El presidente de Francia, Emmanuel Macron , y su esposa, Brigitte , están nuevamente en el centro de la atención mediática, pero esta vez no por su agenda diplomática en Asia, sino por un gesto inapropiado captado públicamente .
Durante su llegada a Vietnam este domingo 25 de mayo, previo a iniciar una gira oficial por el Sudeste Asiático, se viralizó un video en el que Brigitte parece abofetear a su esposo mientras aún estaban dentro del avión presidencial.
Este momento, que fue grabado por equipos de prensa a bordo, rápidamente dio lugar a todo tipo de especulaciones. Las imágenes muestran cómo Macron retrocede tras recibir el impacto, sorprendido, aunque segundos después sonríe y saluda como si nada hubiera pasado. Incluso, el entorno del mandatario tuvo que emitir un comunicado para aclarar lo ocurrido.
¿Pequeña discusión o simple broma?
Inicialmente, fuentes cercanas al Elíseo describieron el incidente como “una pequeña disputa”, algo normal en cualquier pareja. Sin embargo, horas después corrigieron la narrativa asegurando que “todo fue una broma” , una situación de complicidad entre ambos que, según dijeron, “no hacía falta para dar material a los conspiranoicos”.
Esta respuesta, lejos de calmar las aguas, alimentó aún más las dudas sobre la verdadera naturaleza de su matrimonio. En redes sociales, usuarios recordaron viejas polémicas, como aquella vez en que Macron escondió un pañuelo que muchos pensaron era cocaína, o las críticas sobre su relación sentimental desde sus inicios.
La historia de amor que empezó en el colegio
Mucho ha cambiado desde aquellos días en el colegio La Providence , en Amiens, donde Brigitte era profesora de literatura y Emmanuel, con solo 15 años, ya estaba perdidamente enamorado de ella. Ella tenía 40 años y estaba casada con André-Louis Auzière , un banquero con quien había tenido tres hijos.
A pesar de las diferencias de edad y la complejidad social de la situación, el romance floreció en secreto. Según contó Brigitte en una entrevista a Paris Match , cuando conoció a Emmanuel, “estaba hecha un lío”. Su padre acababa de fallecer y en su interior “había un huracán”. Y ese huracán era él.
Las cartas anónimas, los escupitajos en las puertas de sus casas y la presión social fueron constantes. Incluso, Brigitte pudo haber enfrentado cargos penales por su relación con un menor, ya que en Francia está prohibida toda relación entre docentes y estudiantes menores de 18 años, independientemente del consentimiento.
El divorcio de Brigitte con su primer marido se consumó en 2006. Un año después, en 2007, contrajo matrimonio con Emmanuel en una ceremonia civil en el ayuntamiento de Touquet. Desde entonces, se convirtió en su sombra política, ayudándole a escribir discursos, revisar agendas y ofrecer apoyo emocional en momentos cruciales de su carrera.
Macron siempre ha reconocido públicamente la influencia de su esposa. En su biografía Revolución , afirmó: “Ella fue la valiente. La que mantuvo la determinación, paciente y generosa. Tenía tres hijas y un marido. Por mi parte, yo solo era un colegial, nada más. Ella no me amaba por lo que yo tenía, por mi trabajo, por el confort o la seguridad que le podría ofrecer. Y lo dejó todo por mí”.
Crisis y resistencias en el camino
Como cualquier pareja, su vida no ha estado exenta de tensiones. Una de las más sonadas fue hace cinco años, cuando Macron viajó sin su esposa a las islas Caimán y fue fotografiado en actitudes informales con jóvenes semidesnudos. Aunque fue descrito como un “momento pasajero”, generó comentarios negativos en medios internacionales.
Ahora, el nuevo episodio en Vietnam vuelve a poner el foco en su dinámica personal. Mientras algunos ven en ello un reflejo de una relación genuina y duradera, otros insisten en que su matrimonio es “una construcción política” más que romántica.