Saliendo ya de la crisis sanitaria, que postró dos años la economía mundial, llegó la mala noticia de invasión de Rusia a Ucrania, detonante de un nuevo proceso inflacionario internacional por alza de precios de energía y materias primas, como se advertía. Por la inesperada guerra se ha prolongado la “época de vacas flacas” y no ha habido más remedio que “endurecer la política monetaria y corregir a la baja las proyecciones de crecimiento. El Banco Central cumple así su papel en la coyuntura. Sin embargo, todavía seremos la economía de mayor crecimiento en la región, según Banco Mundial. Manteniendo optimismo, pleguémonos a la situación con criterio austero. Gastar en lo imprescindible; no ser consumistas.

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