Ilona Oleksandrivna, presunta cónsul honoraria de Ucrania en el país, cayó simpática ante la opinión pública por sus lágrimas y por implorar al presidente Abinader que la recibiera para tratar la situación de los ucranianos varados y que estuvieron hospedados en hoteles. Pero con el paso de los días, lo que se comenta es que para las autoridades de turismo y los representantes del sector hotelero ha sido un incordio y que más que ayudar a resolver la situación de sus connacionales se convirtió en un estorbo, al punto de que la han afueriado. Dicen que las cosas han fluido mejor sin ella y que casi es persona “non grata” en algunos despachos. ¿Qué será lo que hizo tan mal?

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