El glaucoma constituye la segunda causa de ceguera en el mundo, por detrás de la catarata, según la OMS

Esta afección ocular, mejor conocida como el “ladrón silente de la visión”, provoca una la elevación de la presión intraocular que afecta el nervio óptico y lesiona las fibras nerviosas dañando la visión periférica dando como resultado una visión tubular si no se detecta temprano, según el oftalmólogo Tomás Vargas
“En la población mundial, los blancos tienen una tasa de 1.5 %, los mestizos un 3 % y los negros un 4 %. Es una enfermedad hereditaria. Si tiene historia familiar de ceguera debe ser evaluado por un oftalmólogo ”, señala Vargas, quien respondió a las siguientes interrogantes.

¿Esta enfermedad puede afectar a los niños?
Puede aparecer en el nacimiento como glaucoma congénito, pero también como glaucoma infantil o juvenil. El porcentaje de estos, en relación a la de los adultos mayores de 40 años, es bajo. Sin embargo, los niños deben tener una evaluación periódica con un oftalmólogo para poderla descartar o diagnosticar a tiempo.

¿Puede esto darle una señal a los padres?
Esta afección sólo puede detectarse realizando exámenes periódicos anualmente de la presión ocular y del nervio óptico. El glaucoma es una enfermedad que no se previene, lo que se puede evitar es la ceguera. En caso de diagnosticarla, se debe mantener una evaluación frecuente, seguir el tratamiento y los estudios de evaluación seguimiento.

¿Cuáles síntomas empiezan a manifestarse?
Las presiones muy elevadas pueden producir dolor ocular, cefaleas… pero es poco frecuente, por lo que se aconsejan chequeos periódicos, ya que este mal no produce síntomas. Ahí radica la importancia del chequeo a tiempo.

¿Cuál es el proceso para el diagnóstico?
El examen oftalmológico incluye la medición de la presión intraocular y la evaluación del nervio óptico y si hay sospecha de glaucoma clínico, se debe indicar estudios de campo visual y la Tomografía de Nervio Óptico (OCT). l

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