La primavera, cuando detrás de cada noche viene una aurora sonriente” (Gibran), comenzó ayer en la víspera del Día Internacional de los Bosques que se celebra hoy, y que es la antesala del Día Mundial del Agua que es mañana martes.
Es una trilogía (primavera, bosques y agua) que invita a la reflexión en dos direcciones. Primera: sobre el rescate y reforestación de nuestros bosques, como la mejor apuesta de cara al futuro y para la supervivencia de la nación. Segunda: en la necesidad de crear conciencia de que el agua potable es un recurso siempre escaso del que hay que hacer un uso razonable en toda circunstancia.
Merece especial mención en este día del bosque lo que dijo la semana pasada a este diario Orlando Jorge Mera, ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales, de que en su gestión que comenzó hace 18 meses han sido sembrados 10 millones de árboles lo cual, asegura, ya impacta la cobertura forestal y las costas dominicanas.
Igual salutación para el programa Empleo Verde que implementa el Gobierno, dirigido a comunidades cercanas a las principales cuencas hidrográficas y a la creación de empleos.
En un mundo en el que el cambio climático adquiere un carácter cada vez más alarmante y dramático a causa de la deforestación y de la muerte lenta de los ríos por la extracción indiscriminada de agregados y de arena, es importante que en estos días se tome conciencia de que como ciudadanos tenemos derecho a exigir a las autoridades explicaciones sobre qué se hace cuando se violan las normas ambientales.
Los dominicanos estamos orgullosos de vivir en un país que se parece demasiado al paraíso, donde el invierno casi no existe y un paisaje de sol y playa nos acompaña y recibe a los visitantes.
La ecuación es muy simple: sin árboles no tendremos agua, sin ríos no tendremos árboles ni paisajes que agradecer, entonces se trata de que comencemos a cuidar los árboles y el agua, porque de eso depende el mundo que dejaremos a nuestros descendientes, que equivale a elegir la vida o un montón de páramos inhabitables.