El pasado lunes 9 de junio, se publicó bajo este mismo título un artículo en el que se expuso el pesimismo y la desesperanza de un grupo de jóvenes universitarios respecto al panorama político en América Latina, en el marco de un debate en torno a las ideas expuestas por Mons. Fausto Ramón Mejía Vallejo en la cátedra inaugural del año académico 2023 -2024, en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, titulada El Valor de la Vida Política.
El artículo finalizó destacando la importancia de la reivindicación de los modelos políticos actuales a fin de recuperar la confianza de los jóvenes como actores principales en la transormación social de un país. El artículo de hoy está enfocado en reforzar los puntos de coincidencia con el expositor de la cátedra y señalar la familia y las instituciones educativas como responsables en la formación de los futuros gobernantes.
El primer punto de coincidencia es que hay suficientes motivos para la desesperanza, así lo señala Mejía cuando expresa: “los hechos que influyen más en el pesimismo son entre otras cosas (…) el descrédito de la política y los políticos, la desconfianza en la democracia”. El segundo punto de contacto es que este panorama puede ser tranformado desde la escuela. Al respecto el expositor expresa: “debe priorizarse la educación cívica y política en las escuelas y en la población”. El tercer punto de coincidencia es el rol de la familia. Al respecto, Mejía señala: “es en la familia donde se aprenden valores tales como: el amor, el respeto, el trabajo”.
En definitiva, desde la educación y las familias, a partir de una educación centrada en un sistema de valores sólidos se puede hacer mucho en favor de un cambio en los paradigmas políticos vigentes pues, como señala Mejía, “necesitamos nuevos paradigmas sociales y políticos , así como formas de pensamientos diferentes”.