La FDA estudia un vínculo entre la vacuna de Johnson & Johnson y el síndrome de Guillain-Barré

Se trata de una enfermedad autoinmune del sistema nervioso donde el propio cuerpo daña las neuronas y debilita los músculos, causando en muchos casos una parálisis. Según un informe de los CDC, los datos de efectos secundarios indican un “posible pequeño riesgo”

Funcionarios sanitarios de Estados Unidos advirtieron que están monitoreando informes de un trastorno inusual del sistema inmunológico en algunas personas que recibieron la vacuna contra el coronavirus de Johnson & Johnson.

El aviso, que aún no se ha hecho oficial, será emitido por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, en inglés), la agencia gubernamental que se encarga de aprobar el uso de nuevos fármacos, vacunas y otros productos relacionados con la salud pública.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) dijeron este lunes en un comunicado que los datos de efectos secundarios indican un “posible pequeño riesgo” del síndrome de Guillain-Barré, una condición poco común en la que el sistema inmunológico ataca los nervios.

De alrededor de 12,8 millones de dosis de la vacuna administradas hubo 100 informes preliminares del síndrome, precisaron los CDC. Los casos se observaron principalmente en hombres mayores de 50 años, aproximadamente dos semanas después de recibir la vacuna de dosis única.

En base a un sistema de monitoreo federal sobre la seguridad de las vacunas, la FDA identificó 100 casos del poco frecuente trastorno neurológico tras la inyección de 12,5 millones de dosis. De ellos, 95 fueron graves y requirieron hospitalización. Hubo una muerte reportada.

El síndrome de Guillain-Barré es una enfermedad autoinmune del sistema nervioso donde el propio cuerpo daña las neuronas y debilita los músculos, causando en muchos casos una parálisis.

Técnicamente denominado polirradiculoneuropatía inflamatoria desmielinizante de curso agudo, es más conocido como síndrome de Guillain-Barré, por los médicos que la descubrieron. Quienes padecen este trastorno experimentan síntomas como visión borrosa, cosquilleos, falta de equilibrio o pérdida de reflejos en brazos y piernas. En otros casos puede haber palpitaciones, contracciones musculares o entumecimiento facial y, en aquellos más graves, ausencia temporal de la respiración, babeo y desmayo.

Esto sucede porque el trastorno neurológico induce al sistema autoinmune a atacar una parte del sistema nervioso periférico, la mielina, que es la capa que recubre los nervios. Además, afecta los nervios periféricos del sistema nervioso del cuerpo, principalmente la médula espinal.

Todavía no se conocen con exactitud sus causas pero en la gran mayoría de casos se da luego de un cuadro viral o infeccioso, situación que alerta a entender que cualquier bacteria o virus puede desatar los síntomas.

Esto es no porque sea el virus el daño en sí, sino porque eso desencadena una respuesta inmune que eventualmente es errónea. El cuerpo queda “mal seteado” y produce el trastorno. Sin embargo, es cierto que existe una predisposición inmunológica y genética a padecerlo.

“Con anterioridad no podés saber si lo vas a tener. Un cuadro respiratorio como una infección de vías aéreas superiores, por ejemplo un catarro, producen que el cuerpo desarrolle anticuerpos para combatirlo. En ese momento se ocasiona un error y el sistema inmune fabrica anticuerpos contra la mielina, es decir que los nervios que comunican el cerebro y la médula con el resto del cuerpo se dañan”, precisó a Infobae el doctor Alejandro Andersson (MN 65.836), médico neurólogo y director médico del Instituto de Neurología Buenos Aires.

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