas, que llegan a conocer la edificación, a disfrutar el cambio de guardia que se realiza cada media hora y a tomarse una que otra foto, no habita en él, sino en el Palacio de la Zarzuela, por cuestiones de seguridad.

Yéndonos al centro de la ciudad está la Plaza Mayor. “Hace 401 años que esta plaza fue construida y, a lo largo de su historia, tres incendios han amenazado con destruirla por lo que fue reconstruida en esas tres ocasiones”, compartió Polo. En el centro de la plaza se encuentra una estatua de Felipe III, obra de Juan de Bolonia y Pietro Tacca que data de 1616. ¿Retrato o caricatura? Además de la estructura, hay algo que llama la atención: los artistas que dibujan a quien se anima a posar para el ‘lente artístico’. Este arte tiene un costo entre 10 y 25 euros.

A una distancia de alrededor de 300 metros está la Plaza del Sol, una de las más famosas de Madrid, así oí decir a un colega mientras paseábamos por esos predios y cuya experiencia no era la única. “¡La foto en el oso no puede faltar! Dicen que da buena suerte”, vociferó. Y para tentar la buena suerte me di un “baño de oso” . La escultura se llama El Oso y el Madroño, creada por Antonio Navarro, representa una de las estatuas más emblemáticas de Madrid.

Entre tanto, caminando por la calle La Independencia, encontré la Puerta de Alcalá. Una de las cinco puertas reales más antiguas de Madrid y que daba entrada a la ciudad. De acuerdo a Polo, este monumento, muy apreciado por los madrileños y los amantes de la cultura, fue construido por mandato de Carlos III para sustituir otra anterior que databa del siglo XVI.

Al lado de eta puerta está ubicado el Parque del Retiro. En este extenso jardín, que data del siglo XVII, está el Palacio Cristal, la Casita del Pescador, el Bosque del Recuerdo, la Casa de Fieras, La Rosaleda, monumentos, estatuas, un lago, entre otros, que así como cuentan su pasado, permiten a los vacacionistas vivir un día de entretenimiento. ¡No lo dejes fuera de la lista!

Recuerda que cada lugar relata su por qué, no te limites sólo a visitarlo, disfrútalo y comparte su historia y tu aventura.

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