Chocante y paradójico fue ver a la Pepca allanar su propia casa, con la diferencia de que esta vez no se exhibió ninguna aparatosidad, ni cascos ni chalecos; tampoco la filtración anticipada a periodistas predilectos de las “pruebas” que sustentarían la acusación, ni cámaras acuciosas en las intervenciones. Y aunque se podría decir que el ejemplo comienza por casa, lo cual es encomiable en este caso, la pregunta es por qué precisamente ahora ¿O acaso nadie sospechaba siquiera que existía esa red que borraba antecedentes? ¿Tan invisible era esa quinta columna infiltrada en el mismísimo sistema judicial? En el permanente escrutinio al que está sometido el Ministerio Público, ya hay quienes ven en esta movida el inicio, o indicio, de un proceso que podría servir para justificar nuevos expedientes.