“Tú que en los labios siempre tuviste,/ fiero anatema para el traidor,/ que malograra la patria hermosa,/ por la que dieras vida y honor”.
Es una estrofa del himno a Francisco del Rosario Sánchez, escrito por Ramón Emilio Jiménez, con cuyas letras se vindica al glorioso varón, ilustre amante de la libertad que juró morir de hambre antes que siervo comer un pan, a quien evocamos hoy 9 de marzo en el 205 aniversario de su natalicio.

Merecido es todo reconocimiento que se le haga en esta fecha a un auténtico Padre de la Patria, junto a Duarte y Mella y que podamos elevar en su memoria, como en las letras del himno en su honor, cantos de amor, porque “ningún soldado fue más glorioso,/ nadie ha luchado con más valor”.

Tiene más significación este día del natalicio de Sánchez porque con esta fecha culmina el Mes de la Patria, que comenzó el 26 de enero en recuerdo de Duarte, siguió el 25 de febrero, día de Mella e incluyó el 27 de febrero, Día de la Bandera y de la Independencia Nacional.

Pero es opacar el significado circunscribirlo a un mes o a 36 días para así llegar hasta el aniversario de Sánchez, sino que debe ser algo de todos los días, todos los meses, todo el año; es más, de la vida entera, porque siempre se ha dicho, y con razón, que el que no ama y respeta a su patria no sabría amar nada.

Recordar a Sánchez hoy 9 de marzo, es hacer que no se pierda el interés por resaltar ese amor a la patria, a sus figuras señeras y a los símbolos que identifican la dominicanidad en un mundo globalizado que tiende a borrar la memoria histórica de los pueblos.

Es rescatar y dar perdurabilidad en el tiempo a nuestro presente edificado sobre las luchas de nuestros héroes, es recuperar la esencia dominicana, incluidas las costumbres y tradiciones, una misión permanente para que nuestro pueblo nunca se olvide de sus orígenes y para que jamás le sea enajenada su idiosincrasia.

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