Desde la distribución del mobiliario hasta los colores, facilitan la concentración en la oficina y en la casa
La decoración y el diseño interior son elementos clave que influyen en el estado emocional, mental y físico tanto en el trabajo como en nuestros hogares. Desde la distribución del mobiliario hasta los colores de las paredes, cada detalle podría tener un impacto en el desempeño diario de las personas.
Cuando llegamos a nuestra oficina o a nuestra casa y la vemos ordenada: ¿verdad que es relajante? Pues, ahí empieza la relajación física y mental. En cuanto a la oficina, ya sabes dónde tienes todo distribuido y colocado, lo que te reduce el estrés y aumenta más la productividad.
Los tonos juegan su papel
Los colores no solo decoran, también comunican y estimulan. El azul, por ejemplo, se asocia con la calma y la concentración, ideal para tareas analíticas. El verde promueve la serenidad y el equilibrio, mientras que tonos como el naranja o el amarillo pueden aumentar los niveles de energía y creatividad. Usar estos colores de forma estratégica en paredes, mobiliario o elementos decorativos puede ayudar a crear ambientes propicios para distintos tipos de trabajo.
Iluminación
La luz natural es uno de los factores más influyentes en la productividad. Estudios demuestran que las personas que trabajan cerca de ventanas tienen un mejor rendimiento y calidad de sueño. En espacios donde la luz natural no abunda, se recomienda una iluminación artificial cálida y regulable, que no genere fatiga visual ni ambiente clínico.
Las plantas
Incorporar vegetación en oficinas o estudios no es solo una moda. Las plantas purifican el aire, reducen el estrés y mejoran el estado de ánimo. Además, aportan textura, color y dinamismo al entorno. Algunas especies ideales para interiores son el potus, la sansevieria o el lirio de la paz.
Mobiliario
Una buena silla o un escritorio ajustable son inversiones clave. Pero más allá de la ergonomía, el mobiliario puede ser también un elemento creativo. Mesas compartidas, sofás modulares, estaciones de trabajo móviles y pizarras integradas en el mobiliario permiten configurar espacios de forma flexible y adaptativa, según las necesidades del día.
Zonas diferenciadas
El diseño ideal incluye espacios para concentrarse, otros para colaborar y algunos para relajarse. Tener zonas definidas —aunque sea simbólicamente con alfombras, paneles o cambios de color— permite al cerebro “cambiar de chip” según la tarea, favorecer el enfoque y evitar el agotamiento mental. Un entorno bien diseñado no solo agrada a la vista: mejora la funcionalidad, promueve hábitos saludables, facilita la concentración y activa la creatividad.