El motor de la economía dominicana es el Gobierno. El sector privado depende de él para funcionar y crecer. Sin la inversión pública y los negocios con el Estado, no habría crecimiento del PIB. Deploramos el endeudamiento público, pero la economía crece en gran parte porque el Gobierno toma préstamos para tener dinero para desenvolverse y así asegurar el dinamismo económico. Somos un país con un sector público muy poderoso y un sector privado débil, relativamente. Vencer nuestra profunda desigualdad exige fortalecer al sector privado. Que sea éste, no el público, el que cree más puestos de trabajo y pague los mejores salarios. Para eso, urgen políticas laborales y tributarias revolucionarias, mientras somos una sociedad eminentemente conservadora, renuente al cambio.

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