Querido Poeta: felicidades porque gracias a Dios, el Archivo General de la Nación y Banreservas, han hecho posible la publicación de los primeros cuatro tomos de sus obras completas, que nos recuerdan cuáles son los pilares de la cultura dominicana.

Las cosas no andan bien don Pedro. El mundo que Ud conoció y el que yo -que pudiera ser su nieto- conocí, es muy diferente a este mundo de hoy. La Rusia imperialista invade Ucrania. La Cuba revolucionaria reprime como la batistiana. La Nicaragua de Ortega es peor que la de Somoza. ¡Venezuela es tan pobre!

Si Ud viniera de incógnito de esa otra vida que es la eternidad y les preguntara a muchos jóvenes de hasta 25 años, quién fue Pedro Mir… si acaso uno o dos de cada diez sabrían decirle… y quizás son muchos.

Si les pregunta por la última payasada de un tal Onguito Wa o por una fulana llamada La Demente, probablemente dos de cada 10 no sabrían decirle… Y quizás son muchos.

Si les recita: “Hay un país en el mundo / colocado en el mismo trayecto del sol”, uno de cada diez sabrá de qué se trata.

Pero si les canta: “Tú eres el rey de esta popola / Sácame esta leche ahora que se bañe como hora /Tú eres el rey de esta popola / Cómetela toda ahora”, solo uno de cada diez no sabrá que es un “puema” de una tal Tokischa.

Querido poeta, las cosas van de mal en peor. Es una lástima que el país se nos esté yendo a bolina. Este país maravilloso, lleno de gente noble, laboriosa y hospitalaria. La culpa es de la ausencia de políticas efectivas que permitan llevar arte, literatura, música y moral, pero también ciencias, a través del sistema educacional y del sistema cultural.

Cuando Ud. escribió “Balada del exiliado”, eran solo 3 millones de dominicanos, hoy son 11. Cada vez que llueve, la pobreza se desnuda escandalosamente. Y sin esperanzas, muchos jóvenes encuentran la salida en el narcotráfico y otras formas de sobrevivencia, cuál de ellas menos ética, aunque nos las vendan en cajita de regalo musical.

Como Ud. dijo “desde el borde bravío donde ocurre otra luz” le pregunto, ¿Podemos seguir creyendo que “Seremos felices, nosotros los pueblos del Caribe”?

Con amor, un lector suyo.

Posted in A quién más a quién menos

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