En los últimos meses, semanas y días, se han intensificado los esfuerzos internacionales por lograr la  paz en Ucrania, más de tres años después de que Rusia invadiera por segunda vez desde 2014 a su  país vecino. La Unión Europea y sus Estados Miembros están comprometidos a contribuir al proceso  de paz y a apoyar el establecimiento de una paz justa y duradera, basada en los principios de la Carta  de las Naciones Unidas y del Derecho Internacional. 

Un acuerdo de paz global que respete la independencia, la soberanía y la integridad territorial de  Ucrania debe ir acompañado de garantías de seguridad firmes y creíbles, con el fin de disuadir a Rusia  de futuras agresiones. No olvidamos los hechos históricos: la agresión rusa en 2014, con la anexión de  Crimea, y su segundo ataque no provocado contra el territorio ucraniano en 2022, constituyen una  clara e indiscutible violación del Derecho Internacional y de los principios fundamentales de la Carta  de las Naciones Unidas. 

Nadie quiere más la paz que el propio pueblo ucraniano. Sin embargo, es evidente que no puede ser  una paz a cualquier precio. También es claro que solo los ucranianos pueden decidir sobre su futuro.  Por ello, es fundamental que Ucrania pueda sentarse a la mesa de negociaciones respaldada con  garantías firmes y creíbles. La Unión Europea y sus Estados Miembros, en estrecha colaboración con  Estados Unidos, han sido los principales proveedores de apoyo militar y humanitario a Ucrania, y  seguirán comprometidos con ese respaldo durante el tiempo que sea necesario. 

Aunque esta guerra pueda parecer lejano, sus implicaciones son globales, incluso para América Latina  y el Caribe. En Europa hemos aprendido, a través de nuestra dolorosa historia, que permitir —o incluso  no condenar— una violación tan flagrante de la Carta de las Naciones Unidas y de la integridad  territorial de los Estados sienta un precedente peligroso. Abre la puerta a que otros actores en el  mundo intenten modificar fronteras en función de sus propios intereses. La comunidad internacional  ha condenado esta agresión de forma reiterada, porque esta guerra no se limita al territorio  ucraniano: se trata de defender nuestros valores compartidos y el orden multilateral basado en  normas y no en la fuerza. 

Ucrania está dispuesta a un cese el fuego incondicional como lo ha expresado varias veces estos  últimos días. Pero Rusia todavía tiene que mostrar que está interesada en la paz en Ucrania y para sus  bombardeos de civiles. 

Todos deseamos que esta guerra termine, si fuera posible hoy mismo. Sin embargo, los términos de  cualquier acuerdo de paz no solo definirán el futuro de Ucrania como Estado soberano, sino también  el tipo de mundo en el que queremos vivir: ¿un orden internacional basado en los principios de la  Carta de las Naciones Unidas y la convivencia pacífica, o uno regido por la ley del más fuerte? 

El resultado dependerá de nuestra voluntad colectiva. 

Sr. Antonio Pérez-Hernández, Embajador de España 

Sra. Katja Afheldt, Embajadora de la Unión Europea 

Sr. Stefano Queirolo Palmas, Embajador de Italia 

Sra. Maike Friedrichsen, Embajadora de Alemania 

Sr. Frank Keurhorst, Embajador de los Paises Bajos 

Sra. Sonia Barbry, Embajadora de Francia

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