“Es fácil detenerse cuando uno va de subida, y difícil hacerlo cuando baja”.

Napoleón Bonaparte

A las 3 :05 de la tarde del martes 23 de mayo, en el salón 2255 del edificio de oficinas de la Casa Rayburn, en Washington, D.C., Fraser dio comienzo a la audiencia del subcomité de la Cámara de Representantes convocada para conocer de la crisis dominicana. El acta de la sesión registró lo que sigue :

Sr. Fraser : Hoy, el sub-comité está revisando las recientes elecciones en la República Dominicana para determinar si los eventos que sucedieron allí deben o no afectar las relaciones de los Estados Unidos con la República Dominicana. Los Estados Unidos mantienen programas de asistencia tanto económica como militar con la República Dominicana ; el programa de entrenamiento militar con ese país tanto en número de alumnos y el monto en dólares constituye el  segundo programa más grande en América Latina.

El 16 de mayo se celebraron elecciones nacionales en la República Dominicana. El 17 de mayo, el día después de las elecciones, las fuerzas de la policía y militares ocuparon la Junta Central Electoral y otras oficinas electorales durante más de 24 horas, seguido por reportes de que los militares presionaron a los oficiales electorales para alterar el conteo de las votaciones, alegaciones de fraude electoral por parte del Partido Reformista, actualmente en el poder, y sugerencias en el sentido de que se debe permitir que personas a quienes alegadamente se les haya negado la oportunidad de votar lo hagan. En el curso de estos eventos, el presidente Balaguer pronunció un discurso a la nación en el cual prometió al pueblo dominicano que él y las fuerzas militares respetarían los resultados de las elecciones.

El derecho de unas elecciones libres y justas constituye un derecho humano fundamental que está garantizado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en otros instrumentos internacionales. El presidente Carter ha declarado públicamente que la integridad del proceso electoral en la República Dominicana será considerada como punto importante para determinar nuestras relaciones con aquel gobierno. Muchos otros gobiernos, incluyendo los de Venezuela, Colombia y Costa Rica, han expresado preocupación en cuanto a la integridad del proceso electoral en la República Dominicana.

Para fines de la audiencia de hoy, nos complace recibir el testimonio del profesor Gregory B. Wolfe, decano de la Facultad de Servicio Internacional de la American University, y antiguo director de la Oficina Latinoamericana de Inteligencia e Investigación del Departamento de Estado. El profesor Wolfe acaba de regresar de la República Dominicana donde observó las elecciones a nombre de la Conferencia Democrática, una coalición de organizaciones liberales activas del Partido Demócrata. La misión del profesor Wolfe formaba parte de un esfuerzo conjunto de cooperación en asuntos de derechos humanos por parte de los partidos políticos democráticos internacionales. También va a testificar el honorable Ben Stephansky, antiguo embajador de los Estados Unidos ante Bolivia, y ex secretario de Estado Adjunto Asistente para Asuntos Interamericanos.

Estas audiencias se celebrarán de manera abierta y el sub-comité podrá pedir que el Departamento de Estado testifique en una fecha posterior. Antes de recibir el testimonio de los testigos mencionados, quisiera que el honorable Raul Manglapus, ex ministro de Relaciones Exteriores y senador de Filipinas, hable a nombre de la Unión Mundial de la Democracia Cristiana.

Estamos encantados de recibirlo, señor Manglapus, y me alegré cuando supe que usted iba a  representar a la Unión Mundial Demócrata Cristiana en esta misión de observadores en la República Dominicana. Favor de proceder a decirnos qué sucedió.

Sr. Manglapus : Sí, señor diputado. Muchas gracias por darme el privilegio y la oportunidad de explicarles lo que sucedió con mi misión abortada a la República Dominicana.

Tal como recordará el honorable señor presidente de este sub-comité, fui designado por la Unión Demócrata Cristiana, con sede en Roma, para que la representara en la misión que el honorable presidente de manera muy amable había acordado coordinar en la  República Dominicana, para observar allí las elecciones. Los demócratas cristianos tienen dos partidos políticos en la República Dominicana que están afiliados a la Unión. Uno de ellos había presentado su propio candidato presidencial. Otro partido que se dividió de aquél, aparentemente había decidido unirse en alianza o en coalición con la facción balaguerista.

Señor presidente, con respecto a la misión que me fue confiada, visité al embajador dominicano ante los Estados Unidos acompañado del profesor Gregory Wolfe y del señor John Salzberg, el lunes 8 de mayo. Fue una visita de cortesía para informarle personalmente del motivo de nuestra misión. Fuimos recibidos de manera cordial. Cuando le presenté mis documentos para solicitar una visa, se me dijo que había que enviar un cable a la Cancillería de la República Dominicana para obtener el permiso correspondiente. Tengo entendido que al día siguiente, señor presidente, usted envió al embajador una carta que anexaba una nota de prensa anunciando la misión y solicitaba que el embajador hiciera del conocimiento del presidente Balaguer y de otras autoridades responsables el texto de dicha nota.

A medida que pasaban los días y se acercaba la fecha de la partida, yo notaba que la embajada todavía no me notificaba la aprobación de mi visa. Me comuniqué con la embajada y se me dijo que no se había recibido ninguna respuesta.

El sábado, 13 de mayo, el día que yo estaba supuesto a partir conjuntamente con el profesor Wolfe, fui informado por teléfono desde la República Dominicana por el doctor (Ludovino) Fernández, secretario de Asuntos Internacionales del PRD (el cual es el principal partido de oposición y que no pertenece a la Unión Mundial Demócrata Cristiana, sino a otra internacional) que él había discutido el asunto con el canciller. Dijo que se le había informado que el mismo presidente Balaguer había sido enterado de mi caso y que el mandatario había dicho que yo debía ser tratado como un turista ordinario porque los únicos invitados oficiales para observar las elecciones eran los representantes de la Organización de Estados Americanos.

Al escuchar esta declaración del presidente Balaguer, llamé de nuevo a la embajada e insistí en que se me expidiera una visa de turista normal, que era lo que había esperado recibir en primer lugar. No esperaba ninguna clase especial de visa. Le sugerí a la embajada que tal vez debían llamar por teléfono directamente a la Cancillería para agilizar la expedición de mi visa. Se negaron a llamar por teléfono. De manera que no pude unirme a la misión.

Mientras tanto, la Unión Mundial Demócrata Cristiana emitió una fuerte declaración condenando la negativa por parte de la República Dominicana de aceptarme, y tengo entendido que se envió un cable a su oficina. A mí se me envió un cable, pero acabo de regresar de Nueva York, señor presidente, y quisiera solicitar permiso para someter su texto y quisiera leerlo, es muy breve. Es un cable dirigido por Angel Bernassola, secretario general asistente de la Unión Mundial Demócrata Cristiana para Asuntos Externos.  Dice :

 “Dentro del  marco de la cooperación BF entre tres partidos internacionales y americanos, la Unión Mundial Demócrata Cristiana le ha designado a usted como su representante para la misión de observador. Después de saber que bajo un pretexto burocrático la República Dominicana no ha permitido que Raúl Manglapus siga a los demás observadores, esperamos que el pueblo dominicano ejerza democráticamente su voluntad de progreso para el país”.

También tengo entendido que protestas directas han sido enviadas por la Unión Mundial de  Democracia Cristiana al Gobierno de la República Dominicana.

Declaración acerca de la negativa por parte del gobierno de la República Dominicana de otorgar a Raúl S. Manglapus una visa para observar las elecciones el 16 de mayo

  1. Raúl S. Manglapus es un antiguo canciller y senador de la República de las Filipinas.  También es presidente en el exilio del Movimiento Social-Cristiano de las Filipinas, que está afiliado a la Unión Mundial de Democracia Cristiana con sede en Roma, Italia.  Igualmente es presidente del Movimiento para unas Filipinas Libres (MFP).  Reside en McLean, Virginia, y es profesor itinerante de la American University.
  • Manglapus fue designado por la Unión Mundial Demócrata Cristiana para observar las elecciones del 16 de mayo en la República Dominicana, como miembro de un equipo multi­partidista coordinado por el representante norteamericano Donald Fraser.  Los demócristianos tienen dos partidos afiliados en la República Dominicana.
  • Manglapus visitó al embajador dominicano el lunes día 8 de mayo, acompañado del profesor Gregory Wolfe, quien había sido designado por el caucus demócrata, y el señor John Salzberg, del personal del diputado Fraser.  Los tres fueron recibidos de manera cordial.  Cuando Manglapus presentó sus documentos de viaje para solicitar una visa, se le dijo que había que enviar un cable a su cancillería para fines de permiso.
  • El 9 de mayo el diputado Fraser envió al embajador una carta anexando una nota de prensa que anunciaba la misión, y solicitando que el embajador llevara a la atención del presidente Balaguer y de “otras autoridades responsables” el texto de la nota.
  • Como no llegaba la respuesta de la Cancillería, y se acercaba la hora de salida, Manglapus sugirió que se le expidiera una visa como cualquier turista normal.  Dicha visa le fue negada.
  • El sábado día 13 de mayo, el día en que Manglapus iba a salir para la República Dominicana, fue informado por teléfono por el Dr. Ludovino Fernández, secretario para Asuntos Internacionales del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), de oposición, que el asunto de su visa había sido llevado ante el presidente Balaguer, quien había comentado que Manglapus debía ser tratado como un turista normal.
  • Manglapus hizo nuevos intentos ante la embajada dominicana, insistiendo en que solamente deseaba una visa de turista, pero consistentemente se la negaban.  Su recomendación de que la embajada llamara a la Cancillería por teléfono acerca de su petición también fue rechazada.
  • Es obvio que el tratamiento a Manglapus por parte del gobierno dominicano ofende a la Unión Mundial Demócrata Cristiana, y contradice las declaraciones del gobierno dominicano en el sentido de que no tiene nada que esconder en cuanto a las elecciones.  Algunos elementos en la República Dominicana también han sugerido que existe una nota de racismo en el caso.

Sr. Manglapus.  Gracias, señor presidente.

Sr. Fraser.  Muchas gracias, señor Manglapus.  Tal como indiqué antes, me complacía el hecho de que ysted iba a representar a la Unión Mundial Demócrata Cristiana, y lamento que no pudiera participar debido a un pretexto burocrático.  Habría sido un observador excelente.  Vamos a ver qué nos traerá este esfuerzo de cooperación interpartidaria.  Tal vez se le soliciten sus servicios de nuevo, espero que sí.

Sr. Manglapus.  Sería un placer, señor presidente.

Sr. Fraser.  Muchas gracias.

Ahora vamos a comenzar con el profesor Gregory Wolfe, decano de la Facultad de Servicio Internacional de la American University.

Antes de comenzar, permítame decir cuánto agradezco personalmente su disposición de emprender esta misión de observador.  Indudablemente fueron elecciones de mucho interés para muchas personas alrededor del mundo, y estoy muy interesado en escuchar su informe.

Declaración de Gregory B. Wolfe, PH.D., decano, Facultad de Servicio Internacional, The American University

Sr. Wolfe.  Muchas gracias, señor presidente.  Primero, permítanme decir que fue un honor tener la oportunidad de representarles a ustedes y a la Conferencia Demócrata en la República Dominicana.  Creo que deben saber que la respuesta de los dominicanos al hecho de que ustedes estén tan interesados en el futuro de los libres procesos en su país era motivo de agradecimiento para todas las personas a quienes conocí.  Su bien conocido interés también me ayudó a representarles a usted y a la Conferencia Demócrata de manera justa y objetiva durante este período turbulento.

Como usted sabe, señor, acabo de regresar desde la República Dominicana donde observé las elecciones y la actividad post-electoral que han acaparado la atención del mundo durante la última semana.

Antes de la intervención de las elecciones por parte de elementos de las Fuerzas Armadas dominicanas en la madrugada del 17 de mayo, parecía que las elecciones se desenvolvían de manera normal.  Los observadores oficiales de la OEA y observadores partidistas no oficiales procedentes de Venezuela, Japón, y España con quienes conversé, quedaron todos impresionados por la maquinaria de las elecciones.  Parecía que estaban siendo planificadas y administradas por el gobierno de manera competente.  Voluntarios de todos los partidos en todas las mesas electorales a través del país parecían estar satisfechos en general con los procedimientos. A la medianoche del día 16, nosotros los observadores estábamos completamente de acuerdo en el sentido de que el resultado parecía favorecer claramente una mayoría sustancial para el partido de oposición PRD.  En una conversación que sostuvimos el día 17, el presidente Galo Plaza del equipo de la Organización de Estados Americanos llamó el resultado una “avalancha”.

Desde la intervención de la Junta Central Electoral el pasado miércoles por parte de los militares, el ambiente en Santo Domingo se ha vuelto confuso.  Uno se pregunta cuánta confusión es auténtica, y cuánta es artificial.  El presidente de la República y su personal están emitiendo declaraciones contradictorias acerca de las elecciones.  Las mismas personas alegan que hubo fraude son los autores y los principales defensores del sistema electoral establecido.  Uno se pregunta si el proceso electoral que ha sido tan cuidadosamente establecido y pregonado como funcional hasta ahora, está siendo cuestionado no porque no funcionó, sino porque funcionó tan bien.

Fui a la República Dominicana como representante de un grupo interesado de miembros del Partido Demócrata, como usted ya sabe.  Queríamos ver cómo funcionaría el proceso electoral recién desarrollado.

Muchas de las personas que han conocido a la República Dominicana en años recientes, por varias razones, tenían mucho interés en estas elecciones en particular.

La dictadura de Trujillo, que duró 30 años, efectivamente disolvió los procesos electorales.  Hubo una elección después de aquella dictadura, que terminó en un golpe de estado y una serie de gobiernos provisionales; ­eventualmente hubo una revolución que finalmente provocó una intervención masiva por parte de los Estados Unidos, e incertidumbre masiva a nivel nacional acerca de cómo, cuándo o si se pudieran restablecer y hacer que funcionaran los procesos políticos competitivos y abiertos en la República Dominicana.

Todo esto combinado con una pobreza generalizada y el desempleo hacen que las perspectivas de volatilidad en asuntos políticos dominicanos sean altas.

También presenta un reto de primera magnitud para todas aquellas personas que creen que el gobierno representativo sobre una base popular es una alternativa práctica contra las tiranías de derecha o de izquierda.

Durante 12 años ha habido una situación más bien estable en la República Dominicana.  El Partido Reformista del presidente Balaguer ha podido gobernar, pero nunca llegó a adueñarse de la confianza del pueblo de que el proceso político sería abierto ni libre.  Dos de las tres campañas de reelección de Balaguer han sido marcadas por la ausencia de una oposición política auténtica.  De manera que este año cuando se demostró que los partidos de oposición en realidad se estaban organizando, financiando, y montando campañas, surgió mucho interés en otros países.

Cualquier persona en los Estados Unidos de cualquier afiliación política que se preocupe por los derechos humanos y sus manifestaciones en términos sociales, civiles y políticos no podía sino interesarse por estas elecciones.

Cuando el presidente Balaguer llegó a Washington en el otoño pasado para la firma de los tratados del Canal, subió el nivel del interés en las elecciones. Durante su visita aquí, Balaguer fue descrito como un gran defensor de los derechos.  El presidente Balaguer mismo indicó que estaba comprometido con unas elecciones libremente celebradas, y con la aceptación de sus resultados.

La apariencia de este compromiso fue fortalecida cuando posteriormente invitó a la Organización de los Estados Americanos a que enviara un equipo de observadores.

Mi propia asistencia como un observador extraoficial en las elecciones llegó a solicitud suya, señor.  Creo que la tradición de que las sociedades abiertas permitan a los observadores, formales e informales, en las elecciones es una tradición sana.

Llegué a la República Dominicana el sábado, 14 de mayo.  Encontré que los partidos políticos en Venezuela, España, y el Japón también habían enviado observadores.  También sabía que el representante de la Unión Mundial Demócrata Cristiana, con sede en Italia, no estaría presente porque el gobierno de la República Dominicana se había negado a otorgarle un permiso para el viaje.

Para preparar las elecciones, programadas para el martes día 17 de mayo, pasé el domingo y el lunes hablando con personas bien informadas acerca de las elecciones, o quienes, como ciudadanos comunes, tenían un interés en las mismas.  También pasé algún tiempo en la última reunión del Partido Reformista en el coliseo local.  Vi a los camiones lanzando pan a los pobres.  Hablé con los miembros del PRD, llenos de desesperación, quienes suspendieron su propia reunión final como respuesta a las alegaciones del partido del gobierno de que iba a tornarse violenta.  Visité a miembros de la misión de la embajada de los Estados Unidos en Santo Domingo para obtener sus impresiones de la campaña, y de las perspectivas para unas elecciones pacíficas.  Llegué a la conclusión de que estaban dando unas probabilidades de 50-50 para que se celebraran unas elecciones en tranquilidad.  Cualesquiera que fueran las probabilidades, lo más importante parecía ser lo que sucedería después de las elecciones.

En literalmente docenas de entrevistas en la calle, supe que la abrumadora mayoría de las personas con quienes hablé deseaban un cambio, y que pensaban votar a favor de un cambio.  Casi sin excepción, su decisión era a favor del PRD, el Partido Revolucionario Dominicano.

Durante la semana entera conocí solamente a dos personas que apoyaban al Partido Comunista.  Se encontraban en la sede electoral la noche de las elecciones, mirando el conteo antes de su interrupción.  Conocí a muchos miembros y simpatizantes del PR, unos pocos seguidores de Juan Bosch y de otros candidatos.  En total, como usted sabe, había alguna docena de candidatos.

En todos mis encuentros en la calle, cuando me identificaba como un observador del partido de Jimmy Carter, John Kennedy, y Don Fraser, y generalmente como un simpatizante de las políticas de derechos humanos de nuestro gobierno, había una respuesta unánime, amistosa y entusiasta a mi presencia.

Hice dos esfuerzos directos para comunicarme con personas que yo creía podían ayudarme a obtener acceso al liderazgo del partido de Balaguer.  Ninguno de ellos prosperó.  Finalmente llamé al personal de la Agencia de Información de los Estados Unidos en busca de ayuda.  En menos de una hora, uno de los principales consejeros del presidente, el señor  Ramón Font Bernard, se reunió conmigo durante casi dos horas.  El pronosticaba una victoria para Balaguer.  Prometió llamarme desde su casa para sostener más conversaciones el día después de las elecciones, y de la celebración, cuando hablaría de la victoria.  Nunca hizo esa llamada.  No se refirió a mi condición de observador ­ni yo tampoco.  Fue muy generoso con su tiempo.

En diferentes momentos antes de las elecciones, fui recibido por líderes del PRD, el doctor Jorge Blanco, presidente del partido; el señor Antonio Guzmán, candidato presidencial del PRD; el señor Jacobo Majluta, candidato a la vicepresidencia, y el señor Peña Gómez, secretario del partido.

Había una confianza generalizada entre el liderazgo del PRD en el sentido de que su partido iba a ganar, si las elecciones eran limpias.  Sin embargo, entre los funcionarios del partido, se hablaba mucho acerca del soborno y la intimidación que les robarían las elecciones.  Sugerían un mal manejo de las listas de registros de votantes, y la compra misma de algunos votos.  Sugirieron que se exigirían las boletas no usadas como prueba de que no se había votado a favor del PRD, para que algunos de estos activistas del partido no perdieran sus trabajos.  Posteriormente nos parecía que esto era un cuento ya que la mayoría de los votantes botan la porción de sus boletas que no se usa.  Yo les traje algunas boletas de muestra para que usted viera cómo se usaron.

También visité la sede del Partido Reformista acompañado de un periodista norteamericano.  Ya se había colocado toda la maquinaria para las comunicaciones.  Mientras estaba allí, hablé brevemente con un funcionario del partido y me dijo que volviera durante las sesiones de conteo.

Había tres clases de unidades establecidas para monitorear la conducción de las elecciones fuera de las mesas electorales.  En esencia consistían en el Ejército, la fuerza policial, y una policía electoral especial.  Nunca me enteré de quién comandaba la policía electoral especial, pero se encontraban en todos los lugares de votación; en la mayoría de los casos estaban armados pero no siempre, igual que los representantes militares en los mismos lugares de votación.

También era obvio para nosotros y para la prensa que los miembros de la junta electoral – ciudadanos civiles – tenían una obligación cívica de estar presentes, y que no debía haber ninguna excusa por una ausencia.  Los anuncios en los periódicos lo hacía bastante claro para todos.  Yo debo agregar que las corporaciones privadas cooperaron para ayudar a que las personas votaran.  Por ejemplo, en mi hotel un aviso a los huéspedes solicitaba nuestra paciencia por la reducción de los niveles de servicio que pudieran provocarse como consecuencia de que el personal tomara tiempo para cumplir con sus obligaciones cívicas.

Sr. Fraser. Señor profesor, en este momento está en proceso una votación, tal vez podríamos tomar un breve receso, ir a votar, y volver.

Sr. Wolfe.  Muy bien.

(En ese momento se tomó un breve receso.)

Sr. Fraser.  El sub-comité vuelve a reiniciar su audiencia.  Profesor Wolfe, creo que usted se encontraba en la página 9 de su declaración.

Sr. Wolfe.  Señor presidente, estábamos llegando a las observaciones acerca del proceso electoral mismo.  No voy a entrar en mucho detalle a menos que usted así lo desee.  Basta con decir que sí observé votaciones en Santo Domingo, una capital de provincia de nombre San Cristóbal, una ciudad secundaria, y varios pequeños pueblos rurales entre San Cristóbal y la otra ciudad.  Inicié estas observaciones a las 7:30 a.m. y la cosa más impresionante de todo eso fue las largas filas de votantes que esperaban para agotar el proceso mismo.

Para hacer un aparte de mi testimonio formal por un momento, voy a describir el proceso de votación que agota cada votante.  Una vez se registra el votante, las boletas son selladas oficialmente por un oficial electoral.  El votante se las lleva todas a la caseta de votación donde procede a votar.  Si desea dividir su voto, puede romper la boleta en la línea perforada y colocar la parte inferior, que tiene los candidatos para la rama legislativa, dentro del sobre con el que pueda seleccionar para presidente.  Después de sellar el sobre, lo coloca en la urna, momento en que se le devuelve su carnet de identificación, se mete un dedo índice en una tinta roja indeleble, y se rasura un poco de pelo del antebrazo.  Todo esto supuestamente para comprobar que el votante haya sido oficialmente procesado y que haya depositado su voto de manera privada.

De nuevo quiero decir que la característica más impresionante del proceso en Santo Domingo, San Cristóbal y otros lugares era la magnitud de la votación.  Negociantes y profesionales a través del país me comentaron que nunca habían visto una participación tan grande de votantes, y nunca se habían presentado tantos jóvenes y trabajadores de todos los estratos sociales.

De eso hoy hace una semana.  Para el miércoles, las calles, los comercios, y los lugares de reunión pública estaban prácticamente abandonados por un pueblo que sentía temor.  Justo antes del amanecer del miércoles los reportes de los resultados transmitidos a través de los medios de comunicación monopolizados por el gobierno cesaron de repente.  Se sustituyó música suave en lugar de los reportes constantes de resultados que indicaban una preferencia aproximada del 2 a 1 a favor del PRD contra el PR.  Los reportes que tuve de personas de la embajada, de la prensa y de colegas observadores indicaban que personal militar había apagado los equipos de la sede electoral, y habían ocupado los predios de la Junta Central Electoral.  El muy bien conocido jefe del organismo electoral desapareció sin comentario, y el gobierno tampoco hizo ningún comentario acerca de su desaparición.

De hecho no fue sino hasta el jueves casi a la medianoche cuando el presidente Balaguer fue a la televisión y la radio para informar al público su interpretación de los acontecimientos.

Alegaba que los resultados de las elecciones serían respetados aún si los representantes de su partido fueran menos calificados que algunos de los representantes de la oposición, que alguna supervisión administrativa no había sido buena.  También apeló al apoyo de su propio liderazgo y  de las Fuerzas Armadas.

Al otro día en la residencia del jefe de relaciones públicas del Partido Reformista, algunos observadores y el cuerpo de prensa se congregaron para presenciar una conferencia.  Se nos dijo que el jefe de la Junta Electoral había escrito una carta solicitando una intervención militar.  El portavoz no podía enseñar una copia de dicha carta.  Dijo que trataría de conseguir una.  Nunca apareció la copia, por lo menos mientras yo me encontraba en la República Dominicana.  Más tarde el jefe electoral rechazó públicamente que hubiera escrito tal carta.

Antes de concluirse la votación, me reuní durante un buen rato con el jefe de la Junta Electoral del Distrito Nacional.  Más tarde me llevó personalmente a la sede, donde se estaba procediendo con el conteo.  Fue allí que vi los comienzos de los resultados que favorecían fuertemente al PRD, tal como siempre se había esperado que sucediera en el Distrito Nacional.

También yo había observado la continuación de la votación después de la hora en que las urnas debían haberse cerrado a las 6 de la tarde del día de las elecciones.  Habían quedado abiertas, según se explicó, para permitir que aquellas personas que no se encontraban en las listas de votación en algunas mesas electorales pudieran ejercer el sufragio comoquiera.  Aún más temprano yo había estado en varios lugares donde se había alegado una interrupción de la votación.  En cada uno de los casos menos uno, los oficiales electorales parecían corteses y firmes frente a la situación.  En ese lugar se alegó que miembros de la mesa que pertenecían al PRD habían sido despachados y reemplazados con personal del ejército.  No pude verificar la veracidad de la acusación, y se me negó el acceso al lugar de votación.

En un lugar de votación, un activista del PR estuvo presente y se movió de manera amenazante hacia los votantes que estaban haciendo fila.  El presidente de la mesa eventualmente solicitó que fuera sacado.  Y se lo llevaron a la fuerza los miembros desarmados de la policía electoral.  Fue la única vez que sentí que había una posibilidad de violencia en los lugares de votación que visité el día de las elecciones.

La experiencia dominicana reciente con las elecciones presidenciales implica una serie de preguntas para los observadores electorales igual que para los gobiernos vecinos interesados y que valoran sistemas electorales libres, su desarrollo, y su expansión.  ¿Quién en realidad ideó la intervención misteriosa de la madrugada?.  ¿Por qué se tardó tanto en explicarlo, y con tantos datos conflictivos?.  ¿Hasta dónde se puede suponer que un gobierno con 12 años en el poder, ejerciendo el control sobre los elementos esenciales de legislación, nombramientos, y administración, igual que las finanzas, desconocería o toleraría un fraude perpetrado por los que desafían su autoridad?

Por último, ¿qué sucederá al ánimo del pueblo dominicano si estas elecciones son declaradas nulas, o fraudulentas?

Como un observador de hace muchos años de asuntos latinoamericanos, puedo decir solamente que cuando los resultados son controlados o anulados, se reduce el nivel de la confianza por parte del pueblo, y se desaparecen las esperanzas.  Las dictaduras de partido o de juntas militares llegan al poder y permanecen después de este tipo de eventos.  Los procesos políticos y las instituciones democráticas y los derechos humanos siempre son las víctimas de las restricciones de procesos abiertos en América Latina, igual que en cualquier otro sitio.  Normalmente requieren años, sangre y dinero para restablecer la confianza y para reconstruir instituciones que apenas estaban comenzando a lograr su libertad.

Esto concluye mis observaciones formales, y por supuesto, señor presidente, estaría encantado de contestar cualquier pregunta que pueda tener.

Sr. Fraser.  Muchas gracias, profesor Wolfe, esa fue una declaración muy interesante.  Tal vez, profesor, si está de acuerdo, podríamos pedir que el señor Stephansky haga su declaración y luego proceder con el periodo de preguntas y respuestas.

Declaración del honorable Ben Stephansky, Ex-embajador de los Estados Unidos ante Bolivia, y Ex-secretario adjunto asistente de Estado para Asuntos Interamericanos

Sr. Stephansky.  Muchas gracias, señor presidente.

Mientras el profesor Wolfe estaba allí observando (las elecciones), había varios de nosotros aquí que estábamos virtualmente en contacto continuo con muchas personas en la República Dominicana durante esta última semana, actualizándonos, y comunicándonos de vez en cuando con el Departamento de Estado y con los medios de comunicación para averiguar si podíamos sacar algún sentido de lo que estaba sucediendo, porque se reportaba continuamente una especie de crisis en la República Dominicana.

Uno de los comentarios que me llaman la atención en el excelente informe del profesor Wolfe es el comentario de que uno se pregunta cuánto confusión es auténtica, y cuánta es fabricada.  Nosotros también nos hacíamos esa misma pregunta.

Como marco histórico de lo que está sucediendo en la República Dominicana, me gustaría citar – no de manera extensa, ojalá pudiera, sino de manera selectiva – un folleto sofisticado que se imprimió con la autorización del presidente Balaguer en noviembre pasado después de su visita a Washington para la firma de los tratados del Canal de Panamá.  Una de las personas cuyos nombres aparecen en el folleto como uno de los autores es el del señor R. E. Font-Bernard, a quien Gregory Wolfe identifica como un consejero del presidente.

Es un brochure que claramente intenta identificar al presidente Balaguer con el presidente Carter.  La mitad de sus 30 páginas contienen fotos a colores de los dos presidentes.  El brochure se abre con un agradecimiento a la USIS por haber aportado las fotos, y termina con una carta bastante inocua pero simbólicamente importante del secretario personal del presidente Carter, quien había enviado una serie de fotografías de la visita de Balaguer al subsecretario del Poder Ejecutivo de la República Dominicana.  Me informó el embajador Hurwitch, mientras todavía estaba allí, y cuando yo asistía a un seminario en la República Dominicana en noviembre pasado, al momento en que se estaba emitiendo el brochure, que no podría haber aparecido sin el consentimiento y la autorización del presidente Balaguer.

Yo quisiera citar unas líneas de este brochure.  Creo que se explican por sí solas, en cuanto a su intención.  El brochure cita la declaración del presidente Balaguer cuando llegó para la firma de los Tratados del Canal.  Balaguer:  “Personalmente creo que la única manera en que los países de Latinoamérica puedan responder a la política generosa y noble del presidente Carter con respecto a los derechos humanos es mantener nuestras casas en orden para garantizar el respeto a los derechos humanos, y ampliar la justicia social al mayor alcance que sea posible para todos nuestros sectores sociales.  Debemos trabajar diariamente en beneficio de los derechos humanos”.  Esta cita aparece en la página 6 del brochure.  En la página 20, el brochure declara que el presidente Balaguer había impresionado al presidente Carter, y cita la declaración del presidente Carter con motivo de la visita del presidente Balaguer a la Casa Blanca:

“El presidente Balaguer ha establecido un ejemplo para todos los líderes de las naciones latinoamericanas al transformar a su propio país de una forma totalitaria de gobierno hacia una democracia pura.  Su compromiso de garantizar los derechos humanos, orientando otras naciones en sus esfuerzos, ha sido fuente de inspiración para mi. Hemos estado conversando con el presidente Balaguer con respecto a los resultados de las elecciones próximas del año que viene, que serán abiertas y libres, y que deben ser un modelo para todas las naciones con respecto a la universalidad del derecho de elecciones libres, y la expresión sin ataduras de la voluntad del pueblo para que escojan a sus líderes gubernamentales”.

Esto salió de una larga conversación entre el presidente Balaguer y el presidente Carter, y la declaración se produjo en el momento en que el presidente dominicano estaba saliendo de la Casa Blanca.

En la página 21, el brochure reza que “En años recientes el respeto a los derechos humanos en la República Dominicana ha sido sobresaliente.  Una parte del éxito de la visita del presidente Balaguer se debía a la importancia que Balaguer dio al tema de los derechos humanos, al momento en que el deterioro de esos principios de derechos humanos estaba agudizándose en la Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay, Brasil, y Nicaragua, entre otros, echando una sombra sobre la presencia de los líderes de esos países en la reunión de Washington”.  No voy a citar más de este tema, pero existen otros comentarios aún menos halagadores acerca de otros países latinoamericanos que aparecen en el brochure, y uno se pregunta acerca de las alegaciones actuales de “intervención” en vista de estos comentarios emitidos en este brochure.

En la página 24 el brochure dice:  “Ambos hombres, Carter y Balaguer, son soñadores, se puede decir idealistas.  Ambos sienten que tienen un compromiso sagrado con el destino, un compromiso histórico.  Convergen en su compromiso histórico acerca de las ideas y las opiniones del presidente Carter con respecto a los derechos humanos”.

En la página 25, se repite brevemente ese mismo sentimiento.  “Dos hombres sencillos, escogidos por el destino para una misma misión, se unen para proclamar la renovación del respecto a los derechos humanos”.

Ahora, hay muchas otras declaraciones en este brochure acerca de los derechos humanos y la estrecha identificación entre el presidente Carter y el presidente Balaguer.  Después de insistir en el carácter inspirador del presidente Balaguer, en el último párrafo de este brochure se dice: “Por consiguiente, es obvio que para todo dominicano auténtico las palabras de reconocimiento del presidente norteamericano constituyen virtualmente un motivo de orgullo que no solamente sirve como fuente de alegría sino muy especialmente para comprender de manera más profunda el valor prístino con que todos los hijos ylas hijas de este país contemplan al presidente Balaguer”.

Tal como esta última declaración podría sugerir, este era un documento de campaña.  Tal como yo noté, la mitad está adornada de fotos del presidente Balaguer y el presidente Carter.  Vale la pena leerlo para apreciar una clase de intervencionismo inverso en la política dominicana, en el sentido de que mediante la intención deliberada se fundía la identidad del presidente Balaguer con la identidad idealista del presidente Carter para fines de campaña.  Esta es una cosa que salió de la visita del presidente Balaguer a los Estados Unidos.

Sr. Fraser.  Obviamente no funcionó (Risa).

Sr.Stephansky.  Todavía no sabemos eso.

Sr. Fraser.  Podría haber elecciones de otros candidatos en este país durante este año. (Risa).

Sr. Stephansky.  Me abstengo de hacer comentarios (Risa).

La otra cosa que salió de la visita de Balaguer fue su propia advertencia acerca de los militares dominicanos.  Ahora bien, es bastante interesante el hecho de que después de la entrevista de los dos presidentes, Balaguer, quien aparentemente gozaba de una gran euforia debido a su elevación como el campeón de los derechos humanos en el continente, realizara una conferencia de prensa en la embajada dominicana exclusivamente para los periódicos dominicanos.  El grueso de esa conferencia de prensa fue reportado en muchos periódicos dominicanos.  Sucede que tengo una copla del editorial que apareció el 10 de septiembre en el periódico El Nacional, comentando acerca de la conferencia de prensa.  El editorial repitió que el presidente Carter celebró el compromiso de Balaguer en defensa de los derechos humanos, y declaró que las elecciones del próximo año serían un modelo de la universalidad de la libre expresión del pueblo.

El editorial continúa declarando que el presidente Balaguer enfatizó el compromiso que tenía con unas elecciones libres, que las elecciones en la República Dominicana serían absolutamente libres, y que existe un sistema que garantiza la pureza del proceso electoral.  Sin embargo – y aquí entra algo como una nota sombría – el editorial anotaba que el compromiso parecía disminuir cuando Balaguer agregaba:  No lo declaré al presidente Carter, pero ahora les declaro ante ustedes, que las Fuerzas Armadas a veces intervienen en el proceso electoral en la República Dominicana.  Ese ha sido uno de nuestros vicios desde hace mucho tiempo.  Creo que este vicio ha sido combatido y que ha sido controlado considerablemente.

De manera que, por la admisión del mismo Balaguer, estaba diciendo a sus periodistas que ésta es una vieja práctica de los militares dominicanos desde hace años.

El editorial concluye más o menos así:  En vista del contexto histórico del compromiso de Balaguer, todas las instituciones de la República Dominicana que puedan hacerlo, sobre todo la Junta Central Electoral y los militares, igual que la oposición, deben ayudar al doctor Balaguer a honrar su compromiso.

El compromiso del presidente Balaguer en cuanto a unas elecciones libres de una parte, y de la otra parte la advertencia de que había que tenerles cuidado a los militares, al decir esto directamente a los periodistas de los periódicos dominicanos, Balaguer podría haber hecho un mayor esfuerzo por asumir el control de la situación.  Solamente ha hecho una declaración ambigua, hasta donde nosotros sepamos.  Su falta de liderazgo firme contribuye a la confusión de eventos, y contraviene lo que él declaró de manera abierta y pública aquí acerca de su posición en cuanto a los derechos humanos, y su garantía de unas elecciones libres.

Como referencia histórica adicional de lo que está sucediendo en la República Dominicana, yo quisiera referirme brevemente al informe de los observadores de la OEA.  A solicitud del presidente Balaguer, la OEA designó a tres observadores para que sirvieran de testigos de las elecciones.  Fueron los antiguos presidentes de Ecuador, Colombia, y Guatemala.  Su informe hace referencia a tres o cuatro puntos bastante importantes.  Primero, ellos también, como en el caso del profesor Wolfe, observaron cuidadosamente el procedimiento electoral, y reportaron que después de examinar el sistema electoral, llegaron a la “conclusión de que seria muy difícil que algún fraude pudiera distorsionar los resultados auténticos de las elecciones”; que a propósito, es lo que ahora está alegando el partido del poder.

Proceden a describir cómo se sintieron sorprendidos por la interrupción militar del conteo electoral.  Trataron de gestionar una entrevista con el presidente Balaguer en las primeras horas de la mañana en que sucedió dicha interrupción; alrededor de las cuatro de la madrugada.  No lograron conseguir una cita con él hasta la una de la tarde.  A propósito, la sede de la Junta Electoral en realidad fue ocupada durante casi 36 horas por los militares antes de que regresara la Junta Electoral.  Posteriormente la comisión dejó de entregar los resultados de las elecciones de manera pública, tal como siempre ha sido la costumbre, y como había estado haciendo hasta el momento en que el conteo de las elecciones fuera interrumpido.

El presidente Balaguer les dijo que él mismo no había sabido de la interrupción hasta tempranas horas de la mañana, que esto se debía a la desaparición del presidente de la Junta Electoral, que se desconocía su paradero, y que él (Balaguer) trataría de buscarlo y hacer que el conteo y el proceso electoral fueran restablecidos, para que la situación se normalizara.

Posteriormente los observadores de la OEA sí recibieron una nota del presidente.  Eso fue al día siguiente.  El les dijo que el presidente de la Junta Electoral había sido encontrado, y que la situación volvería a su normalidad, y que entendía que en ese sentido había cumplido con la solicitud de los observadores de la OEA de tomar las medidas que pudiera emprender para normalizar la situación.

Los observadores de la OEA visitaron luego a la Junta Electoral.  El jefe de la comisión les dijo – y ellos citan textualmente en su informe que “se sorprendieron cuando él les dijo que no se entregarían ningunos resultados públicos, solamente los resultados finales- y que la ley electoral permitía 30 días para entregar dichos resultados finales.» Tengo entendido que podría haber habido alguna retracción desde entonces, que ha habido emisiones periódicas de los resultados en intervalos largos, ya no por televisión, sino por radio solamente.

De último, los observadores de la OEA declararon que en el momento de su partida “se sintieron obligados a expresar su profunda preocupación por la cortina de silencio con respecto a los resultados de las elecciones”.  Luego dijeron: “Se ha afirmado de manera procedente que el acceso a la información es el derecho sagrado del ciudadano, aún más cuando tiene que ver con el acto trascendental de una democracia en el momento cuando se está decidiendo acerca del futuro de la nación”.  Partieron, y dijeron que lo hacían “en una situación de confusión incuestionable”, esa es su frase.  Expresaron la esperanza de que “la lealtad que el presidente Balaguer ha demostrado por los principios democráticos durante los largos años de su mandato le permitirían disipar las dudas cuyas sombras tenebrosas actualmente se están extendiendo sobre las instituciones de su país”.

Bueno, el presidente Balaguer ha estado callado, no ha disipado esas dudas, y mientras tanto muchas cosas están pasando.  Hay un movimiento hacia lo que parece llamarse elecciones “complementarias” o “adicionales”.  Hay toda clase de reportes, y en realidad no es totalmente fácil separar los rumores de los hechos.  Existen reportes de actos de fuerza alrededor del país, redadas de personas y votaciones adicionales, bajo el alegato de que fuera el PRD que cometiera un fraude de alguna manera misteriosa, y que mediante el fraude un gran número de los partidarios de Balaguer no fueron registrados.  Parece que los cargos de fraude podrían ser incoados contra el PRD por la parte que ha tenido el pleno control del gobierno, de la policía y la milicia durante una docena de años.

Obviamente no se puede decir cómo va a terminar todo esto.  Por cierto hay confusión, pero hay fuertes sospechas de que – para usar de nuevo la frase del profesor Wolfe – la confusión es más artificial que real.

Mientras tanto, no se puede sino fijarse en que en los periódicos de hoy, se ha presentado una opinión en el sentido de que tal vez uno debería aguantarse, que no se debe decir mucho en este momento, por la razón de que los militares en la República Dominicana podrían sentirse provocados a tomar una acción más desesperada si de hecho se les comunica la continuada desaprobación no solamente de los Estados Unidos sino de otras fuentes también.

Ahora bien, yo quisiera sugerir que en vista de la relación y la identificación que fueron establecidas por el presidente Balaguer durante su visita aquí con el presidente Carter, hubiera constituido una omisión grave si el presidente Carter no hubiera dicho lo que dijo.  Creo que su afirmación constituyó una buena declaración.  También creo que aunque pudiera no haber sido el caso hace meses, en meses más recientes la postura de los Estados Unidos en cuanto a la República Dominicana ha sido de una neutralidad estricta.  Hablando de casualidades, es interesante notar que la llegada de nuestro nuevo embajador se produjo en un momento coincidencialmente infeliz (desconozco quién lo planificó) en el aniversario de la ocupación militar del 1965.  Sin embargo esperó durante 18 días y se le pidió que entregara sus credenciales el día antes de las elecciones.  De manera que el día de las elecciones su fotografía y la foto del presidente Balaguer aparecieron en todos los periódicos.  Dudo seriamente que fuera una coincidencia (Risa).

Es nuestra política defender los derechos humanos, y el presidente Carter lo hizo de una manera seria y desapasionada, no solamente apropiada para la dignidad de los Estados Unidos, sino también la dignidad del pueblo de la República Dominicana.

Para aquellas personas que podrían estar preocupados por la posibilidad de provocar a los militares, vamos a tener en mente el hecho de que ellos no fueron provocados por ninguna declaración nuestra ni de ninguna otra fuente para que interrumpieran aquellas elecciones.  Los militares no fueron provocados para que ocuparan la oficina de la Junta Central Electoral durante 36 horas, ni para seguir las reportadas actividades amplias de redadas de personas para que participaran en las llamadas elecciones complementarias, lo cual es totalmente ilegal.

No hubo provocación por parte de los Estados Unidos ni de más nadie cuando los militares derrocaron el régimen de este partido que aparentemente está ahora ganando las elecciones, el PRD, en el 1963 después de siete meses en el gobierno.  No hubo ninguna provocación en el 1970 ni el 1974 cuando las llamadas “bandas” infames de fuerzas armadas y otros grupos terroristas que hostigaron a la población hasta el punto de que el PRD no acudiera a las elecciones en esos años.

Para usar la frase del mismo presidente Balaguer, “la intervención militar ha sido un vicio de larga tradición”, y uno tiene que estar de acuerdo con él.  Temo que este vicio se está manifestando de nuevo.

Ahora bien, permítame concluir sencillamente observando que la República Dominicana sí tiene la buena suerte de contar con un partido político popular con un liderazgo social-demócrata inteligente y moderado.  Conozco ese partido desde mediados de los años 1950, y creo que su comportamiento responsable frente a la provocación y el hostigamiento ha sido una gran fuerza a favor de la estabilidad.

Hay que recordar que el régimen de Balaguer el año pasado legalizó el Partido Comunista.  El profesor Wolfe notó que registró una votación muy pequeña, pero no ha habido ninguna coalición, ninguna cooperación entre el PRD y el Partido Comunista.

De hecho, se sabe desde hace tiempo que el Partido Comunista es enemigo del PRD.  Pero el PRD ha sido frustrado y hostigado desde el 1963 cuando el régimen debidamente elegido fue derrocado después de siete meses.

Si ganaran estas elecciones – y las indicaciones son de que sí ganaron; y si de nuevo se ven frustrados por ese antiguo vicio, la intervención militar, sería una gran invitación a la inestabilidad, a la radicalización, la violencia, y en resumen, una gran contribución por parte de los militares al extremismo y el caos en un nivel peligroso.

Por último, señor presidente, yo quisiera advertir que tanto el profesor Wolfe como los observadores de la OEA han dejado a la República Dominicana mientras este drama todavía se está desenvolviendo.  Creo que es verdad, en vista de la tremenda cantidad de rumores, y la dificultad de aclarar las cosas, que en realidad desconocemos la historia completa.  Definitivamente no tenemos una idea clara en cuanto a las intenciones de Balaguer, ni de las Fuerzas Armadas, ni de la política de aquellas personas que parecen estar manejando la situación, y hay motivos para temer que de verdad algo pueda pasar que pudiera resultar en unas elecciones fraudulentas, o tal vez algo más serio.

Yo quisiera recomendar – a base de mi propia experiencia – que podría ser oportuno en esta ocasión y muy pronto, invitar a nuestro embajador en la República Dominicana a que regrese a los Estados Unidos, y que comparezca tal vez en una sesión ejecutiva ante el Senado y la Cámara, para que nos ayude a comprender lo que está sucediendo, y en qué dirección ese país debe proceder.  Gracias, señor presidente.

Sr. Fraser.  Muchas gracias, señor Stephansky.  Profesor Wolfe, el conteo de votos en el momento de la intervención mostraba una gran ventaja para el PRD.  ¿Hay alguna manera de determinar si esto representaba votaciones en áreas urbanas, de manera que las votaciones en áreas rurales pudieran reflejar un patrón distinto?

Sr. Wolfe.  No hay duda, señor presidente, de que los resultados principales a la medianoche del pasado martes eran principalmente urbanos.  Le puedo dar cifras para Santo Domingo, Santiago, San Pedro, y La Romana, que representan grandes concentraciones de población de la República, si los desea, tal vez usted ya los tenga.  Sin embargo, nos sugerían a nosotros, unos observadores extraoficiales, igual que a los representantes de la OEA, que la tendencia sería difícil de revertir aún entonces, en vista de las probabilidades en las áreas rurales.

Sr. Fraser. ¿Las áreas rurales mostraban una tendencia mayor a favor del partido del presidente Balaguer?

Sr. Wolfe.  Sí, la respuesta corta es que sí.  Pero todavía no ha llegado la respuesta completa, en realidad no sabemos.

Creo que lo otro que hay que tener en mente es que la organización del PRD en los últimos años ha sido increíblemente buena.  La capacidad de llegar a personas en las áreas rurales y urbanas ha sido algo que creo que cualquiera de nosotros que estamos involucrados en la organización de partidos políticos deberíamos estudiar con mucho cuidado, al contrario de lo que supimos en cuanto a la organización del Partido Reformista, que se aglutina esencialmente alrededor de las elecciones mismas sin lo que llamáramos organización por precintos, ni la organización de relaciones públicas que tiene el partido de oposición.

Al mismo tiempo yo debería mencionar algún esfuerzo por convocar el apoyo del PR mencioné que se estaba tirando pan a la gente desde camiones.  Había algunos indicios de que muchos empleos dependerían del apoyo del partido del gobierno.  Sin embargo, la mayoría de nosotros que observamos las elecciones nos sentimos impresionados por lo que se ha hecho para organizar el apoyo del PRD en áreas rurales y urbanas.

Al mismo tiempo debo mencionar una carta escrita por el Presidente de la República a todos los empleados públicos, que sugería, y aquí voy a parafrasear el texto, la importancia de votar a favor del presidente por un periodo final.  La consecuencia de no apoyarlo sería la pérdida del trabajo, y entregar el país a “alternativas odiosas y violentas”.

Sr. Fraser.  Supongo que sería útil tener esa carta como constancia. ¿Supongo que se escribió en español?

Sr. Wolfe.  Está escrita en español, pero estaría complacido de traducírsela.

Mi buen amigo: Para llegar a la etapa final del periodo de la presente administración que ha sido tan beneficiosa para el país, quiero expresarle mi agradecimiento por el valioso apoyo que su servicio en el gobierno me ha otorgado.

Como usted, he sido un servidor público durante muchos años.  Por lo tanto, conozco los sacrificios que uno debe hacer, muchas veces de manera anónima, ymalentendida, para cumplir con sus obligaciones públicas.  Espero que ahora eso sea eliminado tan pronto podamos completar las obras en progreso, y que tengamos los más abundantes recursos que ellas deben producir.  El establecimiento de estos aumentos tomará en cuenta el poder adquisitivo de nuestro dinero en ese momento.

Como usted es un ciudadano honrado, reconoce cuánto hemos respetado su derecho al trabajo, y que seguiremos respetándolo.

Reconozco que en ocasiones ha sufrido una falta de comprensión y de compasión por parte de funcionarios de los cuales usted depende.  Pero le aseguro que estamos haciendo todo esfuerzo por llevar una dirección mejor, más fuerte al servicio público.

En vista de todo esto, necesitamos un último período en el gobierno que nos permita consolidar las grandes obras sociales y públicas que se encuentran en proceso de desarrollo o inicio, algunas de las cuales ayudarán a nuestro país a superar la dependencia y la falta de oportunidad que persiste en algunos sectores.

Es nuestro propósito concluir esta obra que usted ha ayudado a lograr, y para hacerlo, necesitamos el total apoyo suyo y el de los suyos; apoyo que espero tener no solamente porque usted desea la felicidad del país que ha comenzado a experimentar el desarrollo bajo la libertad que hemos alcanzado, sino también porque de esa manera usted evita perder su patrimonio que es la única posesión que tiene para proteger a su esposa y sus hijos; tales como su trabajo, que podría ser entregado a otro ciudadano cuando una nueva “aplanadora” fuera puesta en operación para satisfacer la necesidad de venganza de aquellos que entregarían a este país al odio y a la violencia.

Cuento con usted el día de la gran decisión, y usted y sus seres queridos siempre podrán contar conmigo.

Su amigo de confianza,

JOAQUIN BALAGUER.

Sr. Fraser.  Si a los Estados Unidos les parece que los resultados de las elecciones no fueron honrados, o que fueron corrompidos de alguna manera masiva, en mi única opinión por las fuerzas militares, sería muy inadecuado que los Estados Unidos siguieran manteniendo una relación con los militares en la República Dominicana.  Me parece que sería mantener una relación intolerable en los meses y años por venir, con un país que dice que se adhiere a los procesos democráticos, donde las votaciones y las elecciones no constituyen un acto trascendental.  Esa es mi opinión.  Sin embargo, lo presento como una pregunta. ¿Cuáles serían sus opiniones?.

Sr. Stephansky.  Las fuerzas militares en la República Dominicana son relativamente grandes, mucho más de 30,000, para un país de ese tamaño.  Uno se pregunta qué necesidad hay, a menos que se considere la apreciación del mismo doctor Balaguer del tipo de poder que han ejercido durante su increíblemente larga carrera en la política.

Concuerdo plenamente con su observación en el sentido de que sería el momento de considerar seriamente el recorte de lo que constituye en la actualidad el segundo programa más grande de entrenamiento militar en el hemisferio.  Pero existe un arreglo relativamente grande de ventas de materiales militares.  También sugiero que eso sea revisado.

Creo que si en el desenlace las fuerzas militares son el instrumento principal y aparentemente – entre paréntesis – han sido la causa de la gran confusión – ya sea deliberada o fabricada – surge una pregunta difícil.  Surge una pregunta: ¿Es el presidente Balaguer un preso de las fuerzas militares?  De hecho, si él está bajo el control de los militares, en este momento existe allí un golpe de estado una situación de facto.  En realidad no sabemos, y es una pregunta que hay que hacer.

Parece justo especular que la República Dominicana ha estado al borde de un golpe militar, y que por lo tanto existen buenos motivos para emprender una revisión muy seria tanto de las ventas militares como de los programas de ayuda militar, partiendo de la premisa de que es realmente intolerable para nosotros seguir con una relación del tipo que actualmente tenemos.

Debo agregar que el candidato presidencial Guzmán ha indicado – en términos moderados – que desea tener la mejor relación posible con las fuerzas militares, y es su propio deseo mantener el clima moderado en este momento en particular.  Pero si fracasan todos los esfuerzos de moderación, y hay alteraciones de los resultados de la elección, una distorsión total y una burla del proceso electoral, entonces estoy totalmente de acuerdo con usted, señor.

Sr. Fraser.  Profesor Wolfe.

Sr. Wolfe. ¿Puedo comentar eso, señor presidente?  Como ciudadano americano – no como observador de las elecciones – no veo razón para mantener relaciones con establecimientos militares en ninguno de los países pobres de América Central ni del Caribe sobre una base especial.  En la República Dominicana en cuanto a las necesidades de desarrollo rural, de la reforma agraria que todavía hace falta, del cuidado de la salud, etcétera, en el área de los servicios sociales, uno sabe al instante dónde se debe gastar el capital de verdad.  En general el papel de los militares en el pasado ha sido el de un instrumento de la represión, y de la perpetuación de regímenes políticos esencialmente de tiranía.  No importa lo que pensemos ahora del régimen de los últimos 12 años que ha impulsado proyectos de desarrollo constructivos importantes para el país.  El valor de los programas de entrenamiento militar, y los programas de armas militares ha tenido un valor marginal, insignificante, para nuestros intereses nacionales.

Todavía no me han enseñado a mi plena satisfacción cómo los militares de alguna de estas repúblicas pequeñas haya servido la defensa hemisférica regional o la defensa internacional de las democracias libres del occidente.  Hasta que se pueda demostrar que tengan dicho valor, me parece a mi que nuestro apoyo necesariamente debe ser reducido.

Sr. Fraser. ¿Y qué hay del argumento que aparece en la prensa de que las declaraciones de los Estados Unidos, declaraciones del presidente Carter, constituyen una forma inaceptable de intervención extranjera? ¿Es un comentario justo?

Sr. Wolfe. ¿En qué consiste la intervención?

Sr. Fraser.- El argumento viene a través de algunos reportes de la prensa de que el régimen de Balaguer o el ejército están reaccionando negativamente a las presiones extranjeras.  El señor Stephansky comentó eso.

Sr. Wolfe.  Mi única reacción a eso es que los Estados Unidos, al expresar una preocupación en cuanto a la conducción de elecciones libres y la apertura de una sociedad no constituye una intervención, sino la declaración de un principio de política democrática, con “d” minúscula, ­de la cual todos debemos sentirnos orgullosos, y de la cual no debemos avergonzarnos.

Estas repúblicas, como la Dominicana, alegan ser parte de la tradición democrática en el hemisferio occidental.  Por lo tanto me parece que están pisando terreno movedizo cuando alegan que existe una intervención cuando nuestro gobierno emite una declaración de principio.

Sr. Fraser.  Esta es la segunda audiencia que sostiene el sub-comité acerca del tema de unas elecciones en otro país, siendo la primera sobre El Salvador.  Ahora, por supuesto aquí podría salir todo bien, pero mirando las posibilidades de elecciones donde el resultado final podría echar abajo los deseos de la mayoría de las personas del país, la impresión que recibimos de las audiencias anteriores era que si no se producen elecciones razonablemente honestas, constituiría un preámbulo a las violaciones de los derechos humanos que han sido incorporados en nuestros estatutos.  Donde se aplasta la voluntad del pueblo, o donde el pueblo percibe que ha sido aplastado, entonces de hecho la violencia y la represión llegan a convertirse en la orden del día, y la violación de la integridad de la persona muchas veces es una consecuencia natural.

Esa es mi impresión, y eso es lo que saqué de la predicción del señor Stephansky en cuanto a lo que podría esperarnos si no se respetan los resultados de estas elecciones.  Quisiera saber cuál sería su opinión.  En otras palabras, existe un vínculo muy estrecho entre unas elecciones libres y estas otras clases de violaciones que ya hemos objetados en nuestros programas de ayuda militar y económica.

Sr. Wolfe- Bueno, yo estaría de acuerdo con el señor Stephansky.  En mi propia declaración llegué a conclusiones similares, que cuando no se permite respetar el proceso electoral, o cuando se altera, la consecuencia casi siempre ha sido la llegada de una junta (de gobierno).  El régimen resultante normalmente se perpetúa y reduce el marco de la libertad humana y la apertura política.  Esto retrasa durante mucho tiempo las perspectivas democráticas, y para sociedades abiertas no sólo política sino económicamente también.  Uno podría mirar el ejemplo de Honduras hace diez años.

Yo fui allí y vi a un político de nombre Rodas Alvarado, que fue prácticamente elegido.  Pero las fuerzas militares y conservadoras le tenían tanto miedo que las elecciones fueron intervenidas y desde entonces ese país ha estado bajo un control esencialmente militar.

Sr. Stephansky. ¿Podría hacer un comentario, señor presidente?

Sr. Fraser.  Por supuesto.

Sr. Stephansky.  Yo enfocaría esta clase de situación – y creo que inevitablemente hay que hacerlo así – sobre una base de caso por caso.  Eventualmente podríamos derivar algunos principios generales a medida que progresemos caso por caso.  Admito que esta es una área muy sensible.

En este caso, hubo un candidato, el doctor Balaguer, quien claramente corría, por lo menos durante un período de tiempo, como el hombre del presidente Carter.  A propósito, una de las fotografías en este libro de fotos enseña al canciller dominicano, quien es un almirante, Ramón Emilio Jiménez Reyes, firmando – en presencia del secretario general de la OEA – la Declaración Interamericana de los Derechos Humanos.

Entonces para seguir, si de hecho en este caso el presidente de la República Dominicana corre como candidato con la aprobación del presidente Carter – tal como trataron de indicar de manera genial en este brochure -;  si antes de la publicación, hubo una firme declaración de Balaguer en presencia de Carter en cuanto a elecciones libres y la importancia de los derechos humanos, es sencillamente imposible concebir que el presidente Carter no hubiera hecho su declaración.  Repito, creo que su declaración es muy buena.  Creo que el presidente Carter no haría caso omiso de la clase de estrecha relación que fue establecida por el presidente Balaguer en este caso.  Ya que el presidente Balaguer estaba utilizando el manto del presidente Carter y de los Estados Unidos cuando le convenía, tenía que confrontar la posibilidad de que el presidente Carter le hiciera recordar su compromiso público de elecciones libres.

Por lo menos creo que esa clase de aclaración podría haber salido en las clases de audiencias que ustedes han conducido, y puedan realizar en el futuro.  Las audiencias en cuanto a las elecciones podrán servir un propósito muy útil.

Sr. Fraser.  Estamos en medio de otra votación.  Sin embargo, creo que sería apropiado dejar abierto este libro de registro, para cualquier material de apoyo que cualquiera de ustedes quisiera someter, u otras personas interesadas en el caso.  Tal vez quisiéramos pedir al departamento que someta testimonio.  Ya que desconocemos lo que será el desenlace final, es especialmente apropiado dejar abierto el libro (de constancia).

Yo quisiera agradecer a los dos por su comparecencia en el día de hoy; ha sido de mucha ayuda, y claramente establece la base para cualquier acontecimiento pueda ocurrir en las próximas semanas.  Muchas gracias.  Se levanta la sesión del sub-comité.

(A las 4:35 P.M. se levanta la sesión del sub-comité, para volver a reunirse sujeto a la convocatoria de la presidencia.)

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El 27 de mayo, cuatro días después de celebrada la audiencia,  Brzezinski  respondió la última carta de Fraser. “El presidente me ha pedido que responda a tu carta del 19 de mayo acerca de la situación electoral en la República Dominicana. Como ya tú sabes, él ha estado siguiendo los acontecimientos allí de manera muy estrecha, y le hemos comunicado al presidente Balaguer nuestra posición en varias ocasiones y de varias maneras diferentes…No existe incertidumbre para nadie en cuanto a la posición de los Estados Unidos en este asunto”. Con respecto a la recomendación de que se suspendiera la ayuda militar y venta de equipos  militares hasta que se aclare la situación, el consejero presidencial de seguridad afirmaba que “en efecto ya lo hemos hecho. La única solicitud de venta de equipos militares que está pendiente ha sido demorada hasta que se aclare la situación”.

A comienzos de junio, las presiones estaban dando sus frutos. Las tensiones parecían estar disminuyendo y el gobierno dominicano comenzaba a dar indicios más claros de su disposición a aceptar los resultados de los comicios.  El Departamento de Estado, mediante una correspondencia suscrita por el secretario adjunto para relaciones con el Congreso, Douglas J. Bennet, Jr., comunicó a Fraser acuse de recibo de copia de la carta de respuesta de Brzezinski ,  para informarle, además, su parecer de que desde la carta del legislador del día 19 de mayo al presidente Carter “la situación en la República Dominicana ha mejorado de manera significativa”. El tono era definitivamente distinto. “Los elementos de las Fuerzas Armadas dominicanas que interrumpieron el conteo de votos han cesado su intervención en el proceso electoral y la Junta Central Electoral independiente ha anunciado los resultados casi completos de las elecciones. La reacción del gobierno norteamericano en cuanto a la interrupción del conteo de votos, fue comunicada de manera muy clara”. Pero Bennet le explicaba que “en vista de la situación actual en la República Dominicana, el Departamento de Estado no cree que la suspensión de ayuda y ventas de equipos militares servirían los intereses de los Estados Unidos en este momento. Sin embargo, el Departamento comparte su creencia en cuanto a la importancia de la integridad del proceso electoral, y seguiremos observando de manera estrecha los acontecimientos” en ese país.

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