La empresaria fue reconocida con la Medalla al Mérito de la Mujer Dominicana en el año 2019

Para Elena Viyella de Paliza la educación es la base fundamental para el desarrollo de la República Dominicana. Es por eso que considera indispensable que empresarios, gobiernos, partidos políticos, ciudadanos de a pie trabajen en conjunto dejando de lado los intereses particulares para lograr una buena educación, “que eso se traduce también en mejores maestros”.

Siendo la primera mujer en dirigir un gremio empresarial, cuando estos solo eran liderados por hombres, se constituyó en un gran reto para la empresaria dominicana, quien se destacó en cada uno de los roles que les tocó asumir, gracias a su dedicada labor y su contribución con el desarrollo social y económico del país.

Otro de sus retos fue su reciente participación en la mesa de trabajo para la Reforma a la Policía Nacional, junto a un “grupo de personas capaces con las cuales creo que hicimos un buen documento que ahora se está ejecutando”.

1. Lección de vida
De mi niñez tengo recuerdos hermosísimos en la finca de ganado de mi papá en Nisibón y que fue una lección de vida desde el principio. Papi le dedicaba todas las horas del mundo para desarrollar una finca modelo, era muy visitada, venían gentes hasta de Texas. Además de ganado, había caballos y podía montarlos, la naturaleza en pleno estaba presente. Cuando en la Feria Ganadera había ferias, nos llevaban y nos subían arriba de los toros, en aquella época era un evento muy importante y lo sigue siendo. muchos de los sementales de la finca salían premiados. Una vez a mi papá le querían comprar dos sementales, pero se rehusó a venderlos y un día a ambos se les rompió una pata y los tuvieron que sacrificar al poquito tiempo. Recuerdo que papi siempre decía que no debió rehusarse a venderlos. Eso fue muy fuerte, porque fue una lección de vida, cuyo mensaje es que el día que llega una oportunidad hay que aprovecharla”.

2. Preocupada por el futuro
De niña siempre me preocupaba por el futuro. Cuando iba a lo que hoy día es el Seminario Santo Tomás de Aquino, había un padre que nos estaba catequizando para hacer la comunión, tenía unos seis años. Él siempre me preguntaba por qué me preocupaba tanto por el futuro, que no tenía que pensar en eso, entonces le decía que no entendía el por qué, pero que si no me preocupaba podría ser más complicado. Un buen día papi iba para la finca, pero mi mamá no podía acompañarlo, pero yo estaba lista para ir. Yo tenía como ocho años. Cuando me dijeron que no podía, les pregunté el por qué, entonces mami me contestó que solo iban hombres. Recuerdo que le dije que era con mi papá que iba, no con el enemigo. Pienso que esa fue una de mis primeras interrogantes el por qué no se puede, qué limitaba poder hacerlo. Obviamente fui con él a la finca”.

3. Sus padres
Mi padre Fernando Viyella trabajaba durísimo, falleció hace casi siete años. Mi mamá Altagracia, mejor conocida como Gracita fue una gran compañera para él, fueron una pareja ejemplar. Mi mamá sigue con nosotros gracias a Dios. Ella es una mujer que se fajaba, lo ayudaba a atender a la gente que venía a la finca por distintas cosas que al final se traducían en oportunidades de negocios o acuerdos estratégicos. Teniendo cinco hijos, mami organizaba días de campo, cenas, almuerzos… Como soy la mayor de cinco hermanos, dos hembras y tres varones, en buena medida me responsabilizaban de los más chiquitos, sobre todo cuando nos portábamos mal. Donde hay cinco niños siempre se juega, pero también se pelea por cosas de muchachos. Recuerdo que siempre tenía mis muñecas bien cuidadas, a veces las sacaba para jugar y cuando terminaba las ponía de nuevo en sus cajas.
Después se las di a mi hermana. En la finca jugábamos a los indios y vaqueros, además de beisbol. También ayudábamos a los trabajadores a arrear el ganado. Fue una gran experiencia. Papi construyó casa dentro de la finca para los vaqueros y sus familias, fundó un colegio que para la época no había en Nisibón, ayudó a hacer una iglesia y logró que viniera un padre. Fueron ejemplos que vi desde chiquita, que es bueno hacer y de que es bueno dar”.

4. Su gran pasión
Mi pasión gran fue el ballet, primero porque me sigue fascinando y segundo porque es una gran disciplina. Tenía una profesora húngara, madame Magda Corbett, ella nos enseñó la disciplina, la perseverancia, nos hacía repetir los pasos hasta que salían perfectos. También hacíamos presentaciones en Bellas Artes, nos obligaba no solo a ser buenas y disciplinadas, sino también a perder el miedo escénico, a ser capaces de bailar todo coordinado, dando lo mejor de cada una. Como era bastante inquieta, también aprendí a bailar flamenco, a tocar guitarra y castañuela, además fui alumna de Blas Carrasco”.

5. Sus estudios
Realicé mis estudios en el Colegio Santo Domingo. Cuando estaba en cuarto curso me pasaron el inglés de cero a cien, básicamente no lo hablaba. La monja que estaba a cargo me mandó a la dirección, decía que no podía estar en ese curso, entonces llamaron a mi mamá. Cuando ella llegó les dijo que no se preocuparan, que me iba a poner un tutor para que hiciera las tareas y aprendiera inglés. Al final me dejaron en el curso, pero no entendía ni siquiera cuando me preguntaron cómo me llamaba. Miré a una de mis amigas y ella me dijo que me estaban preguntando mi nombre. Felizmente pasé de curso, aunque no con A y B, pero sí con B, C y algunas D, pero lo pasé. Fue una gran experiencia, mi grupo fue de los últimos que se graduó de high school. Tuvimos que hacer la reválida para el bachillerato, fuimos al Salome Ureña a examinarnos, nos graduamos poquísimas. En high school me tocó una educación privilegiada, muy buenos profesores, salimos súper bien preparadas”.

6. Declaración de amor
Cuando tenía 16 años, conocí a mi esposo José Manuel Paliza en una cena benéfica que mis padres hicieron en la casa, él había ido con su mamá, recuerdo que había muchas personas mayores. Mis primas y yo íbamos por las mesas vendiendo los boletos de la rifa, en una estoy acosando a su madre para que me compre una y en eso la señora me dice que el único soltero de la fiesta era su hijo. Miré a mi prima y le dije no le vamos hacer caso, que es lo que ella está pensando, pero me quedé pensativa. Al parecer, José Manuel caló bien en la casa, porque a mis primas y a mí nos dieron permiso para salir con él, pero no sabíamos de cual de nosotras estaba interesado, hasta que se me declaró el hombre. Juraba que no era conmigo, fue muy inteligente hay que reconocerlo”.

7. Matrimonio
A los 18 años, justo cuando me gradué de high school José Manuel me propuso matrimonio, yo solo había estudiado un secretariado bilingüe ejecutivo y diplomático. Recuerdo que le dije hey, eso no estaba en mis planes. Le expliqué que quería trabajar y estudiar, que no me gustaba que me limitaran, entonces me contestó que lo iba hacer así. Cuando le comuniqué a mi papá que me quería casar se puso histérico, pero finalmente entendió. Seis meses después nos casamos, en enero de 1973 en la iglesia Nuestra Señora de la Paz en la Feria. Papi estaba tan nervioso, que cuando estábamos entrando a la iglesia me tenía pisado el vestido, recuerdo que le decía papi, papi no puedo caminar me estas pisando el vestido. Eso fue parte de las emociones del momento. José Manuel es un esposo maravilloso y me ha dejado ser. Creo que el éxito de nuestra pareja es que siempre nos hemos respetado, nos hemos dejado crecer y en lugar de limitarnos, nos auto ayudamos mutuamente. Tenemos tres hijos maravillosos María Elena, José Fernando y Luis Manuel, ellos son una bendición de Dios, todos profesionales y feliz mente casados. Tenemos siete nietos”.

8. Madre, estudiante y empleada
Cuando mis hijos María Elena y José Fernando entraron a la escuela fue que entré en la Universidad APEC, donde hice una Licenciatura en Contabilidad y Auditoría. La experiencia fue buenísima, hice mi tesis sobre el uso de la informática en un momento en que todavía el procesamiento electrónico de datos no era lo normal, eso me sirvió mucho, porque luego me hice programadora. Después, en 1981 empecé a trabajar en la empresa de mi padre como auxiliar de Contabilidad y eventualmente me convertí en la gerente del Centro de Cómputos. Una vez llegó a la empresa un asesor llamado Roland Sonstrom, un profesional pausado, con mucha experiencia que nos aportó mucho. Sin saberlo marcó mi vida en muchas cosas, él fue que introdujo el organigrama de la empresa, hizo la propuesta para llevarme como vicepresidenta de Administración y después como vicepresidenta ejecutiva. Así fue como me retiré de la empresa de papi, como principal oficial ejecutiva en 1998 cuando decidí independizarme”.

9. Su esposo, un gran apoyo
A mis 34 años tuve un cáncer, mis hijos estaban chiquitos y no me daban buenas probabilidades, le pedía al Señor que me dejara verlos crecer y estoy aquí gracias a Dios. Mi esposo fue un gran apoyo, recuerdo que él dijo la frase ‘se equivocó de paciente’. Recibí también el apoyo de muchas personas que me dieron su mejor consejo. Quimio o no quimio seguía trabajando, no quise dejar de hacerlo, me daba vergüenza llegar tarde al trabajo. Pero el momento más difícil fue el día que me sentía tan mal, que no pude ir a trabajar, fue un día difícil para mí. De esa experiencia todos salimos crecidos, nuestras propias familias, gente de nuestra casa, los colaboradores de la empresa… Sigo viviendo mi vida como siempre, pero quizás con más empeño que nunca y con más fe en hacerlo bien”.

10. Momentos importantes
Cuando me eligieron para dirigir ANJE, no quería hacerlo, pero un amigo muy querido me dijo que quería que fuera la próxima presidenta, le contesté que no inventara, que tenía mis hijos y mucho trabajo, que además no sabía cómo se iban a sentir los hombres del gremio. Una tarde mi amigo organizó una reunión y trajo a los pasados presidentes y miembros de la directiva y entre todos me llevaron a que aceptara, ellos fueron precursores de que una mujer presidiera la ANJE en ese momento. Otro momento importante que recuerdo como si fuera hoy, cuando nos llamaron para acudir a una reunión en el Palacio Nacional, cuyo motivo era la quiebra de los tres bancos que ocurrió a los pocos días de que asumiera en 2003 la nueva Junta Directiva del CONEP, de la cual yo era la presidenta. Fue un momento de mucha incertidumbre, donde tuvimos que asumir posiciones muy difíciles para evitar mayores problemas y ayudar al país a salir de la crisis que esa situación podía provocar. Entendíamos que había que tomar medidas para mitigar sus efectos, especialmente a nivel de la clase media y baja, y de los micros, pequeños y medianos empresarios. El país salió de la crisis con mucha mejor supervisión y regulación bancaria, con instituciones más fuertes y mejor preparadas, pero fue un proceso duro y fuerte para todos. En ese momento formamos la Coalición por la Transparencia y la Institucionalidad (CTI), unidos junto a otras instituciones de la sociedad civil para trabajar en el fortalecimiento de las institucionalidad del país, y promover mayor transparencia”.

Don de mando

“Cuando presidí la Junta Agroempresarial Dominicana (JAD), fue una experiencia sumamente interesante. Recuerdo una reunión que hicimos para hablar asuntos sobre la Organización Mundial del Comercio (OMC), no podía controlarla, todos hablaban al mismo tiempo, nadie se escucha, me decía a mí misma Dios mío que voy hacer.

Traté de callarlos dando golpecitos en una copa con un cuchillo, le daba ligeramente a la mesa, pero no era suficiente, les decía vamos a conversar, pero no había forma. De repente di un puñetazo en la mesa y les dije vamos a poner orden aquí. Todos se quedaron mirándome y todo fluyo después de eso.

Al día siguiente recibí una caja grande a mi oficina envuelta en papel de regalo con una tarjeta en la que decía que me había manejado muy bien, que me felicitaba por lo que había logrado ese día, que se quitaba el sombrero, pero que me mandaba uno de baquero para que me lo pusiera. Fue un detalle muy lindo de parte de un amigo muy querido y nada así son cosas de la vida”.

Orgullo
Mi padre Fernando Viyella trabajaba durísimo, él falleció hace casi siete años. Mi mamá Altagracia, mejor conocida como Gracita fue una gran compañera, ellos fueron una pareja ejemplar.

Progreso
En la AIRD fueron tiempos interesantes y de transformación. Ver esos pequeños, medianos y micro empresarios tratando de crecer y buscársela para salir adelante, mujeres luchando por cuidar a sus familias.

Compromiso
Como soy la mayor de los cinco hermanos, en buena medida me responsabilizaban de los más chiquitos, sobre todo cuando nos portábamos mal”.

Encuentro
Conocí a mi esposo José Manuel Paliza casualmente en una cena benéfica en mi casa, él había ido con su mamá, yo tenía 16 años”.

Madre orgullosa
Mis hijos María Elena, José Fernando y Luis Manuel, son maravillosos, una bendición de Dios. Todos profesionales y felizmente casados”.

Logro
Fui la primera mujer en dirigir ANJE, no quería hacerlo realmente, pero un amigo muy querido me invitó a la directiva y me hice socia”.

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