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Daniel Habif nunca imaginó, pensó o planeó ser conferencista, más bien, la historia que tiene de vida fue lo que lo forjó para que hoy se haya convertido en uno de los expositores motivacionales y escritores más reconocidos de Latinoamérica.
Daniel tuvo que soportar y batallar en su vida una tormenta tras otra. Narró a elCaribe que tuvo una combinación de elementos bastantes caóticos: el fallecimiento de su padre, un diagnóstico de enfermedad de su madre y otro de sí mismo; además, perdió su compañía y tuvo un quebrantamiento económico.
“Escuchas popularmente que “después de la tormenta llega la calma” y la pregunta es, ¿cuántas tormentas son? En mi caso, aprendí que las tempestades que llegaban eran para podarme ciertas debilidades y heridas que no me permitían caminar un poco más ligero”, señaló el conferencista de origen mejicano y escritor de los libros motivacionales “Inquebrantales” y las “Trampas del miedo”.
Entre los 27 y 31 años, era donde Daniel encontraba más oscuro y terrible su día, y donde los pensamientos de arrancarse la vida hacían presencia en diferentes ocasiones, destacó el joven de 38 años.
La importancia de elegir bien a tu compañera de vida
“Es importante elegir bien a tu compañera de vida y si no, pregúntaselo a Johnny Depp y a Will Smith”, subrayó como reflexión antes de explicar cómo salió de las tormentas y descubrió sus propósitos en la vida.
“Mi esposa me dice: “Daniel, todo lo que has pasado en la vida es precisamente para que tu dolor lo puedas utilizar como una herramienta de construcción para otras personas. ¿Por qué no grabas uno de esos vídeos motivacionales que tanto te gustan?” Hice ese vídeo, y ella lo subió a las redes sociales en el 2016. Eso no significa que ahí pensé en hacer conferencias, porque nunca lo imaginé, lo pensé o lo planeé. Fue algo que siempre hice de forma natural, porque el positivismo es algo inherente en mí”, manifestó.
Asimismo, Daniel sostuvo que se dejó de avergonzar de las ideas que tenía en ese momento, “porque ¡qué ‘momentazo’ ese donde dejas de parecer y empiezas hacer! Además, empiezas a apostar por lo que eres, y ahí sin pensarlo, sin que fuera una revelación divina, ni una catarsis, comienzas a caminar en el lugar natural de la voluntad para la que estás hecho. Comprendes que todo lo que viviste está perfectamente configurado para que a partir de ese momento, lo utilices para llegar a una meta superior que jamás imaginaste”, subrayó.
A raíz de eso, Daniel empezó a realizar vídeos sin detenerse, y pasaron dos años para que realmente funcionaran las cosas. En su caminar, ofreció conferencias gratis, y hasta pagó para que lo dejaran hablar a los estudiantes en las escuelas. “En muchas me equivoqué; pues todas las equivocaciones me han hecho querer más y me han pulido. Te puedo decir que esa ha sido la historia de superación de mi vida. Realmente, mis sueños rotos han sido ladrillos para construir cosas mucho más grandes”, compartió el joven conferencista.
Igualmente, con mucha firmeza destacó que cuando te rodeas de personas que te aman genuinamente, el amor de esas personas, te salva.
“Yo tengo la fortuna de haber escogido muy bien. Acerté con mi esposa, con mis amigos, mis compañeros de trabajo…Eso es lo que me motiva. Honrar a la gente que está conmigo, no defraudarles”, reveló el también escritor.
¿Cómo es el Daniel de hoy comparándolo al de antes?
“Ya ni me acuerdo de ese Daniel. Soy totalmente diferente, soy otro. Yo estoy cambiando todos los días, por eso decepciono a tanta gente. Porque estoy probando cosas diferentes, porque me atrevo a caminar nuevas formas de pensar y porque hay muchas personas dentro de mí, y a todas las dejo hablar”, dijo sobre su esencia.
¿Qué es lo que más te preocupa de la humanidad?
A Daniel le preocupa que estemos pensando demasiado en la vida terrenal y no en la eterna. “Hay que tener muy poca visión para nada más enfocarse en esta vida. La verdadera trascendencia al final de la vida, en mi caso, es ver a Dios y que me diga ¡bien hecho siervo fiel!, y tirarle todas mis coronas y decirle todo esto es tuyo Padre”, expresó.
En algo en que Daniel cree es en no reservarse y ahorrarse los besos, los abrazos, y los te quiero. “Cada día disfruto decirle a la gente cuánto la quiero, aunque no sea correspondido, porque con eso soy muy feliz”, puntualizó.
