Desde New York, Pablo Frías revive el cartoon con tinta y aguja, siendo de los tatuadores más relevantes de este estilo, en Latinoamérica y los Estados Unidos.

‌Indiscutiblemente, hablar de arte y realismo es hacer referencia a Pablo Frías, un tatuador profesional que se formó para convertir el cartoon en tatuajes dignos de una pintura que, sin imaginarlo, recorrerían el mundo, a través de la piel de sus clientes. Hasta la actualidad, suma más de diez años como artista.

Soñador por convicción y disciplinado por decisión, así creció: con las ganas de abrirse paso entre los mejores del oficio. Siempre  rodeado de un ambiente artístico por donde se viera, es lo que recuerda de sus primeros encuentros con el arte. Saber dibujar a la perfección es uno de los requisitos, al considerar ser un gran artista, esa habilidad la lleva en sus venas, la cual deja fluir en fantásticos dibujos alusivos al mundo de las series animadas, básandose en colores vivos e ideas populares acordes a nuestros días.

En una cultura convirtió el arte cómic, con una capacidad inigualable para contar historias a través de la piel. Se trata de una expresión artística que se sirve del diseño, el dibujo, la caricatura y textos plasmados en el cuerpo humano, bajo varias sesiones, en las que forma un lenguaje fundamentado en la experiencia visual. Pero además de plasmar personajes de series animadas, es imposible no destacar su talento al personificar en dibujo a jugadores y celebridades. Las particulares técnicas e interpretación que le da hacen que esté alejado de la réplica de una imagen de referencia. 

‌Pablo es creyente de que el arte pop le aporta fluidez a sus obras de realismo. Es el que, incluso, aflora sus ideas más ocurrentes y, al complementarlas con tonos vibrantes, destacan los detalles del tatuaje. En su público, no solo los jóvenes se ven atraídos por este estilo, hasta los adultos aman un tattoo cartoon realizado por Frías, por lo impecable de sus obras.

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