Hay que convenir en algo, a propósito de un reportaje publicado ayer por elCaribe con el título “Dirigencia ‘sindical’ es inamovible y se recicla”, y es que resulta una práctica común en organizaciones políticas, gremiales, empresariales, profesionales, deportivas y de otro tipo, que los dirigentes son eternos.
Nunca deponen las armas ni se convierten en fuentes en las que las generaciones de relevo puedan ir a abrevar de su experiencia, pues al parecer ser “dirigente” se asume como una rentable profesión.
Eso es así, pero se hace necesario aclarar que a ninguno de los dirigentes de diversas áreas que se mencionan, se les cuestiona su honor ni su ética personal, ni siquiera se sugiere alguna crítica.
Con historias de este tipo, y es su único propósito, la intención es develar que son líderes gremiales y sindicales que se han mantenido inamovibles, algunos durante décadas, como si en sus documentos de identidad dijera “Profesión: dirigente”, y aquellos que por alguna razón se repliegan se mantienen gravitando.
Incluso, en las menciones que de ellos se hace, se obvia una condición que les es propia, la de haberse convertido en burócratas, que a decir de Max Weber son enemigos y el mayor problema que encuentran las sociedades democráticas para su funcionamiento y para el control de la ejecución de las leyes.
Tocqueville es más lapidario, dice que los burócratas lo castran todo, los define como hombrecillos que se aferran a sus puestos y solo se esfuerzan por conseguir otros mejores.
La ponderación del rol histórico de estas figuras del mundillo gremial y sindical dominicano, algo que también hemos hecho con miembros de la llamada sociedad civil, pretende dejar sentado que pululan y que por siempre están ahí y son reconocidos como tales y hasta alcanzan cierta nombradía.
Es una realidad; no hay maldad ni trasfondo, pero es irrebatible el señalamiento de que son los mismos dirigentes, atornillados en sus cargos, algunos ya envejecidos que datan de los años 70 y 80 del siglo pasado, que talvez si fueran como los buenos vinos nos darían la esperanza de algo mejor.