El ataque en que David Ortiz resultó gravemente herido la semana pasada no podía ocurrir en peor momento, justo cuando la República Dominicana sufría el escarnio de competidores internacionales que se aprovecharon de fallecimientos de nueve turistas todos norteamericanos. El atentado contra el astro de las Grandes Ligas sería instrumentalizado para exagerar el serio déficit que confrontamos en el combate de la criminalidad.
Era pues más que necesario actuar con la calidad y rapidez debida para esclarecer toda esta nube que se levantaba sobre el cielo criollo, alrededor de la agresión contra David Ortiz.
El hecho dio pie a múltiples teorías y elucubraciones, que corrieron como río desbordado en esa sabana ilimitada que constituyen las redes sociales, donde cualquier vecino está en posibilidad de decir lo que fuese, sin ningún vínculo con la realidad.
Presentar los hechos que condujeron a la consumación de lo que vino a ser el atentado contra David Ortiz era de primera importancia, especialmente en una perspectiva creíble, una narrativa lógica que resista todo tipo de cuestionamiento.
Como siempre habrá interpretaciones, observaciones accesorias sobre aspectos que pudieran resultar contradictorios, pero en general, la historia acerca de lo que aconteció, contada por el Ministerio Público y la Policía Nacional, parece creíble. Y a fuerza de que se demuestre lo contrario, tendremos que aceptarla.
El ataque en que resultó herido David Ortiz estaba dirigido contra otra persona, han concluido las autoridades, lo que sugiere que el deportista es una víctima de las circunstancias, y esencialmente de la violencia que padecemos, que no podemos definitivamente ignorar.
Al margen de cualquier consideración, debe reconocerse el esfuerzo de las autoridades por tratar de esclarecer los hechos, en un tiempo razonable. Todavía hay tres personas involucradas, incluido el llamado autor intelectual, que deben ser capturadas, y con ellas podrían completarse los aspectos que ameriten mayores niveles de precisión.
Pero el país y el mundo exterior tienen una explicación de los hechos, y esta vez, concedemos un voto de confianza a las autoridades.