Los menores de edad son susceptibles a ser víctimas de acoso y no saber cómo controlarlo por su falta de inexperiencia.

En la actualidad resulta casi imposible alejar a niños, niñas y adolescentes del Internet. Ya sea porque deben hacer tarea, van a jugar o están a punto de tomar clases en línea, no se les puede prohibir que se conecten. Sin embargo, ahí están expuestos a diferentes tipos de riesgos.

Es bien sabido que ahora existe el cyberbullying y trolling que puede lastimar a los menores y dejarles heridas que los afectarán durante su crecimiento, por ello es importante que los padres conozcan algunas estrategias para evitar que sean víctimas de estas agresiones sin necesidad de prohibirles por completo el ingreso a Internet.

De acuerdo con digipadres de la compañía de ciberseguridad ESET, es importante que los padres o tutores establezcan vínculos robustos de confianza. Cuando los jóvenes sienten que pueden contarles a sus padres lo que tienen en mente, se les proporciona una perspectiva saludable y un terreno seguro en el que siempre pueden confiar.

Se debe ayudar a los jóvenes a no sufrir acoso en Internet (Foto: Arne Dedert/dpa)

Cuando no es el caso, los menores se vuelven más susceptibles a ser víctimas. Además, señalan los especialistas que una relación cálida y abierta permite conversaciones más honestas y se deben de proporcionar los instrumentos para navegar de forma segura en Internet.

Se trata de prestar atención a cualquier señal que indique que los menores podrían ser víctimas de acoso cibernético o estar en contacto con alguien que pueda causarles daño. Algunas de las preguntas que se deben hacer los padres para saber si hay algo que ande mal son: ¿Está teniendo problemas emocionales con frecuencia o cambios de humor repentinos? ¿Ha eliminado repentinamente su perfil de redes sociales? ¿Está fingiendo estar enfermo para evitar ir a la escuela?

Con esas preguntas u otras similares se puede saber cuál es el estado de ánimo del menor. También se debe poner atención en su comportamiento, como la falta de interés con amigos o familia y tratar se acercarse de la mejor manera posible para ayudarle.

No es necesario ser intrusivo, solo asegurarse de tener una idea de cómo pasan el tiempo en los dispositivos con conexión a Internet. Lo mejor es informarse sobre las últimas tendencias que dan forma a la vida de los menores dentro del mundo digital.

Se puede seguir a los mismos influencers que ellos, o pedirles que expliquen de qué se trata el juego que están jugando. Esto da la oportunidad de reaccionar a los temas de actualidad y hasta entablar con ellos una conversación en la que se compartan puntos de vista y construir un puente entre la brecha generacional. Para que eso sea posible hay que escuchar con un genuino interés.

Cabe apuntar que causan interrupciones en la red, crean conflictos y, en general, provocan a otros. Sienten satisfacción por las fuertes reacciones a sus publicaciones ofensivas, irritantes o falsas. Hacen que sea imposible llevar adelante discusiones constructivas y positivas, a propósito.

El acoso cibernético se basa en escribir comentarios ofensivos, difundir rumores y hacer acusaciones falsas, amenazas y chatajear con sacar a la luz información privada o íntima de la víctima, humillar y ridiculizar, acosar, acechar o fingir ser alguien más con el objetivo de dañar a alguien. Estas acciones suelen estar dirigidas a una persona.

 

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